El escritor nicaragüense, Sergio Ramírez, convierte a su novela 'Tongolele no sabía bailar' en un campo de enfrentamiento ideológico con humor
MÉXICO.
Antiguo guerrillero, expolicía e investigador privado, Dolores Morales regresa como “un hombre más viejo, con un impedimento físico que le pesa cada vez más, lleno de decepciones y enfrentado a la enfermedad de su amante”.
El detective que protagoniza la reciente saga del escritor nicaragüense Sergio Ramírez, Premio Cervantes 2017, entra con la novela Tongolele no sabía bailar (Alfaguara) en el escenario político contemporáneo del país centroamericano.
Tras la publicación de El cielo llora por mí (2008) y Ya nadie llora por mí (2017), el narrador ubica al inspector, al que considera su alter ego, diez años después de su pasada aventura y ahora vuelve de su exilio a una nación corrupta y sin libertades.
El también político y abogado explica que Morales está atrapado, en esta tercera entrega, en situaciones que no tienen solución. “Tras su destierro forzoso, las redes de poder lo tiene
Quien participó en la Revolución Sandinista en los años 70 y fue vicepresidente de su país, bajo el mandato de Daniel Ortega, de 1985 a 1990, define a Tongolele no sabía bailar como un campo de enfrentamiento de los viejos guerrilleros.
La trama incorpora al hombre con este apodo, “le dicen así porque tiene un mechón blanco en el pelo, parecido al de la bailarina, con quien no tiene nada qué ver”, quien mandó a Morales al exilio.
El cuentista y ensayista, premio Carlos Fuentes 2014, coloca a su detective al lado de los jóvenes y recrea las marchas de protesta de 2018 contra el gobierno autoritario.