• La novelista y ensayista obtuvo ayer el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2021, por “la profundidad de su escritura única”
CIUDAD DE MÉXICO. “Escribir es un espacio de libertad y eso es la
plenitud. Me ha permitido salir de la vida cotidiana para ingresar al
territorio de la creatividad. Nadie me debe nada; yo le debo mucho a la
literatura”, afirma la narradora chilena Diamela Eltit (1949).
La novelista y ensayista se alzó ayer con el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2021, dotado
con 150 mil dólares, que este año llega a su trigésima primera edición y le
será entregado el próximo 27 de noviembre durante la inauguración de la Feria Internacional del Libro de
Guadalajara.
En rueda de prensa, tras anunciar el fallo del galardón más importante
que entrega la FIL Guadalajara, la escritora rechazó que este reconocimiento
sea una especie de compensación hacia el género femenino.
Sería un poco injusto para las mujeres decir
que somos compensadas. Preferiría ingresar al territorio de la letra. Nunca me
he sentido herida por nada literario. No necesito compensaciones de ningún
tipo. Ha sido ya un largo camino literario”, aclaró desde Santiago de Chile.
Es una noticia asombrosa, inesperada,
emocionante. Yo estaba en México en 1991, cuando se otorgó el primer premio,
entonces llamado Juan Rulfo, a Nicanor Parra (chileno); y me llamaron para que
lo contactara. Relaciono las dos situaciones en un hilo narrativo personal.
Creo que ahora se produjo una especie de paridad. Pienso que se unió poesía y
narrativa y hay una equidad entre hombres y mujeres. Ése debería ser el futuro
horizonte literario”, agrega.
Quien es considerada una de las voces
femeninas críticas más importantes de Latinoamérica añade que, al
saber que premiaban su trayectoria, “me hubiera gustado mucho hablar con la
niña que fui en algún momento. Lo que nos mueve a quienes escribimos es algo
poco capturable: el deseo”.
Según el acta del jurado, Eltit recibirá el FIL de Literatura por “la
profundidad de su escritura única, que renueva la reflexión sobre la
literatura, el lenguaje y el poder en el cambio de siglo. Una voz trenzada con
los cuestionamientos más urgentes de la época contemporánea, en tiempos de
pandemia, migraciones, depredación y devastación ambientales”.
El fallo por unanimidad la reconoció “por una trayectoria que trasciende
las convenciones literarias para dialogar con la visualidad, la crítica, el
feminismo, el psicoanálisis y las teorías contemporáneas posthumanistas”.
Este año, informó Raúl Padilla, presidente de la feria, se recibieron 71
propuestas de 17 países, que representaron a 57 escritores y siete idiomas:
catalán, español, francés, italiano, rumano, portugués y gallego.
La graduada en Letras en las universidades de Chile y Católica, que
obtuvo en abril pasado el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación
Literaria en el Idioma Español, reconoce que, en cuanto a temática, le
interesan aquellos espacios que están más obturados por las hegemonías.
No porque yo lo decida, sino porque son los
lugares que me invaden; no sé si me habitan, pero son los sitios en los que no
puedo dejar de pensar. La literatura tiene algo intempestivo y de pronto
aparecen espacios, sujetos, dilemas que nunca había pensado abordar. Pero estoy
abierta a la sorpresa literaria y a permitir que esa literatura que he
transitado ya por muchas décadas haga su papel, que transcurra sin represión o
límite”, indica.
Quien ha sido profesora visitante en las universidades de Berkeley, Columbia, Stanford, Johns Hopkins,
Virginia, Pittsburgh y Nueva York destaca que la literatura siempre
ha sido crucial en tiempos adversos.
El gran trabajo de la literatura es al
interior de ella misma. La enfermedad, el hambre, la violencia, la no
identidad, forman parte del álbum, el estante, la biblioteca literaria, y nunca
ha dejado de sonar; busca resistir los embates del tiempo”, señala.
La autora de unos 25 títulos, quien publicó en 1980 su primer libro de
ensayos, Una milla de cruces sobre el pavimento, y tres años
después su novela Lumpérica, adelanta que trabaja en una novela en
la que explorará la noche como espacio, a propósito de los actuales tiempos
oscuros.
El texto es un desafío, por lo tanto es un
terreno de incertidumbre, de inseguridad, de duda, de muchas preguntas”,
concluye.