Cerca de las 3 de la tarde de un caluroso 5 de junio se escucharon los sonidos de las sirenas de ambulancias, de unidades de bomberos y policías
Fotogalería
Doce años han pasado desde el día que la peor tragedia infantil en México sacudió a la pequeña ciudad de Hermosillo, en el noroeste de México. Cerca de las 3 de la tarde de un caluroso 5 de junio se escucharon los sonidos de las sirenas de ambulancias, de unidades de bomberos y policías que se dirigían rumbo al sur de la ciudad. Una guardería se estaba quemando, 49 niños y niñas no sobrevivieron.
Fue una tarde de luto para todos los habitantes que escuchaban por la radio el triste conteo de niños que al no superar sus heridas iban muriendo al pasar las horas en los hospitales de la ciudad. Al día siguiente las fotografías publicadas en la prensa local revelaron el caos, el llanto de padres que habían ido a buscar a sus hijos con la esperanza de encontrarlos vivos, en una de las fotografías más estremecedoras un hombre sin camiseta cargaba a un niño, su cuerpecito cubierto de negro, apenas lo sostenía porque estaba hirviendo, lo había rescatado del fuego.
Documentar en imágenes una tragedia de tal magnitud representó un reto para las fotógrafas y fotógrafos que en medio de lágrimas mostraron gran temple para dejar un registro gráfico de lo que paso ese día y los posteriores a la tragedia.
Algunos de ellos hablaron con Calle Adentro sobre lo que significó hacer la cobertura gráfica del 5 de junio de 2009.
Anahí Velázquez foto reportera del periódico El Imparcial recuerda que alrededor de las 2:40 de la tarde recibió la orden de dirigirse a un incendio. “Cuando me avisaron pensé otra vez se incendió el negocio abandonado al que ya me habían mandado otras veces. Cuando iba llegando empiezo a escuchar en el radio que había lesionados, que estaba muy aparatoso el incendio y se escuchaban a los policías y los bomberos estaban histéricos. Cuando llegué lo primero que vi fue un caos, gente llorando, mamás queriendo entrar a la guardería, abuelas llorando, policías, bomberos ahí no hubo quién no se quebrara”, relata.
“Yo ya era mamá y me impactó, en ese momento no hice muchas fotos, la verdad no pude, me quebré. Llegó conmigo una señora, una abuela y me pregunta en medio del caos, me pregunta por su nieto, yo le digo están allá en una casita donde estaban refugiando a unos niños, le digo sino está ahí es porque están trasladando a los niños a los hospitales y se fue corriendo a donde estaba la casita, al otro día me mandan al Semefo (Servicio Médico Forense) y me encuentro a la misma señora que se acuerda de mí. Estaba llorando y me dijo no estaba en el hospital, está aquí. Yo recuerdo eso y lo vivo de nuevo fue algo muy impresionante porque el niño falleció”.
Para Julián Ortega, un experimentado fotógrafo también del periódico El Imparcial la experiencia periodística que le dejó haber acudido al incendio de la guardería ABC fue impactante. “Uno no piensa en ese momento sacar la foto sino pensaba en el fuerte dolor de los padres de los niños y todo lo que iba a suceder después”.
Recuerda que el momento de llegar a la guardería fue de un impacto muy fuerte: “todo mundo corría de un lado a otro, policías, madres de familia, ya habían sacado a los sobrevivientes y algunos fallecidos”.
Agradecemos a las y los fotógrafos Anahí Velázquez, Julián Ortega, Luis Gutiérrez, Edith Cota y Juan Casanova que aceptaron compartir con Calle Adentro algunas fotos que incluso no habían sido publicadas antes. Queda para la memoria gráfica de lo ocurrido el día de la tragedia.