• En la soberanía de las entidades federativas se asientan nuestro federalismo
Muy buenos
días estimable lector gracias, mucha gracias por continuar prefiriendo este su Diario
El Independiente.
Inicio esta
columna comentando a Usted; La independencia nacional es la manifestación
externa de la soberanía; hacia el interior significa la unidad del poder, que
para alcanzarse requirió del acuerdo que resolviera la forma de integración
nacional en el escenario de pugna entre centralistas y federalistas, entre un
estado unitario y un estado federal. El triunfo del federalismo con la reforma
de 1857, creo un régimen republicano democrático, representativo y federal, a
pesar de que los hechos no siempre fue respetado. La constitución de 1917
reitero este mandato, afirmo la vocación federal mexicana y tiene su respaldo
en el actual rostro de la república.
En la
soberanía de las entidades federativas se asientan nuestro federalismo, que
significa división del ejercicio de atribuciones entre los tres órdenes de
gobierno: Federal, Estatal, Municipal. Los estados de la unión son soberanos en
lo concerniente a su capacidad de darse leyes y hacerlas cumplir en el ámbito
de su territorio; crearon el Estado federal para unirse frente al exterior y de
conformidad con la ley suprema expresada en la constitución general de la
república, configurando una nación. El espíritu fundacional de nuestro
federalismo es un llamado a saldar las deudas que se tienen para impulsar las
grandes capacidades de los estados para su desarrollo. Se requiere un dialogo
que vaya de los estados a la federación y uno a la inversa; se requieren
superar los vestigios centralistas que se mantienen y que deben ser erradicados
para reconstruir las bases del auténtico desarrollo nacional en la fuerza del
pacto federal y en la integración de sus regiones.
En este mismo
contexto: la constitución dividió el ejercicio del poder, a fin de establecer
límites y disminuir el riesgo de los abusos. Así, se logró combinar el
propósito de crear una institución depositaria de la soberanía y que de cauce a
la nación que representa con el máximo poder, pero con un desempeño sujeto a
equilibrios, auto-moderado y garante de la soberanía de las entidades
federativas, de la autonomía de los municipios y de las libertades de los
ciudadanos. México surge como actor de la comunidad mundial, forjando por la idea
de construir una nación; para ello hizo ejercicio de soberanía, que fue el
medio para lograr dominio territorial y unidad en esa geografía y se dio un
estado. La lucha social de 1810 fue por la independencia la soberanía y el
nacionalismo; aparece así el primer afluente que daba lugar al Estado Mexicano.
Otra lucha
social de 1857 fue por el liberalismo constitucional, que se propuso culminar
las batallas contra las sobre vivencias del antiguo orden colonial; consolidar
hacia el interior, la soberanía del estado frente a los poderes ficticios que
le disputaban el dominio e impedían la universidad de la Ley sobre fueros e
intereses particulares. Surge ahí la gran conquista del estado laico y se crean
las condiciones para que el ciudadano pudiera manifestarse libre de tutelas en
la vida de la república, y conformar la sociedad civil con su caudal de
iniciativas y libertades, tercera lucha social fue en 1910 conforma el estado
vigente, cuya características es la síntesis de las afluentes de 1810 y 1857,
que amalgamaron los afanes de independencia, soberanía, nacionalismo y
liberalismo; también sumo por primera vez en el mundo, las reivindicaciones
sociales de campesinos, obreros e indígenas.
Con la
Constitución de 1917, culmina este ejercicio integrador para dar lugar al
Estado Mexicano, con los rasgos que le son propios. Ahí se conjugan de manera
inédita, la soberanía con el dominio de los recursos naturales y la propiedad
originaria de los bienes de la nación; el dialogo entre libertad y justicia;
entre democracia y justicia social. México sorprende al mundo con un arreglo
político de vanguardia expresado en la Constitución y en su estado.