• Leo López, el heredero de la capitanía de Miguel Calero, recordó al Cóndor en este día, que como homenaje fue designado Día del Portero.
Ciudad de Mexico.- Fue un
14 de abril de 1971 cuando en la pequeña localidad de Ginebra, Colombia, nació
Miguel Ángel Calero Rodríguez. Hoy, el guardameta cafetero, quien fuera un
referente con Pachuca, estaría cumpliendo 50 años.
Y precisamente este día fue elegido como
el Día Internacional del Portero, luego de su sensible fallecimiento en 2012. A
principios del milenio, Calero llegó con 29 años a los Tuzos para convertirse
en un líder, referente, capitán y uno de los personajes que llevó al cuadro hidalguense
a meterse en el top 10 de los clubes más ganadores del futbol mexicano.
El 22 de octubre del 2011, 14 meses
antes de su sensible fallecimiento, el Cóndor decidió concluir su carrera y
heredó el gafete de capitán al defensa Leobardo López, con quien ganó gran
parte de los trofeos en la época dorada del conjunto de la Bella Airosa,
incluyendo la Copa Sudamericana 2006, el logro más grande un equipo mexicano en
competencias de la Conmebol.
A 50 años del nacimiento de Calero, Leo,
de 37 años y jugador en activo del Celaya de la Liga de Expansión, recordó el
buen ser humano que era Miguel. Para Leo, hablar de liderazgo es hablar de
Miguel Calero, un jugador que dejó una profunda huella en el Club Pachuca y que
sigue siendo recordado, no solo por los éxitos que dejó plasmados en sus
vitrinas, sino también por el trato y la buena relación que dejó en toda la
institución.
“Hablar de Miguel me trae muchos
recuerdos. Primero lo recuerdo como una gran persona, como un gran ser humano,
un gran profesional, un fuera de serie. Tenía una gran personalidad, un gran
liderazgo, ese liderazgo nato con el que solo unos nacen.
Tenía un ángel”, mencionó en entrevista.
Además, López recordó el momento en el que le pasó la cinta de capitán, la cual
estrenó un 25 de octubre del 2011 en un duelo ante el extinto equipo, Monarcas
Morelia.
“Cuando empecé había muchos líderes,
Miguel era el capitán y después estaba Caballero, Jaime Correa, pero poco a
poco el equipo fue cambiando. Se fue el Chaco, Correa, Caballero y cuando
estaba el equipo en su mejor momento yo era de los jóvenes”, dijo.
“Miguel se mantuvo en el equipo y me
tocó ser segundo capitán y cuando él se retira me deja el gafete”.
Leobardo, con quien el Cóndor ganó dos
campeonatos de Liga y tres de la Concacaf, reconoció que ese gafete fue una
gran responsabilidad para él, ya que era difícil llenar el lugar que dejó el
colombiano, que perdió la vida el 4 de diciembre del 2012 a causa de
complicaciones por una trombosis.
“Me dejó una gran responsabilidad y en
ese sentido al hablar de liderazgo, es muy difícil de poder llenar el lugar que
dejó. A la vez me dejó muchas enseñanzas. Fue para mi muy bonito estar en ese
momento cuando él se retira y que me haya dejado el gafete para mi es un
recuerdo muy bueno que tengo”, agregó.
Calero: El show que fingía lesiones
López, que llegó en 2006 al plantel de
los Tuzos proveniente de Indios de Ciudad Juárez, apuntó por qué Miguel era
también conocido como “El Show”. No solo por sus espectaculares lances y
atajadas, sino también por las mañas que tenía dentro del terreno de juego.
“Con Miguel siempre había momentos muy buenos,
por algo le decían ‘El Show’. Le gustaba hacerse notar en varios aspectos
dentro de la cancha.
De repente tú lo veías con esa gran
figura y esa personalidad, y en algunos momentos dentro del partido se hacía el
lastimado, hacía que entrara el doctor, se quejaba, todo mundo se espantaba y
se levantaba riéndose como si nada. Le gustaba”, finalizó.