• “La obra de Carlos Fuentes es patrimonio americano que excede a México y, a su vez, lo encarna”, aseveró ayer la escritora
CIUDAD DE MÉXICO. “La obra de Carlos Fuentes es patrimonio americano
que excede a México y, a su vez, lo encarna”, aseveró ayer Diamela Eltit (Chile, 1949), luego de
recibir el Premio Internacional
Carlos Fuentes a la Creación Literaria en el Idioma Español 2020, en una
ceremonia emotiva y con un aforo limitado en el Palacio de Bellas Artes.
Fuentes, agregó Eltit, “consiguió elaborar una producción literaria extensa, elocuente,
dotada de una indudable densidad narrativa, junto a la producción de
ensayos literarios que permitieron ampliar el horizonte analítico del
continente”.
Personalmente, abundó, “vuelvo una y otra vez a Aura, porque
esa novela contiene el encuentro entre poética e historia, construye una
atmósfera gótica, confusa e hipercreativa. Sigo leyendo Aura, la
sigo enseñando, la sigo ampliando y descubriendo.
Aura es una de las
novelas más citadas de Fuentes, que pertenece a la orilla que ha buscado
transgredir la normativa de la razón y de la ciencia, apelando la historia para
proteger su propia historia, que perfora y desmantela el tiempo y, de esa
manera, desestabiliza las lógicas racionalistas y altera la normalidad de su
propio relato”, expresó.
Y agregó: “Aura es la novela de la penumbra o una novela en
penumbras o es la penumbra de la novela. Es todo y más; es la novela del
doblaje, del deseo, de la vejez y la esterilidad que promueve el deseo y la
penumbra como armas poderosas e inalienables del exceso en el que destella el
sujeto femenino”. Eltit también recordó 1990, cuando luego de 17 años de
enfrentar la dictadura chilena de Augusto Pinochet, se exilió en la Ciudad de México.
En el D.F., entre 1990 y 1994, se
desencadenaron experiencias fascinantes. Cada día se abría uno y otro referente
cultural, paisajes sociales, el despliegue de lenguas originarias, la extraordinaria
creatividad artesanal”.
Y abundó: “Mi estadía de esos años fue y sigue siendo una de las épocas
más privilegiadas y liberadoras que he podido experimentar. Me volví, en una
molécula de mí, mexicana. Todavía lo soy”.
Y recordó a quienes la cobijaron, como Galo Gómez, Margo Glantz, Marta
Lamas, Elena Poniatowska, Julio Ortega “y las conversaciones
extraordinariamente desafiantes entre Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco”.
Diamela Eltit se convirtió ayer en la segunda mujer en recibir el galardón en su historia, luego de
la argentina Luisa Valenzuela, que consiste en un diploma, una obra escultórica
diseñada por el recientemente fallecido Vicente Rojo y 125 mil dólares
estadunidenses.