La Paz, Baja California Sur.- Sin explicación alguna para sus ciudadanos, los cerros de la escoria minera histórica de Santa Rosalía, son retirados por maquinaria pesada; el alcalde de Mulegé, Felipe Prado Bautista, aprobó junto con el cabildo venderla en abril de 2019.

A cerca de 400 metros de la avenida Constitución, de la cabecera municipal, se conservaban estos como monumento histórico con reconocimiento del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señala el dictamen para su venta en poder de Diario El Independiente.

El reportero Esaú Aguilar, del medio local Noticias del Golfo, cuestionó quién dio los permisos para llevarse este material resultado de la fundición de cobre, durante la primera etapa de funcionamiento de la antigua Compañía El Boleo, en 1870.

Felipe Prado Bautista sometió su petición para vender esta escoria en 2019, ante los regidores del Ayuntamiento, luego de que el ciudadano Trinidad Gutiérrez dijo tener un amparo para no ser desposeído del terreno, pero estar dispuesto a que fuera retirado el material.

Con la finalidad de “vender la propiedad”, el ciudadano acudió ante el alcalde para el retiro del material con autorización del Ayuntamiento; Prado Bautista propuso “vender esa escoria”, buscando clientes al mejor precio de venta.

Así podría hacerse frente a la “problemática” económica, que ha dejado sin luz inclusive al Organismo Operador Municipal del Sistema de Agua Potable, Alcantarillado y Servicios (OOMSAPAS) dejando sin agua a los muleginos; así como el pago de nóminas.

Pero se dio a conocer en aquella ocasión que Exportadora de Sal, empresa salinera en Guerrero Negro, estaba interesada en comprar “sin especificar montos ni cantidades”.

El regidor Juan Jesús Osuna Rangel, del Partido Acción Nacional (PAN), habría propuesto revocar la venta en favor de Trinidad Gutiérrez, por ser consideradas las escorias “monumentos históricos” y la situación de las familias que viven alrededor.

Esto, porque aseguró, el mal manejo de los materiales implicaría un “daño severo” a la salud de sus habitantes, tanto en vías respiratorias como en sus ojos, por las partículas que desprenden estos materiales para su transportación.

Felipe Prado respondió que el INAH no tiene injerencia alguna en aquella ocasión y luego la regidora Lizbeth Emérita Patrón Contreras, dio lectura a un oficio ciudadano que le solicitó “no prestarse al saqueo del patrimonio histórico” del puerto.

Pero el alcalde avanzó con su propuesta, cuya votación quedó en empate con 6 votos a favor y 6 votos en contra, pero fue aprobada por mayoría por el voto de calidad de Felipe Prado Bautista, para la autorización de venta de la escoria cuya remoción, no fue consultada con la ciudadanía.