• Desde 1997, el partido en el gobierno siempre perdió curules en elecciones intermedias; el INE rediseñó ahora una fórmula para evitar la sobrerrepresentación en San Lázaro
CIUDAD DE MÉXICO.-En 1997, por primera vez en más de 70 años, el partido
en el gobierno perdía la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados. Desde esas
elecciones intermedias hasta hoy ha sido una regla que siempre, en la elección
posterior a la presidencial, el instituto político en el poder perdía
posiciones o el control de San Lázaro.
Así ocurrió en 1997 con Ernesto Zedillo, en 2003 con Vicente Fox, en
2009 con Felipe Calderón y en 2015 con Enrique Peña Nieto. Lo que pase el 6 de
junio con la nueva integración de la Cámara de Diputados validará la regla no
escrita o mantendrá una correlación de fuerzas donde Morena y sus aliados
retengan el control en San Lázaro.
Adicionalmente, este 2021, el INE, con base en sus atribuciones legales,
y avalado por el Tribunal Electoral, modificó la fórmula con la cual se
adjudican las diputaciones plurinominales, a fin de hacer valer el precepto
constitucional de que ningún partido podrá tener más de 8% de
sobrerrepresentación, respecto al porcentaje de votos alcanzados.
EN 1988 INICIÓ LA TRANSICIÓN EN SAN LÁZARO
Por primera vez, en 1988, a la par de la victoria presidencial de Carlos
Salinas de Gortari, en la elección de la Cámara de Diputados el PRI estuvo a
punto de perder la mayoría absoluta en San Lázaro, quedando apenas con 52% de
las curules.
Sin embargo, en las elecciones intermedias de 1991, gracias a la
popularidad que obtuvo el gobierno de Salinas de Gortari por el uso de recursos
públicos para instaurar los programas sociales llamados “solidaridad”, el
priismo volvió a recuperar con ímpetu el control absoluto en San Lázaro, y del
52% pasó al 64% de las diputaciones, situación hegemónica que nunca más el
tricolor volvió a tener.
En 1994, al mismo tiempo de la elección presidencial de Ernesto Zedillo,
el tricolor volvió a arrasar en San Lázaro al obtener el 60% de las curules,
situación que cambiaría de forma dramática tres años después.
DESDE 1997, LA CÁMARA SE DIVIDIÓ EN TRES TERCIOS
A partir de las elecciones intermedias de 1997 y como resultado de la
crisis económica previa, el partido en el gobierno, el PRI sufrió un retroceso
en su poder en la Cámara de Diputados, año en el que alcanzó 47% de las
diputaciones con 239 curules, mientras que PRD y PAN lograron alrededor del 25%
cada uno.
En los periodos presidenciales del PAN, aun cuando este partido obtuvo
el Poder Ejecutivo, el PRI se mantuvo como la principal fuerza en la Cámara de
Diputados, aunque no con el poder hegemónico que detentó décadas atrás.
En el 2000, año en que por primera vez el PRI pierde la Presidencia ante
Vicente Fox, del PAN, el nuevo partido en el gobierno no consiguió la mayoría
en la Cámara de Diputados, pues Acción Nacional alcanzó sólo el 41.2% de las
curules.
Y se acentuaba la regla no escrita de que, en las elecciones
intermedias, el partido gobernante perdía poder en San Lázaro en las elecciones
intermedias, y así en 2003, el PAN lograba sólo el 30.6% de la representación
popular, ante el PRI que llegaba al 44.4%. Eran los años en que la Cámara de
Diputados se dividía en tres tercios.
Tres años más tarde, en 2006, el PAN, que se mantuvo en el gobierno con
Felipe Calderón, obtuvo el 41.2% de las curules, pero tres años después, en
2009, el partido en el gobierno retrocede ante un PRI que se convierte en la
primera fuerza legislativa con el 47.7% de las curules, pero ninguna fuerza
tiene la mayoría absoluta.
En 2012, cuando el PRI recupera la Presidencia con Enrique Peña Nieto,
logra el 42.4% de representación en San Lázaro; en 2015 se volvió a confirmar
la regla, al perder 15 posiciones.
EN 2018 REGRESÓ EL CARRO COMPLETO A SAN
LÁZARO
En 2018, aun cuando Morena obtuvo el 38.2% de las diputaciones, gran
parte de sus militantes que fueron postulados por el PT y el PES dejaron esas
bancadas y se pasaron al grupo parlamentario del partido en el gobierno, que
alcanzó de esta manera el 49.4% de los lugares.
Así, Morena, junto a sus aliados petistas y del PES, la coalición Juntos
Haremos Historia logró el 61.6% de las curules, pero con la adhesión a su
proyecto del Partido Verde se acercó al 66% de los diputados, muy cerca de la
“mayoría calificada” (más de dos tercios de los votos) para reformar la
Constitución, porcentaje que no logró en el Senado.
EL INE DECIDE FRENAR LA SOBRERREPRESENTACIÓN
En marzo de este año, el INE aprobó nuevos criterios para la asignación
de diputados plurinominales, con el objeto de que ningún partido tenga
sobrerrepresentación en la nueva Cámara de Diputados, y que la asignación de
curules sea un reflejo más fiel del porcentaje de la
votación.
Se trata de que no existan distorsiones en la integración de la próxima
legislatura, a fin de evitar que el partido mayoritario, o la coalición de la
cual formó parte, reciba un mayor número de legisladores plurinominales, a fin
de alcanzar una mayoría artificial, tal como ocurrió en las elecciones de 2012
y 2015, con el PRI, y en 2018, con Morena.
En la conformación de la Cámara de Diputados de la actual Legislatura,
en 2018, la coalición Juntos Haremos Historia (Morena, PT y Encuentro Social)
logró el 45.9% de los sufragios, pero se le asignó el 61.6% de las curules, lo
que significó una sobrerrepresentación de 15.7 por ciento.
Situaciones similares ocurrieron en años de elecciones legislativas
anteriores. En 2012, la coalición PRI-Partido Verde obtuvo el 40.0% de los
votos y el 48.2% de los escaños: rebasando en apenas 0.2% el límite
constitucional. En 2015, la misma coalición recibió 40.3% de los votos y el 50%
de los diputados, 9.7% más.
La Cámara de Diputados se compone por 500 legisladores, 300 son elegidos
por la vía uninominal, al ganar la mayoría de los votos de uno de los 300
distritos electorales en los que está dividido el país.
En tanto, los otros 200 lugares se reparten a los partidos por
representación proporcional (plurinominales), la cual se consigue según el
porcentaje de votación de cada partido en las cinco circunscripciones
electorales.
Desde 1994, la Constitución estableció en su artículo 54 que ningún
partido podrá tener más de 8% de sobrerrepresentación. Por ejemplo, si un
partido tiene 35% de votación, deberá tener un máximo de 43% de diputados de
mayoría relativa y plurinominales.
En ningún caso, un partido político podrá contar
con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje
del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación
nacional emitida”, dice la fracción V del artículo.
SE BUSCA PONER FIN AL CHAPULINEO EN LAS BANCADAS
El Consejo General del INE aprobó por mayoría que, para distribuir las
diputaciones plurinominales, los candidatos de las coaliciones electorales que
ganaron un distrito de mayoría se contabilizarán al partido al que están
afiliados, no al partido que los postuló.
Con ello, se busca evitar que no se presente un escenario como en 2018,
cuando Morena, PT y PES obtuvieron una votación válida en conjunto de 45.9%,
que significaba 269 curules, pero terminaron con 308 legisladores, es decir, el
61.6%, rebasando así el 8% de sobrerrepresentación que establece la
ley.
Esto ocurrió porque a Morena sólo se le atribuyeron 106 diputados de
mayoría con distritos electorales ganados, cuando en realidad los candidatos de
ese partido que obtuvieron el triunfo fueron 220, pero 114 participaron con las
siglas del PT o del PES.
Así, al tener Morena “menos distritos ganados”, se le asignaron 85
diputados plurinominales, para compensar el porcentaje de votación obtenido,
ello significó más de los que le correspondía en términos reales.
Por ello, ahora la regla aprobada por el INE estableció que se
verificará la “afiliación efectiva” de cada uno de los candidatos que ganaron
un distrito de mayoría, y se revisó que estuvieran en el padrón de afiliados
del instituto político con corte al pasado 21 de marzo.
El triunfo será contabilizado a favor del partido con el cual el
candidato ganador tenga una afiliación efectiva, no el que los postuló.