• El escritor y dibujante comenta que se dará como regalo por sus 50 años la confección de una novela gráfica futurista
CIUDAD DE MÉXICO. “Mi primer gran amor literario fue la ciencia
ficción”, afirma sin dudar el escritor y dibujante Bernardo Fernández, Bef. “Incluso, el próximo
año cumplo 50 y me quiero regalar una novela de ciencia ficción y una novela
gráfica de ciencia ficción, porque he publicado muchas novelas gráficas, pero
no de ciencia ficción. Quiero regresar al género, darme ese gusto y ese juego
imaginativo”.
El también cuentista e historietista comenta, en entrevista con Excélsior, que en 2022 planea terminar
la primera novela de una trilogía de ciencia ficción. “Tengo 60 páginas de una
saga cósmica sobre el destino de la humanidad en el espacio profundo. Esto no
quiere decir que no disfrute escribir novela policiaca”.
Confiesa que imagina a la novela policiaca y a la de ciencia ficción
como dos hermanas. “La hermana mayor, la que ha adquirido reconocimiento y
popularidad, la formalita, medio fresona, guapa, que usa traje sastre porque
estudió Derecho, o algo así, es la policiaca. Y la ciencia ficción es como la
hermana menor, punk, desgreñada, con un mechón azul, un bote industrial,
vestida de negro y que está estudiando Cine o Filosofía”, detalla.
Es como si fueran mis vecinas de adolescente.
La que me hace caso siempre es la hermana mayor, pero a mí me gusta la menor.
Sería mejor idea casarse con la mayor; pero siempre volteo a ver a la menor,
pero ella no me hace mucho caso”, agrega.
Bef hace esta reflexión a propósito de la reedición de su primera
novela Gel azul (FCE), que apostó por la ciencia ficción
“cuando era mal vista en México”, publicada en 2007 por el sello español
independiente Ediciones El Parnaso y ganadora del premio Ignotus de ese año, a
la mejor novela extranjera.
La empecé a escribir en 1998 o 1999 y la
terminé en 2001; fue una gestación complicada. Fue mi primera novela. Le tengo
un cariño especial, porque con ella aprendí a escribir este género. Ahora puedo
ver en ella mi transición del cuentista que era al novelista, puedo ver entre
líneas la curva de ese aprendizaje. Así que, más de 20 años después, vuelvo a
la hermana menor”, añade.
El narrador confiesa que estaba “muy enojado” cuando hizo Gel
azul. “Es un libro furioso. A la distancia, creo que es mi título más
oscuro, más desencantado, más cruel. Si comparo al detective Crajales de esta
novela con el investigador Járcor de mi última obra policiaca, Esta
bestia que habitamos, puedo decir que el primero es amargo, oscuro, muy
violento, y el segundo es desparpajado y hasta luminoso. Tuve la gran fortuna
de tener una transición de lo oscuro a lo luminoso”.
Ante la pregunta de a qué cree que se deba esta transformación como
escritor, responde que “indudablemente a que soy papá. La paternidad me
reconectó con todo lo luminoso y lo trascendente. Me hizo entender que este
mundo es muy duro, muy jodido y cruel, pero la conexión con lo amoroso, en
cualquiera de sus manifestaciones, salva y da sentido”.
El también diseñador gráfico se siente orgulloso de la realidad virtual
que imaginó en Gel azul, cuando “la internet era sólo interfaces de
texto, no había imágenes ni música, las fotos tardaban tres horas en bajar y no
existían los celulares”, aclara.
La propuesta sigue vigente: nuestra compleja
relación con la tecnología y cómo nos afecta permanece intacta. En la novela,
la gente se busca aún en la sección amarilla, cosas hoy risibles; pero, a pesar
de que los referentes tecnológicos no son precisos, la metáfora sigue ahí, lo
que me interesaba contar, cómo este mundo digital iba a separar a la población
marginal de la pudiente.
Me falló el hecho de que las clases marginales
no iban a tener acceso a la tecnología y resulta que sí lo tuvieron; ahora, más
del 80 por ciento de los mexicanos tiene celular, pero sigue en la pobreza. El
mundo de Gel azul me parece un espejo distorsionado, pero
bastante similar al mundo que vivimos hoy”.
El autor de libros infantiles adelanta que, tras la reedición de Gel
azul, el plan es que la novela El estruendo del silencio, que
se publicó junto con ésta, se lance ahora también como una novela suelta, “pues
era una continuación del primer mundo, pero proyectado hacia el futuro”,
concluye.