En el ojo del huracán.
En privado
Dionicio Lara
Ni me cabe la menor duda de que, palada tras palada y de manera grotesca, con cada una de esas obras y acciones negativas que realizan, son los entes políticos quienes cavan las tumbas de sus propios partidos.
Es por esa razón que el pueblo, --siempre esperanzado por un futuro mejor--, voltea hacia todos lados buscando encontrar respuestas en otros partidos políticos. Y eso muy bien lo podemos constatar desde tiempos lejanos, de cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI), dejó su ancestral hegemonía para convertirse en perdedor.
Fue cuando el pueblo, en su afán de encontrar ese eslabón perdido, empezó a buscar otras opciones. Y las buscó primero en el Partido Acción Nacional (PAN). Después lo hizo cuando se fundó el Partido de la Revolución Democrática (PRD). E incluso, puñado a puñado y quizás para probar suerte se llegó a cobijar en el Partido del Trabajo (PT), en el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), y en Movimiento Ciudadano.
Ya después, como era de esperarse, esa gran mayoría del pueblo voltearía su mirada al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), que después supimos, fue un partido que llegó para quedarse.
Sin embargo, aquí hay que recordar y reconocer que si bien es cierto tras la fundación el 5 de mayo de 1989 del PRD sus fundadores fueron: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Porfirio Muñoz Ledo, el hombre más fuerte siempre lo fue Andrés Manuel López obrador, que pasado el tiempo llegó a ser dirigente de ese partido y candidato presidencial. Pero finalmente optó por abandonar el PRD y fundar su propio partido, que hasta hoy es Morena.
Fue justamente el 10 de septiembre de 2012 cuando el entonces ex candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador confirmó su separación del Movimiento Progresista, coalición conformada por el PRD, PT y Movimiento Ciudadano, con el objetivo de trabajar en la formación de una nueva agrupación política de izquierda basada nada menos que en Morena.
Se recuerda que tras su salida del Partido de la Revolución Democrática, en el que militó durante 23 años, AMLO habría dicho: “en esta nueva etapa de mi vida, voy a dedicar toda mi imaginación y trabajo a la causa de la transformación de México; lo haré desde el espacio que representa Morena, por esta razón me separaré de los partidos del Movimiento Progresista”. Incluso sostuvo que dio lo mejor de sí al PRD por lo que “está a mano y en paz” con ese instituto político.
El caso es que, para no salirme del tema, diré que son ellos, los entes políticos con sus obras y acciones, quienes, ya después de un proceso electoral elevan a grandes alturas a su partido, o lo tornan vulnerable.
Entonces, derivado de ello, aquellos partidos que antes hacían gala de gran poder y fortaleza, como son el PAN y el PRI, están obligados a renovarse o morir.
Y es que pese a lo que puedan opinar mis detractores, fueron muchos los errores y desaciertos que cometieron, donde sobresalen cuestionamientos y señalamientos por corrupción e impunidad, que hoy los obliga a colocarse en el ojo del huracán.
Y no es para menos cuando saben que en estos momentos navegan en medio de una tempestad, desde donde con grandes riesgos y dificultades libran una cruenta batalla en contra un monstruo de mil cabezas llamado Morena, a quien por cierto y erróneamente el dirigente nacional Alejandro Moreno califica como: “un ave de paso”.
Y digo erróneamente porque no deben olvidar que jamás serán los golpes de afuera los que lesionen al partido en el poder. Sino todo lo contrario. Siempre, para que el partido en el poder se debilite, los golpes vendrán del interior del partido de que se trate. Es decir serán los propios militantes, operadores políticos, o quienes desempeñan una función pública, los que por alguna razón se molesten y allí dará inicio la desbandada.
Y al menos por el momento, se ve muy lejos la posibilidad de que partidos como el PRI, desde la incómoda oposición donde ahora se encuentra, puedan rescatar la confianza y la credibilidad de la gente y recuperar espacios perdidos.
Porque difícilmente podrán subsanar viejas heridas causadas por la deshonestidad, la inmoralidad y la perversidad, como tampoco limpiar deshonras, abusos y pillajes, cuyos escombros aún no termina de barrer Morena.
Y es que, pese a lo que digan sus defensores de oficio, jamás hicieron suyos los problemas del pueblo: su crisis económica, sus enfermedades, su falta de trabajo, su marginación, su frio, su dolor, su hambre, su miedo.
Luego entonces toda acción tiene una reacción. Cuestión de tiempo.
SUMARIO
Gran chasco se llevaron, sin duda, los escasos, muy escasos detractores de Milena Quiroga Romero, después de que se enteraron que jamás, jamás en la mente de la hoy presidenta municipal de La Paz estuvo el nombre de Esthela Ponce Beltrán para que esta dama ocupara algún cargo dentro del organigrama oficial del Ayuntamiento paceño como auguraban muchos. Y por supuesto que tampoco fue tomada en cuenta en la estructura estatal que ahora encabeza Víctor Manuel Castro Cosío como jefe del ejecutivo. Borrego que también se soltó en aquellos tiempos de campaña. Entonces no cabe duda que fueron muchas, muchas ganas de joder y seguir dando patadas de ahogado. Claro, de parte de los detractores del profe Víctor, que afortunadamente para él no son muchos… De acuerdo al sentir y según la opinión de las mayorías, mientras los partidos políticos PRI PAN, no renueven sus cuadros, será estéril toda lucha que emprendan por rescatar algo de lo perdido…
¡Saludos Palomilla! Es el saludo al estilo bullanguero de Marco Puppo desde su curul en el Congreso de la Unión, elemento de gran valía que sin duda sigue convertido en un peso pesado dentro de la política sudcaliforniana y a quien enviamos un afectuoso saludo desde acá… Sin duda muy apretada la agenda de trabajo del nuevo jefe de prensa del estado. Pero ya tendrá tiempo para atenderme. Además, la paciencia la adopto como una virtud… Salud compa.