El ascenso de la variante delta del coronavirus ha planteado nuevas preguntas acerca de la manera en que las personas vacunadas pueden seguir seguras y evitar infecciones posvacunación. Les pedimos consejos a los expertos.
Para los vacunados, se suponía que iba a ser un verano de socialización y diversión sin preocupaciones. Sin embargo, el aumento de la variante delta, altamente infecciosa, arruinó esos planes.
Aunque las vacunas siguen protegiendo de manera notable contra la COVID, en especial contra la enfermedad grave, los titulares sobre las infecciones continuas y las nuevas recomendaciones de que las personas vacunadas usen cubrebocas a veces han hecho que mucha gente se sienta confundida y preocupada.
A pesar de que las nuevas investigaciones demuestran que las personas vacunadas pueden infectarse y ser portadoras de altos niveles del coronavirus, es importante recordar que esos casos son poco comunes, y que son sobre todo las personas no vacunadas quienes se infectan y propagan el virus.
Si estás vacunado, has hecho lo más importante para ti, tu familia y amigos, y para mantener a todos a salvo”, dijo Gregg Gonsalves, profesor adjunto de Epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale. “Hay mucha más libertad para las personas que se vacunan, pero la idea de que todo es igual que en el verano de 2019 no es cierta”.
Mientras haya un gran número de personas sin vacunar, las personas vacunadas estarán expuestas a la variante delta. Los padres tienen la preocupación añadida de que los niños menores de 12 años probablemente no podrán vacunarse hasta bien entrado el otoño. Por eso todas las personas vacunadas deberían tener en cuenta una lista de comprobación de seguridad para ayudar a minimizar el riesgo de infectarse y transmitir el virus a otras personas.
Hemos planteado a los expertos diez preguntas sobre cómo las personas vacunadas deben ajustar su vida y comportamientos durante la oleada de la variante delta. A continuación sus respuestas.
Ninguna vacuna ofrece una protección al cien por ciento. Piensa que los anticuerpos de las vacunas son como un muro costero diseñado para proteger a una ciudad de una marejada, dice <a rel="nofollow">Erin Bromage</a>, inmunólogo comparativo y profesor de Biología en la Universidad de Massachusetts, Dartmouth. La mayoría de las veces, el muro resiste el embate de las olas, pero un huracán puede ser lo suficientemente fuerte como para permitir que pase algo de agua. En comparación con las formas anteriores del virus, la variante delta es como un huracán viral; es mucho más infecciosa y supone un mayor desafío incluso para un sistema inmunitario vacunado.
Las vacunas te dan esa protección extra que en condiciones normales no tendrías”, dijo Bromage. “Pero cuando te encuentras con un gran desafío, como acercarte a una persona no vacunada que tiene una carga viral alta, ese muro no siempre va a resistir”.
La buena noticia es que el lote actual de vacunas disponibles en Estados Unidos tiene un nivel de protección notable para que las personas no sufran enfermedades graves, hospitalizaciones ni muertes. Más del 97 por ciento de las personas hospitalizadas por COVID-19 no están vacunadas. Además, nuevos datos de Singapur demuestran que incluso cuando los pacientes vacunados son hospitalizados por infecciones de la variante delta, es mucho menos probable que necesiten oxígeno suplementario, y eliminan el virus con mayor rapidez en comparación con los pacientes no vacunados.
Las infecciones posvacunación aparecen en los titulares, pero siguen siendo poco frecuentes. Aunque los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades dejaron de hacer un seguimiento de todos los casos de infecciones posvacunación en mayo, cerca de la mitad de los estados informan al menos algunos datos sobre infecciones posvacunación. La Kaiser Family Foundation analizó recientemente gran parte de los datos declarados por los estados</a> y encontró que los casos de infecciones posvacunación, las hospitalizaciones y las muertes son eventos en extremo raros entre las personas que están vacunadas por completo contra la COVID-19. Según el análisis de Kaiser, la tasa de casos notificados de infecciones posvacunación entre las personas totalmente vacunadas está “muy por debajo del uno por ciento en todos los estados informantes, y oscila entre el 0,01 por ciento en Connecticut y el 0,29 por ciento en Alaska”.
Sin embargo, es probable que muchas de las infecciones posvacunación nunca se comuniquen porque las personas infectadas no presentan síntomas o tienen síntomas leves que terminan antes de que la persona piense siquiera en hacerse la prueba.
Las infecciones posvacunación son muy poco frecuentes, pero a menos que tengamos una muestra basada en la población no sabremos el nivel de frecuencia”, explicó Asaf Bitton, director ejecutivo de Ariadne Labs en el Hospital Brigham de Mujeres y la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de Harvard en Boston. “Es posible que mucha gente con resequedad leve de garganta durante un par de días lo haya tenido, pero no lo sabemos. No es un fallo de la vacuna que estemos teniendo casos posvacunación. Se calcula que hemos evitado entre 100.000 y 200.000 muertes desde que empezó la campaña de vacunación”.
Lo que está claro es que el riesgo de que se produzca una infección posvacunación aumenta cuantas más oportunidades se le den a la variante delta para desafiar el muro de protección que le confiere la vacuna. Los grandes eventos multitudinarios —como una celebración del 4 de julio en Provincetown, Massachusetts, o el festival de Lollapalooza en Chicago, repleto de gente— suponen un riesgo mucho mayor de que una persona vacunada se cruce con una persona infectada portadora de una alta carga viral.
Cuantas más personas se pongan en contacto, más riesgo tienen, pero también depende del entorno de riesgo local”, comentó Gonsalves. “Es probable que pronto veamos un brote iniciado en Lollapalooza. Toda esa gente hacinada es el contexto ideal para la propagación de la variante delta”.
Los CDC tienen un mapa con código de colores de los brotes de COVID-19 en Estados Unidos. Las zonas azules y amarillas muestran niveles relativamente bajos de infecciones, mientras que las zonas naranjas y rojas indican las áreas en las que los casos de la semana pasada superaron los 50 casos por cada 100.000 habitantes. La agencia aconseja a las personas que usen cubrebocas si viven en una zona naranja o roja, que ahora representa alrededor del 80 por ciento de los condados de Estados Unidos.
Las cifras de infecciones siguen siendo relativamente bajas en gran parte del noreste y el alto medio oeste, mientras que la variante delta ha provocado enormes picos de casos en Misuri, Arkansas, Luisiana y Florida.
El problema del mapa es que los recuentos de casos cambian con rapidez y pueden aumentar en tu comunidad antes de que el mapa haya cambiado de color. Aunque estés seguro de que vives en una comunidad con una tasa de vacunación alta y un recuento de casos muy bajo, tiene sentido considerar también el recuento de casos y las tasas de vacunación de las comunidades cercanas, porque las personas —y los virus— cruzan las fronteras de los estados y los condados todo el tiempo.
La mayoría de los expertos coinciden en que no es necesario ponerse cubrebocas al aire libre si no estás en una multitud y hay suficiente distancia (al menos dos metros) entre las personas cuyo estado de vacunación se desconoce. Sigue siendo arriesgado asistir a un concierto al aire libre lleno de gente pero, si lo haces, ponte cubrebocas.
Yo sugeriría usar cubrebocas en lugares cerrados con personas cuyo estado de vacunación se desconoce, en especial si habrá pocos metros de distancia entre ellas durante algún tiempo, o si vas a estar en el lugar durante un buen rato con esas personas”, comentó J. Alex Huffman, científico especializado en aerosoles y profesor adjunto de Química y Bioquímica en la Universidad de Denver. “Ahora no uso cubrebocas en interiores en todas las situaciones, porque estoy totalmente vacunado, pero me pongo un cubrebocas N95 siempre que voy a espacios públicos interiores”.
Obtendrás la máxima protección con un cubrebocas médico de alta calidad, como un N95 o un KN95, aunque debes asegurarte de tener uno original. Un KF94 es un cubrebocas médico de alta calidad fabricado en Corea, donde las falsificaciones son menos probables. Si no tienes un cubrebocas médico, puedes obtener una buena protección si usas doble cubrebocas, uno quirúrgico sencillo debajo de otro de tela. Nunca debe usarse cubrebocas con válvula de exhalación, pues permite que salgan partículas virales, y los cubrebocas falsificados pueden tener válvulas defectuosas que dejen entrar los gérmenes.
Puedes elegir tu cubrebocas en función del entorno. Un cubrebocas de tela puede ser adecuado para una salida rápida a una tienda vacía en una zona con altas tasas de vacunación. No obstante, tiene sentido usar un cubrebocas de mayor calidad durante un viaje en avión o en una tienda de comestibles abarrotada, en particular en comunidades donde las tasas de vacunación son bajas y el número de casos es elevado. Los cubrebocas con correas o lazos alrededor de la parte posterior de la cabeza sellan mejor que los cubrebocas con cordones para las orejas.
Todos los esfuerzos de mitigación que utilizamos antes deben ser aún mejores para contener la variante delta, y eso incluye los cubrebocas”, señaló Huffman. “Recomiendo sobremanera a la gente que compre un buen cubrebocas con material de alta calidad de filtrado y que se ajuste bien a su cara. El factor número uno, en mi opinión, es asegurarse de que el cubrebocas esté bien sellado en todos los bordes: sobre el puente de la nariz, junto a las mejillas y bajo la barbilla. Así que cualquier cubrebocas que se ajuste bien es mejor que casi cualquier cubrebocas que quede suelto”.
Las personas vacunadas tienen un riesgo muy bajo cuando pasan tiempo sin cubrebocas con sus amigos y familiares vacunados. “No creo que el uso de cubrebocas sea crítico”, comentó Huffman. “Si estás en un lugar cerrado con un pequeño número de personas que sabes que están vacunadas, usar cubrebocas no es prioridad en mi lista de preocupaciones”.
Sin embargo, algunas circunstancias pueden requerir precauciones adicionales. Aunque no es habitual que una persona vacunada contagie el virus a otra vacunada, en teoría es posible. Un amigo vacunado que acuda a bares abarrotados, a conciertos repletos de gente o que viaje a un punto de muchos contagios de COVID es un riesgo más grande que alguien que evite las multitudes y pase la mayor parte de su tiempo con personas vacunadas.
Ante la propagación de la variante delta, Bitton sugiere una estrategia de “dar prioridad a exteriores”, sobre todo para las familias con niños no vacunados o familiares con alto riesgo. Si este verano puedes celebrar tu evento en exteriores, un patio o jardín, y minimizar el tiempo en interiores, eso reducirá tu riesgo.
Pasar tiempo con grupos más pequeños de amigos vacunados implica menos riesgo que asistir a una gran fiesta, incluso si crees que todos los asistentes están vacunados. Si estás en el interior, abre las ventanas para mejorar la ventilación. Si alguien del grupo tiene un riesgo muy alto por su edad o porque está inmunodeprimido, es razonable pedir incluso a las personas vacunadas que se hagan la prueba antes de hacer visitas. Incluso puedes ofrecer a los invitados una sencilla prueba casera rápida para asegurarte de que todos estén libres de COVID.
La respuesta depende de las condiciones locales, de tu tolerancia al riesgo y de la salud personal de quienes te rodean. El riesgo es menor en las comunidades con altas tasas de vacunación y un número de casos muy bajo. Una comida en un restaurante de Vermont, donde dos tercios de la población están vacunados, supone menos riesgo que una comida en un restaurante de Alabama o Misisipi, donde solo un tercio de los residentes están vacunados.
Los padres de niños no vacunados y de personas con sistemas inmunitarios comprometidos, que según estudios pueden obtener menos protección de las vacunas, pueden pedir comida para llevar o cenar al aire libre como precaución adicional.
Los aviones suelen estar bien ventilados y no son una fuente importante de brotes, pero tomar precauciones sigue siendo una buena idea. La posibilidad de exponerse a una persona infectada puede ser aún mayor en la terminal, al sentarse en los restaurantes y bares del aeropuerto o al pasar por la fila de seguridad. En los aviones, el aire se renueva aproximadamente cada dos o tres minutos, un ritmo mayor que en las tiendas de comestibles y otros espacios interiores. Aunque las aerolíneas siguen exigiendo a los pasajeros que usen cubrebocas, está permitido que la gente se los quite para beber agua o comer.
Para evitar que el aire circule por toda la cabina, los sistemas de ventilación de los aviones mantienen el flujo de aire contenido en unas pocas filas. Como resultado, un pasajero infectado supone el mayor riesgo para los que están sentados en los asientos de la zona inmediata. Ve esta simulación para ver lo que ocurre cuando alguien estornuda en un avión.
La mayoría de los expertos dicen que utilizan un cubrebocas médico de alta calidad, como un N95 o KF94, cuando vuelan. Si no tienes uno, se aconseja usar doble cubrebocas. Para una persona vacunada, el riesgo de quitarse el cubrebocas por periodos breves para comer o beber durante un vuelo es bajo, pero es mejor tenerlo puesta en la medida de lo posible. Los CDC señalan que es mejor que las personas no vacunadas, incluyendo los niños, eviten volar.
Bromage dijo que hace poco viajó en avión y se quitó el cubrebocas un rato para tomar una bebida, pero lo dejó puesto durante la mayor parte del vuelo. Dijo que se sentiría más cómodo quitándose el cubrebocas para comer si supiera que las personas a su lado estaban vacunadas. Dijo que se preocuparía más si la persona de al lado no pareciera preocuparse por las precauciones contra la COVID o llevara el cubrebocas debajo de la nariz. “Si hay un desconocido al lado, en especial una persona parlanchina, me dejaría puesto el cubrebocas”, dijo.
La mayoría de los autobuses, trenes y metros siguen exigiendo que todo el mundo use cubrebocas, lo cual reduce el riesgo. Aunque las personas vacunadas están bien protegidas, el riesgo de exposición viral aumenta cuanto más largo sea el viaje y cuanto más lleno esté el vagón o el autobús. Para muchas personas, viajar en transporte público es esencial para ir al trabajo o a la escuela, y se recomienda usar un cubrebocas médico bien ajustado o un cubrebocas doble. Cuando el transporte público es opcional, la decisión de viajar o no debe tener en cuenta las tasas de vacunación locales y si el número de casos está aumentando.
Aunque en general se considera seguro que las personas vacunadas se abracen y pasen tiempo juntas sin cubrebocas, los padres de niños no vacunados tienen más riesgos que considerar, sobre todo cuando visitan a familiares mayores. En las comunidades con un bajo número de casos y altas tasas de vacunación, por lo general se considera seguro que los niños no vacunados de un mismo hogar pasen tiempo con los abuelos vacunados. Sin embargo, a medida que la variante delta se extiende y los niños vuelven a la escuela, los riesgos del contacto cercano también aumentan para las personas mayores o inmunodeprimidas, que son más vulnerables a las complicaciones por COVID-19, aunque estén vacunadas.
Cuando las familias planifican una visita a un pariente de alto riesgo, es una buena idea minimizar otras exposiciones, al evitar comer en restaurantes o hacer ejercicio en el gimnasio en la semana previa a la visita. Aunque sigue siendo bajo el riesgo de que una persona vacunada transmita la COVID-19, los abuelos vacunados también deben reducir su exposición cuando pasen tiempo con niños no vacunados.
En este momento no me he puesto cubrebocas con mis padres octogenarios, porque sigo siendo muy cuidadoso con la manera en que uso cubrebocas en entornos públicos”, comentó Huffman, el científico en materia de aerosoles. “Pero si tuviera más interacciones que aumentaran mi riesgo general de exposición, consideraría con firmeza el uso de cubrebocas cuando estuviera en interiores con personas vulnerables”.
Las pruebas caseras rápidas son una precaución adicional cuando se visita a los abuelos o a un familiar inmunodeprimido. Realiza una prueba días antes de la visita, así como ese día. Puedes obtener más información sobre las pruebas caseras aquí.
Las pruebas caseras son “una opción maravillosa para las personas que tienen un poco más de ansiedad en este momento con respecto al virus”, explicó Bromage. “Lo que estamos haciendo es comprarlas, y todos y cada uno se hacen las pruebas antes de reunirse, literalmente, justo antes de estar juntos. Cuando todos tengan resultados negativos, podrán disfrutar de ese tiempo juntos”.
Si te diagnostican COVID-19, las probabilidades de que tengas la variante delta son abrumadoras. Los CDC calculan que la variante delta representa más del 82 por ciento de los casos</a> en Estados Unidos. Sin embargo, las pruebas estándar de COVID no te indicarán si la infección fue causada por la variante delta u otra. Aunque los departamentos de salud pueden utilizar secuenciación genómica para identificar los niveles de las diferentes variantes en una comunidad, esta información no suele compartirse con los individuos. Sigue siendo necesario aislarse y consultar a un médico si tienes niveles bajos de oxígeno en la sangre, problemas para respirar u otros síntomas preocupantes. Aquí puedes obtener más información sobre cuándo consultar a un médico.
¿Debo ponerme cubrebocas? ¿Puedo viajar? El aumento de la variante delta del coronavirus ha planteado preguntas nuevas sobre cómo las personas vacunadas pueden mantenerse a salvo y evitar infecciones.
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