Autoridades de California impusieron más restricciones ante el derrame de crudo ocurrido en las costas cercanas.
Funcionarios impusieron el martes nuevas restricciones en playas del sur de California debido a un enorme derrame de petróleo, mientras surgen preguntas sobre la celeridad con la que el incidente fue informado a la Guardia Costera y otras autoridades.
Varios letreros fueron colocados en la famosa localidad de Huntington Beach en los que se indica que la playa está abierta, pero que el océano y la orilla están cerrados. En un día ordinario, se ve a surfistas montando las olas, pero no era así hoy. La playa estatal Huntington todavía huele a petróleo, aunque ya no tanto como el domingo.
En otras partes, funcionarios del condado Orange cerraron el puerto y la playa de Dana Point a los niños pequeños. Estos cierres se suman a los de otras playas en Dana Point y los de todas las playas de Laguna Beach.
Las restricciones fueron anunciadas un día después de que los reportes sobre el derrame petrolero revisados por The Associated Press plantearan dudas sobre la respuesta de la Guardia Costera, y sobre la rapidez con la que Amplify Energy, la compañía que opera tres plataformas marítimas y un oleoducto, reconoció que tenía un problema y avisó a las autoridades.
La Guardia Costera recibió el primer aviso sobre un posible derrame de petróleo más de 12 horas antes de que la compañía informara sobre una fuerte fuga en su oleoducto y se emprendieran las acciones de limpieza, según los expedientes.
Dos llamadas iniciales sobre el derrame fueron recibidas en el Centro Nacional de Respuesta, que incluye a la Guardia Costera y avisa a otras agencias relacionadas con desastres para que actúen de inmediato.
La primera provino de un barco anclado que avisó sobre un brillo en el agua. La segunda provino seis horas después de una agencia federal que señaló que se había detectado una posible mancha de aceite mediante imágenes satelitales, según informes de la Oficina de Servicios de Emergencia de California.
El derrame arrojó hasta 572.807 litros (126.000 galones) de crudo pesado al océano frente a Huntington Beach, y luego fue arrastrado a kilómetros de playas y a una marisma protegida. Las playas podrían permanecer cerradas durante semanas o más, lo que supondría un duro golpe para la economía local. Las pesquerías costeras de la zona están cerradas a la pesca comercial y recreativa.