• Su pequeña temporada hizo coincidir en ‘Escribir con el cuerpo’, bailarines de muy alto nivel técnico, con una estructura, limpia y renovada con el gesto y su percepción, vinculados todos en un hilo conductor con la literatura
CIUDAD
DE MÉXICO. Víctor Manuel Ruíz Becerra,
director artístico de Delfos Danza Contemporánea, ha logrado junto con
Claudia Lavista, cofundadora de la compañía, el equilibrio necesario para poder
desarrollar una vasta producción coreográfica de vigencia intemporal y con
múltiples vasos comunicantes.
Su pequeña temporada en el Teatro
de la Danza del 30 de septiembre al 3 de octubre hizo
coincidir en Escribir
con el cuerpo, bailarines de muy alto nivel técnico, con una
estructura, limpia y renovada con el gesto y su percepción, vinculados todos en
un hilo conductor con la literatura.
Este hipertexto, suerte de
retrospectiva de solos y duetos, creados en diversos momentos de la compañía,
se figuran como emblemáticos para reconocer con sorpresa que de forma aislada
no poseían tanta fuerza.
Y ese todo se potencializa. Se
trata de un programa
perfecto para entender cómo el arte se interrelaciona y
haciéndolo adquiere un valor estético agregado.
Los bailarines, co-creadores que,
con un nivel de entrenamiento altísimo, dominaron el foro, encontrando en ese
espacio donde sólo con madurez y destreza el tiempo parece volar.
Con toda la técnica en sus
cuerpos, los bailarines no interpretaron, como una buena parte de sus colegas
un fetiche
de frases una y otra vez machacadas en sesiones de
entrenamiento. Al contrario, para cada obra había su propia calidad gestual y
ejes dramáticos.
Por ello, fue posible tener las referencias
exactas a Yukio Mishima –interpretación magistral de
Johnny Millán–, Jaime Sabines, Gilberto Owen y William Shakespeare, en un orden
natural y orgánico.
Si así es la literatura cuando se
une a la danza, si los cuerpos se mueven por senderos extraordinarios a manera
de visiones evocativas de la esencia de las palabras, todos los autores en los
que se inspiró Ruíz, estarían felices de saberse tan bien entendidos.
Desde hace un tiempo, Víctor
Manuel Ruíz viene empujando por nuevos derroteros y atrevimientos.
Se mantiene en la vanguardia de la creación artística, que enamora bailarines y
convence a legos hacia la danza contemporánea.
Escribir con el cuerpo, merecería mayor suerte que cuatro funciones empalmadas
con otras agrupaciones, lo suyo está en la escala de los territorios de la
primera fuerza mundial. Es una lástima que las autoridades, además de traerlos
desde Mazatlán –donde radican– en condiciones un tanto precarias, no asistieran
a ver lo que programaron, es un hito en el arte escénico de México.