• Las denuncias de ilícitos contra la familia en el primer semestre de 2021 fueron de 149 mil 550, cifra que contrasta con las 119 mil 335 del mismo periodo de 2020
CIUDAD DE MÉXICO. En el año 2020 se había llegado en México a
niveles históricos en las cifras de denuncias por delitos sexuales y contra la
familia.
De manera alarmante, en 2021 la tendencia se ha recrudecido; tal como lo
ha señalado el Presidente de la República, su gobierno no logrará acreditarse
históricamente si no reduce la violencia y pacífica al país, y eso implica, de
manera prioritaria, erradicar la violencia en contra de las mujeres, niñas y
niños.
FAMILIAS AMENAZADAS
De acuerdo con las estadísticas de incidencia delictiva del Sistema
Nacional de Seguridad Pública, el número de delitos contra la familia,
denunciados en el primer semestre de 2021, ascienden a 149,550, cifra que
contrasta con la del primer semestre de 2020, cuando se contabilizaron 119,335,
es decir, hay un incremento, entre ambos periodos, de 25.31 por ciento.
De forma específica, en lo que respecta al delito de violencia familiar,
el número de carpetas de investigación iniciadas creció de 104,336 en el primer
semestre de 2020 a 129,020 en el primero de 2021, es decir, 23.65% más que el
año previo.
En lo que respecta al incumplimiento de obligaciones de asistencia
familiar, la cifra pasó, en el periodo, de 7,329 casos a 11,357, es decir, un
crecimiento de 54.29 por ciento.
Por su parte, la violencia de género en todas sus modalidades, distinta
de la violencia intrafamiliar, creció de 1,800 casos en el primer semestre de
2020, a 2,107 en el mismo periodo de 2021, es decir, 17% más que el mismo
periodo del año previo.
En el apartado de “otros delitos contra la familia, la cifra pasó, en el
periodo considerado, de 5,870 casos a 7,066, lo que equivale a un incremento de
20.37 por ciento.
Finalmente, en este apartado también se incrementó el número de carpetas
de investigación iniciada por el delito de corrupción de menores, al pasar de
1,223 casos en el primer semestre del 2020 a 1,300 en el mismo periodo de 2021,
es decir, un incremento de 6.3 por ciento.
LA INCONTENIBLE VIOLENCIA SEXUAL
De acuerdo con los datos oficiales, todos los rubros relativos a los
delitos sexuales registran alarmantes incrementos. En efecto, el número de
carpetas de delitos de abuso sexual creció de 11,008 en el primer semestre de
2020, a 13,894 casos en el mismo periodo de 2021, lo que equivale a un
incremento de 26.2 por ciento.
Por su parte, los delitos de acoso sexual pasaron de 2,678 casos en el
primer semestre de 2020 a 3,544 en el primer semestre de 2021, es decir, 32.33%
más. Los casos de hostigamiento sexual pasaron de 930 a 1,118 en el periodo
señalado, lo que implica un incremento de 20 por ciento.
En el caso de la violación simple, el número de casos pasó de 5,977 a
7,571 en el periodo señalado, es decir, un crecimiento relativo de 26.6%; por
su parte, el número de casos denunciados de violación equiparada pasó de 1,909
en el primer semestre de 2020 a 2,887 casos en el primer semestre de 2021, lo
que equivale a un incremento de 51.23 por ciento.
Finalmente, en el rubro de “otros delitos que atentan contra la libertad
sexual, la cifra pasó de 3,656 casos en la primera mitad de 2020 a 5,654 en el
mismo periodo de 2021, lo que equivale a un incremento de 54.64 por ciento.
¿A QUIÉN ACUDIR?
Uno de los grandes déficits en la infraestructura y catálogo de
servicios de asistencia social y de garantía de acceso de las mujeres a una
vida libre de violencia, se encuentra en la insuficiencia de refugios, casas de
día, programas de capacitación e inserción laboral para las decenas de miles de
mujeres, hijas e hijos, que enfrentan el infierno cotidiano de ser víctimas de
múltiples formas de violencia, que en los casos extremos, derivan en
feminicidios e infanticidios. Los datos son crecientes y los recursos y el
compromiso gubernamental con estas agendas se percibe como cada vez menor.
UN AUTÉNTICO INFIERNO
Los casos de abuso y violencia sexual contra mujeres, niñas y niños
constituyen un auténtico infierno para las víctimas. En numerosos casos, el
agresor o victimario es integrante de la familia o una persona conocida. Son
casos dolorosos en los que quienes los han sufrido, viven el estigma, la doble
o triple victimización, y el terror de tener que vivir y convivir en el mismo
entorno que sus violentadores. De manera alarmante, las cifras crecen año con
año, sin que se despliegue el esfuerzo público que se necesita para asignar la
prioridad que esta inaceptable realidad tiene.