• Advierte el titular del INE que hay riesgo de volver al pasado autoritario. Plantea que cualquier modificación legislativa sea sin revanchismos.
Ciudad de México. Tras el anuncio
presidencial de promover una reforma electoral que incluya la remoción de los
magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y los
consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), el presidente de este
último, Lorenzo Córdova, sostuvo que “no es un buen augurio modificar la
legislación electoral en un contexto de incesantes ataques y descalificaciones
a quien no piensa igual que uno, o incluso a la autoridad electoral”.
Durante su
participación en el foro de evaluación sobre el monitoreo de noticiarios en las
campañas políticas, aseveró que frente a una eventual reforma que se está
auspiciando por diversos actores a partir de la elección pasada, consideró
pertinente “no olvidar que la ruta de la democracia tiene dos vías; una, que
avanza hacia su consolidación y otra que es regresiva y que podría
eventualmente hacernos volver a un pasado autoritario”.
Córdova mencionó
que las experiencias internacionales en las últimas décadas revelan que la
construcción de la democracia es un proceso que involucra mucho tiempo, pero
“es posible que se desmonte”.
Después de
reivindicar la realización de sucesivas reformas anteriores, en particular la
de 2007-2008, que introdujo el nuevo modelo de comunicación política, agregó que
es necesario no perder de vista “los desafíos que conlleva ahí una reforma
electoral en un contexto dominado por la intolerancia y la polarización”.
Si la democracia
es una obra colectiva, “a todos nos corresponde también defenderla y cuidarla,
porque las instituciones no se defienden solas”. En este contexto, reivindicó
el sesgo virtuoso que tuvo la incorporación del modelo de comunicación política
que ha permitido la realización de campañas políticas en mejores condiciones de
equidad para los partidos políticos, al generar el acceso, en tiempos
oficiales, a espots en radio y televisión.
Subrayó la
necesidad de que, en la eventual reforma electoral que se produzca, se promueva
un debate informado sobre la realidad actual del sistema electoral, con la finalidad
de que las modificaciones que se introduzcan sean “con altura de miras, sin
revanchismos, para que el pluralismo, la representación, la diversidad, la
inclusión y el poder regulado, conquistas de nuestra transición a la
democracia, sean vistas y asimiladas, asumidas como virtudes y no como
debilidades de nuestra convivencia política”.