• Mantiene la calificación del débito del gobierno y eleva de 4.2 a 5% el pronóstico de crecimiento.
Ciudad de México. La caída en la actividad económica de México rebasó a cualquiera
de sus pares en América Latina y el impacto de la pandemia en la salud pública
del país ha sido severo; sin embargo, las finanzas públicas han superado a
economías similares, se han registrado déficits relativamente menores y un
aumento más limitado en la deuda pública, expuso Fitch Ratings.
Con este panorama,
la firma de riesgo crediticio mantuvo en BBB- con perspectiva estable la
calificación de la deuda soberana de México y mejoró de 4.2 a 5 por ciento la
previsión de crecimiento para 2021. “La ratificación preserva el acceso
favorable a los mercados nacionales e internacionales”, comentó al respecto
Gabriel Yorio, subsecretario de Hacienda.
“La reapertura
nacional y la fuerte demanda estadunidense son los principales impulsos a la
economía mexicana. Estados Unidos es el mercado al que van tres cuartas partes
de las exportaciones y la principal fuente de remesas”, explicó Fitch. De
acuerdo con la firma el crecimiento de México se reducirá a 2.7 por ciento en
2022, y en el mediano plazo será de alrededor de 2 por ciento.
Subrayó que con
esta perspectiva el crecimiento potencial es relativamente bajo y, una vez que
se reduzca la holgura económica, dependerá del cómo se recupera la inversión
del impacto del Covid-19 y de la contracción típica observada en el primer año
de la administración presidencial.
Detalló que la
calificación de México tiene dos caras. Por un lado, el marco de política
macroeconómica es consistente, las finanzas son “relativamente estables y
sólidas” frente a países con una calificación similar, los ingresos resistieron
la crisis y la deuda como proporción del producto interno bruto (PIB) se
contuvo debido a que la respuesta fiscal directa al choque de Covid-19 fue
mínima respecto a otras economías.
Sin embargo, los
bonos de la deuda mexicana no pasan de BBB-, eslabón a un paso de grado
especulativo en la escala de Fitch, debido a una gobernanza débil, el desempeño
moderado del crecimiento a largo plazo y las implicaciones que tendrá en las
finanzas del gobierno federal su estrategia de aliviar la carga tributaria de
Petróleos Mexicanos (Pemex), amplió la calificadora.
Como lo hiciera
Moody’s dos semanas atrás, cuando también ratificó su calificación para México,
Fitch recalcó que la deuda de la petrolera representa un pasivo contingente
para las finanzas públicas del país porque equivale a 9 por ciento del PIB. Si
bien se prevé que el apoyo de gobierno a la empresa productiva del Estado sea
equivalente a uno por ciento del PIB en 2021, los ingresos tributarios directos
a Pemex se proyectan en 1.5 por ciento.
Hacienda rebatió
que refrenda su estrategia en la empresa como “una inversión de mediano y largo
plazos” porque “ha permitido estabilizar la producción petrolera y aumentar las
reservas durante 2019 y 2020, luego de años de caídas consecutivas, al tiempo
que se han preservado finanzas públicas sanas. Como resultado, en 2020 Pemex
contribuyó al erario con cerca de 600 mil millones de pesos, en el peor año
para la industria petrolera desde 1933”, zanjó.