• La colección Vindictas de la UNAM rescata la única novela de esta escritora duranguense, 'Diferentes razones tiene la muerte', escrita en 1953
CIUDAD DE MÉXICO.-María Elena Morán es la primera mujer detective de las
letras latinoamericanas. Esposa de un político y relegada a las labores
domésticas, su pasión por los relatos del género negro la convierten en una
investigadora “amateur”; es decir, su creatividad y sus lecturas la entrenan y
la empujan a resolver crímenes. Por eso, “es perspicaz y cálida” y busca la
“semilla del crimen”, las razones sicológicas que hay detrás.
Así es el personaje creado por la
duranguense María Elvira Bermúdez (1916-1988), quien, junto con su otro
detective, Armando Zozaya, puebla la obra de esta escritora pionera del
policiaco en el subcontinente.
Denominada por el poeta Marco
Antonio Campos como “la Agatha Christie mexicana”, la propuesta de esta
cuentista ha quedado poco a poco en el olvido; por lo que la UNAM rescata, en
la colección Vindictas, su única novela, Diferentes razones tiene la muerte,
escrita en 1953.
Publicó
ocho libros de relatos, uno de ensayo y una novela, todos enmarcados en el
género policiaco. Lo que la diferencia de otros escritores es que pone énfasis
en el tema de la sicología de los personajes, sin abandonar las fórmulas del
policiaco”, comenta Aniela Rodríguez (1992) en entrevista.
La autora de la introducción
de Diferentes
razones tiene la muerte, el número diez de Vindictas, afirma que
esta historia “tiene la peculiaridad de que no revela el crimen desde el
principio, sino que primero nos presenta a todos los personajes y su contexto
social y cultural.
Gracias
a eso, entendemos cómo lidian los mexicanos de mediados del siglo XX con temas
como el clasismo, el racismo y el machismo. Estas preocupaciones sociales le
interesan y, además, recrea el papel de la mujer en la cultura mexicana de esa
época, que no es muy diferente del que tenemos ahora”, agrega.
La novela comienza con la misteriosa
invitación de Llorente, a pasar el fin de semana en su quinta de Coyoacán, a un
grupo de personas diversas. La
reunión no parece ofrecer mayor conflicto que algunos escarceos sentimentales y
los problemas habituales entre las familias; pero todo cambia cuando, después
de la primera noche, una de las personas hospedadas amanece muerta.
La narradora y poeta chihuahuense
aclara que Bermúdez no fue una escritora feminista declarada. “Su denuncia es
muy sutil; evidencia, a través de la ironía y el humor negro, que las mujeres
estaban relegadas al hogar y eran víctimas de violencia. Hay muchos
micromachismos en sus diálogos. Eso la diferencia de otros autores del
policiaco, es más consciente de esta problemática”.
Añade que la también ensayista
“construye personajes femeninos empoderados e independientes, o que denuncian
con sus acciones los vicios del sistema patriarcal. Empezando por Morán, que
tiene una sensibilidad peculiar para entender las posturas de los que
participan en el crimen. No se queda sólo en el detalle o el contexto
analítico; no es una detective fría, sino que busca internarse más en qué está
pasando dentro de los personajes”.
La egresada de Letras Españolas
de la Universidad Autónoma de Chihuahua y maestra en Letras Modernas por la
Iberoamericana destaca que Bermúdez fue la primera mujer en obtener el título
profesional de la Escuela Libre de Derecho y una luchadora por los derechos de
la mujer, como el voto.
Pero
esto no vicia su propuesta literaria; al contrario, la enriquece, pues conocía
muy bien el poder
judicial mexicano y su corrupción”, dice.
Aniela Rodríguez, que este año
fue seleccionada por la revista británica Granta como uno
de los 25 mejores escritores jóvenes en español, indica que la obra de María
Elvira Bermúdez, quien también teorizó sobre el policiaco, debe ser reeditada y
estudiada.
Imagina
que El
complot mongol, de Rafael Bernal, considerado por los críticos
como fundador del género de la novela negra en México, se publicó en 1969. Se
debe revalorar a esta escritora”, concluye.