• En su más reciente novela, el autor explora el impacto de la violencia y el narcotráfico
CIUDAD DE MÉXICO. Un chico con armas se vuelve otra cosa, algo, no se
sabe bien si morro o ruco, víctima o golpeador, sicario o desaparecido”, afirma
el escritor Antonio Ramos Revillas (Monterrey, 1977), quien publica Salvajes, su
más reciente novela que explora el impacto de la violencia y el narcotráfico, pero desde la perspectiva de esos
personajes que se esfuerzan para alcanzar un mejor futuro y no convertirse en
salvajes.
Publicada por el Fondo de
Cultura Económica (FCE), esta novela lucha contra las etiquetas
impuestas a esos barrios que llevan en la fama el nombre de la narcoviolencia.
“Esta novela busca desmitificar esa idea de que quienes tienen menos, por
fuerza, son delincuentes, porque también hay personas que intentan salir
adelante, que tienen sus aspiraciones y trabajan por la siguiente generación”,
asegura el también autor de El
cantante de muertos.
Salvajes cuenta la historia de Efraín, un chico de 15 años que vive en lo
alto de un cerro y enfrenta una realidad insospechada: la justicia a medias
hizo que su madre fuera detenida por la policía, tras ser acusada de hurtar un
colchón, hecho que sirve a Ramos Revillas para describir una atmósfera llena de peligro y esperanza que
corre por el barrio de Montes Azules, en Monterrey.
¿Cómo puede una familia sin recursos sacar a mamá de prisión?, ¿debe un
chico tomar el sendero de la delincuencia para obtener dinero rápido y ayudar a
su mamá?, ¿puede sobrevivir alguien a ese sistema salvaje que asfixia y ha atrapado a los jóvenes de la
zona?, ¿es necesario acelerar la justicia con dinero?, son algunas preguntas
que plantea el autor.
Un libro que transformó mi visión sobre el
tema fue Malayerba, de Javier Valdés, el cual publiqué como editor
en Jus hace años y me recordó cosas (de su juventud), porque también vengo de
un espacio depauperado, donde las condiciones para salir adelante eran
limitadas y todo eso lo transformé estudiando y siguiendo pautas que me dieron
mis padres, lo cual olvidé en esta epopeya personal donde tratamos de olvidar
de dónde venimos”, explica Ramos.
Hasta que ese libro le recordó que también existen historias y personas
“fuera de la etiqueta, quienes comparten espacios de violencia, pero anímica,
mental y aspiracionalmente están en otro lado, pese a que la ruleta de la vida
les ha tocado ahí”.
Quise contar la historia de esos chicos que,
tal vez, su mayor epopeya será no caer en las redes de narcotráfico y formar
una familia, tener sueños, aspiraciones, aunque por el mismo entorno en el que
están, quizá, lo mayor que harán será no caer en la violencia”, concluye.