• El exdiplomático señaló que urge transparentar los mecanismos de selección de los agregados culturales
CIUDAD DE MÉXICO. Luego de la polémica generada por el papel de los agregados culturales en el extranjero,
Edgardo Bermejo Mora, diplomático cultural, escritor, historiador y periodista,
consideró necesario dejar atrás ese episodio y enfocarse en lo central, ya que
la diplomacia cultural juega un papel muy relevante, y por ello son necesarias
las reglas y criterios.
Hemos desperdiciado la oportunidad de regular,
de transparentar los mecanismos de selección de los agregados culturales”.
destacó.
En entrevista con Pascal Beltrán del Río para Imagen Radio, Bermejo Mora, quien
fuera agregado cultural de México en la República Popular China desde 2002
hasta 2008, indicó que es necesario “diseñar un perfil de quiénes son, cómo
deben ser esos agentes culturales que representan a los mexicanos fuera de
nuestras fronteras, qué características deben de tener, cómo debe regularse su
presencia, cómo debe evaluarse su trabajo y cómo debe cancelarse un contrato a
partir de los criterios reguladores”, dijo.
Para Bermejo Mora, quien se desempeñó como director de Asuntos
Internacionales de Conaculta, es necesario que los agregados culturales
entiendan que su desempeño profesional es público y, por ende, sus
declaraciones deben estar en sintonía con los principios de la política exterior mexicana.
Lo que propuse fue una suerte de decálogo de
cuáles son los puntos que deben comprender tanto el desempeño como las
características de un agregado cultural, aseguró.
Una de ellas, resaltó, “es que el agregado cultural debe entender
que sus actividades culturales son públicas y representan, aparentemente, al
gobierno. Por lo tanto todo aquello que diga debe estar alineado con los
planteamientos de la política exterior mexicana”, indicó.
Señaló que el “cambio radical” que ha tenido durante los últimos 20 años
la diplomacia cultural, “hoy se entiende que la diplomacia cultural es un
instrumento que contribuye a que un país tenga mayor influencia, se entiende
que la cultura es un elemento
fundamental para el desarrollo económico”, por ello, “un
diplomático cultural del siglo XXI tiene que ser fundamentalmente un gran
gestor cultura”, sentenció.