La Paz, Baja California Sur. En sintonía con el gobierno federal que impulsa la transformación política y moral del país, el gobernador electo de Baja California Sur (BCS), Víctor Manuel Castro Cosío, aseguró que se realizarán las auditorías necesarias a la administración que concluye, pero sin hacer de ello un espectáculo de linchamiento político.

“De acuerdo a las formas republicanas, se van renovando los gobiernos […] Vamos a iniciar el 10 de septiembre con un nuevo equipo con la visión de la cuarta transformación, que espero se cumpla, no se simule, no vayamos al gobierno con ese doble discurso que tanto ha hecho daño a la vida política de nuestras comunidades”, dijo Castro Cosío, añadiendo que teniendo el ejemplo de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia “sólo” es necesario “medianamente seguirle la huella”.

“La política debe ser una actividad honorable […] Se torció porque hubo gente con una perversidad enorme que, en tres años, salían con negocios enormes, con patrimonios inexplicables, con formas de vida que llevó a pensar que así era, ‘que no hay político honrado’”, expresó Castro Cosío, para afirmar que pretende combatir la corrupción.

“Sí se van a hacer auditorías […], pero no lo juzgo yo, que lo juzguen las leyes […] Yo no llego a avasallar, a la cacería de brujas”, expresó, y aunque se desmarcó de un linchamiento político como medio para la legitimación de la transición política, sí expresó con toda seriedad que tampoco será tapadera de nadie: “si en la auditoría que vamos a llevar adelante se detectan irregularidades, serán conducidas al área que corresponde”, prometió.

Sin embargo, Castro Cosío llegó a la gubernatura del estado con una campaña de señalamientos de corrupción que fueron acogidos por el electorado. Ello no ha sido dejado de lado, y admitió en una entrevista radiofónica reciente: “lo que se dijo en la campaña es importante, porque sí me interesa que haya la regularización en el uso del agua en todo el estado”.

Castro Cosío llevó a lo largo de su campaña un señalamiento particular de acusaciones contra sus adversarios por acaparamiento de agua, algo que él mismo llamó “huachicoleo de agua”. En algunos de los momentos más álgidos de su proyecto para convencer al electorado, presentó un plan hídrico que no sólo propone obras de infraestructura sino el replanteamiento de los permisos de explotación y el fin a procesos de acaparamiento de aguas, en los cuales vio coludidos a sus adversarios políticos.

“Eso sí lo voy a defender. ¿Si no tienen permisos por qué perforan?”, expresó, hablando de que buscaría clausuras de pozos sin importar la influencia:

“Que se ajuste todo mundo a la ley […] El problema es que es un asunto de seguridad, de salud, de desarrollo económico, ahí nos toca a todos, también a los desarrolladores, por qué vamos a dar permisos para que haya vivienda donde no hay agua, no lo haremos porque ‘es amigo de’”, afirmó, “eso se acabó”.