• El escritor y actor llevará a escena ‘Vincent, girasoles contra el mundo’, donde plantea que el pintor no atentó contra su vida ya que no hay una carta póstuma
CIUDAD DE MÉXICO. “Vincent van Gogh no se suicidó como
muchos afirman”, asevera convencido el escritor, actor y productor Mario
Iván Martínez en su libro Vincent, girasoles contra el
mundo, en el cual traza una biografía narrativa del artista neerlandés y la
dramaturgia inspirada en el autor de obras como Los girasoles y La noche
estrellada, inspirada en sus últimos años de vida, así como su relación con su
prima Kee, con Paul Gauguin y hasta su muerte.
Dicha dramaturgia la creó desde
2019 y la llevará a escena el próximo 19 de junio a las 19:00 horas a través de
la plataforma Boletia.com.
Yo creo
que el mito más importante en torno a Van Gogh tiene que ver con su aparente
suicidio. Estoy convencido, como muchos, de que no se suicidó, sino que fue un
accidente provocado por un irresponsable adolescente de nombre René Secrétan,
quien era admirador de Billy the Kid y tenía como hábito hacer bullying al
artista”.
Además, “es importante subrayar
que hay mucha evidencia que no sustenta la teoría del suicidio. Para mí, la
principal tiene que ver con que si Vincent se iba a suicidar después de 15 años
de escribirse con su hermano y de expresarle a detalle la evolución de cada uno
de sus cuadros y sus lecturas, ¿por qué no existe una carta de despedida?”,
cuestiona.
Recordemos
que no existió carta de despedida, pues la que llevaba en el abrigo era como
cualquier otra, en la que incluso le pedía materiales y está inconclusa, llena
de preceptos filosóficos, como las anteriores, con recomendaciones de libros y
teorías, así que no parece verosímil que él realmente quisiera suicidarse y no
hubiera escrito algo”, señala.
Aunado a eso, Van Gogh acababa de
salir del hospital, pintaba más que nunca e iba resurgiendo, “y, aunque le
pesaba que no vendía su obra y que era una carga para su hermano Theo, juzgo
que no sucedió así, porque si quieres matarte no te disparas en el abdomen,
sino en la cabeza o a través de la boca, mientras los testimonios forenses (de
época) señalan que fue un disparo a cierta distancia”.
El problema, reconoce, es que no
se le practicó la autopsia al pintor, por lo que está enterrado con la bala
debido a que el doctor Gachet, quien lo asistió, no tenía experiencia en
cirugía y no quiso extraerla de su abdomen, pese a la petición de Theo. Sin
embargo, se sabe que Van Gogh pidió que no se culpara a nadie de su muerte,
“por lo que posiblemente quisiera eximir a Secrétan de la responsabilidad”.
Y admite que “el propio Museo Van
Gogh ha encontrado interesante la hipótesis del asesinato, por parte de
Secrétan, no la toman como definitiva, pues siguen aferrados a la idea de que
sí existió suicidio”.
Publicado por Penguin Random
House y Reservoir Books, Vincent, girasoles contra el mundo inicia con un
epígrafe atribuido a Van Gogh que le sirvió al autor de inspiración: “Más vale
ser atrevido, aunque se cometan muchos errores, que ser estrecho de pensamiento
y demasiado prudente”.
Y en este viaje, explica,
descubrió que si Van Gogh no hubiera sido pintor, “fácilmente podría haberse
convertido en poeta, filósofo o hasta santo”, ya que desde los 20 años memorizó
la Biblia, había leído al Buda, a Dickens, Shakespeare, Daudet y Mallarmé”.
Pudo
ser filósofo o hasta santo, porque tuvo un periodo de transformación mística
donde hasta su familia lo reprobaba, incluso su padre, que fue predicador. Ése
es un aspecto poco conocido sobre Van Gogh. Y otro es que él empezó a pintar
tarde, en los últimos 10 años de su vida, pues antes quiso ser predicador y se
fue a la región minera del Borinage, en Bélgica, con los más desposeídos a convivir
y predicar”.
Incluso
en el libro Germinal de Émile Zola se menciona al Cristo del Borinage cuando él
realiza una investigación sobre aquellos mineros, quienes le mencionan la
existencia de un holandés excéntrico que bajaba con ellos y era predicador.
Pues sucede que aquel Cristo del Borinage era Van Gogh mismo”, advierte.
El origen de este proyecto,
detalla Martínez, inició luego de prestar su voz al documental Vincent,
pinceladas de un genio, de Peter Knapp y François Bertrand, producido por el
Museo de Orsay y el Museo van Gogh.