• La historiadora Eugenia Meyer y el sociólogo Gerardo Estrada revaloran el legado del ideólogo mexicano en la educación y el arte
CIUDAD DE MÉXICO.-La reunión y estructuración del Archivo
General de la Nación, la reorganización del Instituto Mora, la creación del
Sistema Nacional de Investigadores, la fundación de la Universidad Pedagógica
Nacional para elevar la calidad del magisterio y el impulso rotundo a las
bibliotecas públicas en el país, que pasaron de 300 a 2 mil 500 durante el
sexenio de Miguel de la Madrid.
Esto es parte del legado que el político, jurista,
historiador y académico mexicano Jesús Reyes Heroles (1921-1985), quien nació
un día como hoy de hace 100 años, dejó en los ámbitos de la cultura y la
educación en México.
Entrevistados por separado, la historiadora Eugenia
Meyer (1940) y el sociólogo y promotor cultural Gerardo Estrada (1946), quienes
trabajaron diversos proyectos con el intelectual veracruzano, coinciden en que
era “un hombre de cultura universal, un apasionado de la historia y de los
libros, un liberal consumado, el gran ideólogo político de la segunda mitad del
siglo XX y una figura de la talla de José Vasconcelos”.
Meyer cuenta que conoció a don Jesús –quien sacudió
la anquilosada estructura política mexicana desde puestos clave como secretario
de Gobernación (1976-1979) y de Educación Pública (1982-1985)– en la Academia
Mexicana de la Historia.
“Tenía claro que la educación era vital en la
construcción del país. Fue un hombre que conocía muy bien la historia. Era un
liberal y eso le creó muchos conflictos. Pero lo más importante era su enorme
capacidad de análisis de cómo se construyó el Estado mexicano”, comenta.
Quien coordinó la publicación de las Obras
Completas del egresado de Derecho de la UNAM explica que cuando le encargó
estructurar el Archivo General de la Nación, éste era un desastre.
“Una parte estaba en Palacio Nacional, y otra en la
casa de Parque Lira. Logró trasladar los documentos al Museo Nacional de Arte,
entonces sede de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y echó a andar
el cambio al Palacio Negro de Lecumberri, donde está hoy”.
Tiempo después, narra la profesora emérita de la
UNAM, “ya siendo secretario de la SEP, me solicitó organizar el Instituto Mora,
que era un caos. Le dije que yo no sabía nada del siglo XIX y su respuesta fue
fundamental para mí: ‘si usted no entiende el siglo XIX y el liberalismo
mexicano, nunca comprenderá la Revolución que tanto le interesa’. Estuve cinco
años en el Mora”.
La pionera en el campo de Historia Oral en América
Latina destaca que, tras la muerte de quien también dirigió Petróleos Mexicanos
y el Instituto Mexicano del Seguro Social, coordinó sus Obras Completas.
“Se creó la Asociación de Estudios
Histórico-Políticos Jesús Reyes Heroles y me invitaron a participar. Se publicó
una serie de cuadernos con sus textos y se decidió editar en ocho volúmenes su
obra política, histórica y varia, que publicó el Fondo de Cultura Económica”.
Meyer dice que ordenó, junto con un grupo de
alumnos, el archivo personal de don Jesús, que hoy resguarda el Centro de
Estudios de Historia de México, de la Fundación Carlos Slim.
Gerardo Estrada, por su parte, fue invitado por don
Jesús a dirigir la Casa de México en París. “Era un gran coleccionista de
libros. Cuando iba a París siempre visitaba las librerías de viejo en busca de
títulos del siglo XIX, en las que, valga la redundancia, era un viejo
conocido”.
Dice que el impulsor de la primera gran reforma
política de México le dejó dos enseñanzas. “La convicción de que el libro es el
primer instrumento de la cultura y el reconocimiento de la diversidad cultural
del país, que no somos una nación homogénea, que en la diversidad estriba el
potencial creativo”.
El doctor por la Universidad de París señala que
Reyes Heroles “estaba convencido que la educación básica no está completa sin
una visión de las artes. Fue el impulsor fundamental del crecimiento de las
bibliotecas: a principios de ese sexenio había 300, y al final 2 mil 500. Fue
una de sus aportaciones más importantes”, indica.
“Cuando hay un auténtico intelectual al frente, la
perspectiva cambia. Por su visión a largo plazo, sus ideas siguen vigentes”,
concluye.