Las responsabilidades
Muy buenos días estimable lector gracias, mucha gracias por continuar prefiriendo este su periódico El Independiente.
Inicio esta columna comentando a Usted; actualmente resulta de la mayor importancia afirmar que los asuntos de justicia, seguridad y derechos humanos no pueden verse o plantearse de manera inconexa. Es imprescindible armonizar las premisas de la prevención del delito, la lucha contra la delincuencia, la impartición de justicia, la readaptación social del delincuente y el respeto a los Derechos Humanos.
En estas materias, la concepción debe ser integral, si se presentan fallas, deficiencias o insuficiencias en algún espacio de las responsabilidades del poder público, ello repercutiría en los demás por tal razón, es necesario identificar con cuidado los problemas y la ramificación de sus consecuencias, para que las soluciones obedezcan a un enfoque integral. Por ello, el partido del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) se deberá preocupar porque sus militantes que forman parte de los órganos legislativos en toda la República Mexicana, promuevan iniciativas para lograr una nueva concepción de la persecución del delito, un nuevo sistema de enjuiciamiento penal y la defensa de los Derechos Humanos.
Ahora bien: la faceta de la delincuencia constituye una amenaza grave para el Estado porque genera y mantiene condiciones de intranquilidad y alteración de la paz pública, afectando el desarrollo de las actividades sociales de toda índole; se trata de un reto a la legitima constitución de un orden jurídico para la convivencia. El actual clima de violencia delictiva obedece en buena parte al impacto del narcotráfico. Su operación se desdobla en una cadena de acciones en el que cada eslabón corroe el ámbito social en que se produce, su detonante crecimiento y la formación de carteles que se pretenden repartir el territorio nacional y en supuestas regiones donde operan con exclusividad y el alto nivel de organización y corrupción que han adquirido lo hace ampliamente letal.
El narcotráfico se ha convertido en un factor desestabilizador de la seguridad nacional por su capacidad erosionante de la sociedad y de las instituciones públicas, y no solamente de las corporaciones encargadas de combatirlo. Bajo este contexto: México hace muchos años dejo de ser un País en el cual la droga transitaba hacia otros países de consumo, ahora tenemos que reconocer que en México el consumo ha encontrado adictos en sectores frágiles, sobre todo en lo que más nos duele, como en nuestra juventud e incluso infantes.
Concluyo: a las mexicanas y los mexicanos, actualmente les preocupan las expresiones que en el extranjero se han manifestado respecto de la seguridad que prevalece en el País, porque desalientan la inversión productiva y la generación de empleos.