• Se abre el debate en medios culturales sobre la validez de monetizar las colecciones
Ciudad de Mexico.- Duramente golpeados por la pandemia, los museos
estadunidenses pueden ahora vender sus obras de arte para compensar sus
pérdidas. Algunos quieren aprovechar esta oportunidad para renovar o
diversificar su colección, pero otros temen que esto afecte su muestra.
Antes de la
pandemia, la venta de obras de arte por parte de los museos –práctica conocida
como alienación– sólo podía llevarse a cabo para comprar nuevas pinturas,
esculturas u otros objetos artísticos. Pero en abril de 2020, la Asociación
Estadunidense de Directores de Museos de Arte (AAMD, por sus siglas en inglés)
levantó esa prohibición y autorizó por dos años la venta de obras de arte para
equilibrar los presupuestos.
En septiembre el
Museo de Brooklyn, ya en dificultades económicas antes de la pandemia, puso en
venta 12 obras, entre ellas un Monet y dos Dubuffet, con el objetivo de crear
un fondo de mantenimiento de su colección.
En febrero de
2021, el director del Museo Metropolitano, Max Hollein, señaló que el más
prestigioso de los museos neoyorquinos utilizaría este año las sumas obtenidas
de la venta de obras para gastos de restauración de su colección, sobre todo
para el sueldo del personal dedicado a esa tarea.
Hollein minimizó
la importancia de la decisión, que presentó como temporal.
“Muchas
instituciones practican la alienación desde hace décadas”, declaró a la AFP, y
precisó que el Met no prevé vender más obras en 2021 que en los años
anteriores.
“Pensamos que esto
beneficia el desarrollo de nuestra colección”, afirmó.
Activo financiero
La venta de las
obras de arte por parte de los museos es un tema polémico. El mundo de los
museos anglosajones es generalmente más abierto a las ventas controladas, pero
la mayoría de los países de cultura latina, como Francia, se oponen.
El presidente del
Centro Pompidou, Serge Lasvignes, manifestó dudar “del interés de avanzar por
esa vía”, sea para compensar pérdidas financieras o como “instrumento de ‘buena
gestión’ de la colección.
“Es muy preocupante que las obras colgadas de
la pared se transforman en activos financieros”, estimó también la abogada
Laurence Eisenstein, que recientemente dirigió una rebelión contra los
responsables del Museo de Arte de Baltimore.
Este centro quería
vender tres obras de su colección, entre ellos un Warhol, estimados en 65
millones de dólares.
La venta de estos
cuadros pretendía crear un fondo de preservación de la colección del primer
museo de esta ciudad de población mayoritariamente negra. Y también a
requilibrar la colección mediante la compra de obras de mujeres y de artistas
provenientes de minorías.
Pero frente a las
críticas, el museo renunció a la venta en octubre, y decidió recaudar fondos
vía donaciones, explicó su director, Christopher Bedford.
La mayoría de los
centro de exhibición de arte se niegan a vender piezas importantes de su
colección.
El Museo
Metropolitano vende sobre todo objetos de los cuales ya posee varios ejemplares
u obras de artistas “ya tenemos decenas de trabajos del mismo periodo”, indicó
Hollein.
Pero otros menos
conocidos dieron el paso. Everson, un museo de Syracuse, en el estado de Nueva
York, vendió en octubre un Pollock que había recibido en donación por 12
millones de dólares, lo cual desencadenó la ira de muchos. El museo dice que
espera abrir su colección a la diversidad.
“Un museo de arte
vende su alma”, reaccionó el columnista Terry Teachout en el diario The
Wall Street Journal, acusando a la institución de “traicionar la confianza
del público”.
Laurence
Eisenstein teme también que donantes y autoridades retiren su apoyo financiero
a los establecimientos que vendan más de lo razonable. Podrían pensar algo como
“¿Por qué precisarían nuestro dinero? Más bien vendan sus obras”, dice.
“Se tornaría muy
difícil para los museos seguir siendo los guardianes de confianza de los bienes
culturales de Estados Unidos”, estimó.
Irrelevancia
Existen fuertes
llamados para incorporar a las colecciones obras de artistas provenientes de
minorías, acentuados por el movimiento contra la desigualdad racial de 2020.
Pero muchos estiman que hay que agregar y no sustituir unas obras por otras.
El Met hizo de la
diversidad una prioridad, pero “no utilizamos nuestra colección actual para
lograrlo”, señaló Hollein, y espera conseguirlo con donadores.
Para Brian Frye,
profesor de derecho de la Universidad de Kentucky, los estatutos de los museos
estadunidenses, casi todos privados pero sin fines de lucro, constituyen por sí
solos una barrera suficiente a las derivas eventuales de la venta de las obras
de arte.
“¿Pienso que los
museos van a ponerse a monetizar sus colecciones a granel? No, de ninguna
manera”, dijo. “A mucha gente esto le da pánico”.
Para el director
del museo de arte de Baltimore, el marco fijado por la AAMD debe ser revisado,
y los directores de los museos son cada vez más favorables a eso. Mientras,
“caemos en la irrelevancia, porque nos negamos a actualizar nuestros modelos de
pensar y actuar".