• Adolfo Castañón analiza la correspondencia que mantuvieron durante 25 años el famoso escritor cubano y el editor legendario
CIUDAD DE MÉXICO.-Una amistad entre libros y proyectos editoriales. Así
define el narrador y ensayista Adolfo Castañón la correspondencia que el editor
argentino Arnaldo Orfila (1897-1998) y el escritor cubano de origen suizo Alejo Carpentier (1904-1980) sostuvieron
durante 25 años, en la que advierte “un insustituible valor literario y
humano”.
Las 184 cartas, mensajes, telegramas y documentos que intercambiaron el
legendario director del Fondo de Cultura Económica (FCE) y fundador de la
editorial Siglo XXI y el famoso autor de El siglo de las luces y El
recurso del método son reunidas y anotadas en el libro Correspondencia.
Orfila-Carpentier: 1955-1980, de reciente publicación.
El tejido que urde este intercambio único
tiene varias facetas”, comenta Castañón en entrevista con Excélsior. “Por
un lado, vemos al novelista que pide informes, propone proyectos, plantea
problemas relacionados con las obras previamente publicadas por otros sellos,
solicita ayuda, nombra al editor como su representante, entrega manuscritos,
los corrige y cuida su edición hasta grados insospechados de detalle.
Y, por el otro, se observa al editor
profesional que fue Orfila atendiendo a Carpentier, primero en el FCE y luego,
al salir de esta casa, plantearle al cubano la edición de una de sus
obras, El recurso del método, y después Concierto barroco, El
arpa y la sombra y La consagración de la primavera, en
Siglo XXI Editores”, explica.
El Premio Nacional de Artes
y Literatura 2020 destaca que “es una correspondencia con un
insustituible valor literario y humano, pues Carpentier no sólo nombrará a
Orfila como su apoderado editorial, sino que tendrá en él a un confidente y un
amigo, a un lector en el sentido más poderoso de la palabra”.
Detalla que la mayoría de los textos están escritos en Ciudad de México,
La Habana, París y Madrid y se encuentran bien conservados. “Son cartas en
hojas blancas, escritas a máquina, telegramas, recados en diversos papeles,
algunos manuscritos y otros en papel membretado, unos con tinta, casi ninguno a
color; los de Carpentier a Orfila tienen pasajes subrayados”.
El también poeta y crítico literario agrega que en esta correspondencia,
cuyo registro arranca el 14 de julio de 1955 en Caracas y termina el 10 de
febrero de 1980 en París, se puede ver a Orfila desenredando los nudos que
ataban a Carpentier con la Compañía
General de Ediciones para que, al final, Siglo XXI pudiera editar
toda su obra.
“El compromiso de Arnaldo con la consolidación de su catálogo a través
de la obra de Carpentier y el de éste con su propia obra son el alma de este
intercambio ejemplar, en el cual se dibuja al trasluz la historia de América y
del mundo.
“El cuarto de siglo que abarca coincide con el surgimiento y la
consolidación cubana y el nacimiento del llamado Boom de la
literatura latinoamericana, del cual Alejo es a la vez un personaje central y
periférico, pues su obra empezó a escribirse antes”, indica.
El académico de la lengua añade que la relación entre Orfila y Carpentier
estuvo determinada por la amistad. “Hay un momento en que el escritor le dice
al editor que se están escribiendo todos los días ‘como los enamorados’. En
verdad se llegaron a escribir más de dos veces al día. Esa sincronía traduce el
hecho de que estaban pensando en lo mismo. Esa ‘mismidad’ es la de una
devoradora pasión alimentada y sostenida por la obra literaria”.
Castañón señala que parte de esta tarea editorial, que se prolongó a lo largo de cuatro años,
fue “armar la secuencia, pues los documentos no estaban ordenados y primero
hubo que identificar el lugar que les correspondía en la cadena epistolar;
algunos textos no estaban fechados, pero por el contexto resultaba
relativamente sencillo ubicarlos”.
Concluye que “una correspondencia no es un libro que ya esté hecho y que
sólo sea necesario anotar: hay que reconstruir el orden y ponderar su
importancia”.
Finalmente, el estudioso adelanta que, del archivo de Orfila que
alberga Siglo XXI, faltan
por publicar en formato de libro las cartas que el editor intercambió con el
filósofo español José Gaos
(1900-1969), “que son muy interesantes, y las pocas, a mi parecer menos
interesantes, que sostuvo con el escritor argentino Julio Cortázar
(1914-1984)”.
VOCACIONES
Para Arnaldo Orfila, la vocación como editor
era inseparable del oficio de escribir cartas. Iba dando cuenta de sus
lecturas, de las posibilidades de la lectura y de las dificultades que enfrenta
el mundo del libro en América, en particular en relación con la práctica
desleal de la piratería”, afirma Adolfo Castañón.
En ese sentido, hay un relieve ético y
político en estas cartas que se afanan por dar a la letra su lugar legal en un
mundo donde la ilegalidad, el plagio, puede ser una práctica tolerada”.
Quien estuvo a cargo de la introducción, la edición y las notas de Correspondencia. Orfila-Carpentier: 1955-1980,
con prólogo de Jaime Labastida, encontró “fascinante la forma en que Carpentier
arma no sólo su proyecto literario, sino la empresa de hacer un lanzamiento
planetario de una obra como El recurso del método.
Me sorprendió cómo Carpentier asumió su tarea
de escritor de ficción, ensayista, articulista, historiador y editor; su
capacidad de trabajo y su incansable ir y venir entre continentes”, dice.