• El escritor argentino Andrés Spokoiny recrea en El impío a Juan de Prado, “el hereje que nos legó la modernidad”
CIUDAD DE MÉXICO.-El médico sefardí Juan de Prado
(ca. 1614-1663), considerado el padre olvidado de la modernidad, promovió
siempre la duda y desarrolló la capacidad de ver de manera crítica a las
religiones, tanto a la católica como a la judía, en un tiempo de persecución y
peligro.
Eso es lo que me fascinó de él. Duda de la
religión, pero también de la ciencia y de la filosofía. No pertenece a nada. Es
un judío secreto entre los cristianos, y un filósofo secreto entre los judíos”,
comenta el argentino Andrés Spokoiny (1968), quien recrea en su primera
novela, El impío (Grijalbo), la vida, las ideas y el
legado de quien formó parte del grupo de librepensadores judeoespañoles que
vivieron en Ámsterdam (Holanda) a mediados del siglo XVII.
Él no es un ateo o laico, sino un impío, porque
duda. Es un escéptico, reclama el derecho de elegir; alguien que no respeta lo
que le dicen que es la verdad, sino que la quiere buscar él mismo. Eso es el
modernismo. No encuentra su lugar y eso me pareció muy propio de nuestro
tiempo. Tenemos identidades mixtas o mestizas; nos cuesta mucho saber a dónde
pertenecemos”, agrega el narrador.
En entrevista desde Nueva York, el ensayista
explica que la idea de la novela surgió a partir de una nota al pie de página
en un libro sobre la secularización del mundo. “Aparecía, junto al racionalista
Baruch Spinoza (1632-1677), como uno de los que había iniciado la revolución
filosófica que llevó a la modernidad. Empecé a buscar y me di cuenta que es una
figura olvidada.
Y, en realidad, es una figura trágica, porque por
un lado enciende la mecha de lo que sería la revolución filosófica; pero no es
tan inteligente, como Spinoza, para desarrollar todo un sistema filosófico”,
agrega.
El presidente y CEO de la Jewish Funders Network
destaca la investigación de años que está detrás de El impío. “Hay un solo libro escrito sobre De Prado.
Tuve que hacer un trabajo como de detective, para averiguar cosas sobre su vida
a través de la vida de otros. La novela se construye juntando todas esas
menciones. Fue interesante reconstruir qué pensaba, a partir de lo que otros
pensaban de él; es decir, no se conserva nada escrito por él, pero sí textos
sobre él”.
Quien fue delatado en 1656 como “judaizante” ante
el Santo Oficio de Sevilla y, posteriormente, excomulgado por los judíos en
Ámsterdam, critica las incoherencias internas de la religión católica y de la
judía; como el hecho de predicar una cosa y hacer otra y la falta de libertad
personal, apunta Spokoiny.
De Prado es un racionalista. No quiere creer en
nada que no pueda explicar. Piensa que las religiones le exigen suspender su
propia racionalidad y no está de acuerdo. Él no es antirreligioso. Incluso, quisiera
tener una religión de la razón, que sea compatible con la libertad humana, con
la ciencia”, añade.
Para quien estudió Administración, Teología y
Educación, lo más avanzado de la propuesta del pensador hispano-portugués es
“reivindicar el derecho de poder elegir y reinterpretar libremente la propia
religión, sea cual sea”.
Piensa que el judaísmo secreto en España de su
protagonista es una manifestación de libertad, más que de creencia religiosa.
“Hace lo mismo frente a la filosofía y la ciencia. No cree al cien por ciento
en nada, en eso se parece a nosotros”.
El autor, quien ha trabajado en ciudades como
París, Montreal y Quebec, evoca en El impío, que se
desarrolla a partir del diálogo entre De Prado y su hijo, las aportaciones de
la comunidad judeo-portuguesa en Ámsterdam.
Tiene una función fundamental en el desarrollo de
la modernidad no sólo en Holanda, sino en Alemania y Londres. Por haber sido
víctimas de persecución religiosa, sus integrantes son los primeros que luchan
por un Estado laico, por la tolerancia religiosa; los primeros que abrazan el
concepto de ciudadanía moderna, todos iguales frente a la ley. Por ellos, la
bolsa de valores surge ahí, los seguros, el concepto de riesgo. Tienen una
forma distinta de ver el mundo”, concluye.
Spokoiny prepara una nueva novela histórica sobre
los judíos cien años antes de nuestra era.