• El periodista ibérico, estudioso del idioma, entrega su 'Propuesta de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo'
CIUDAD DE MÉXICO.-¿El idioma invisibiliza a la mujer? ¿Es compatible la
lucha feminista con el respeto a la historia, la estructura y la economía de la
lengua? ¿Es eficaz actuar sobre el lenguaje para combatir
el machismo?
Éstas y otras preguntas busca responder el periodista y ensayista
español Álex Grijelmo (1956) en
su libro más reciente, Propuesta
de acuerdo sobre el lenguaje inclusivo, que acaba de lanzar
editorial Taurus.
El estudioso de la lengua desde hace más de dos décadas entrega un
extenso análisis, “en tono conciliador”, de los mitos que se han construido
sobre el origen patriarcal del género masculino, por ejemplo, y sugiere en 36
puntos un pacto para expresarse en español sin discriminación hacia la mujer.
Intento aclarar algunas cosas a partir de la historia de la lengua. Es un
libro de divulgación que da a conocer los mecanismos de la lengua, el valor de
las palabras; además de preservar a la gramática de algunas culpas que se han
volcado sobre ella.
Cuando se dice que la lengua es machista, yo creo que los machistas
somos nosotros, las personas, y tenemos que cambiar eso; pero la lengua no
tiene la culpa, es sólo un instrumento. La lengua es fruto de una cultura y hay
que respetarla”, afirma desde Madrid en entrevista.
El doctor en Periodismo por la Universidad Complutense aclara
que “se dice que el masculino acaparó todo el ámbito, cuando tal vez este
género nunca existió. El masculino aparece porque nació el género femenino, por
una necesidad de visibilizar a las hembras y a las mujeres; y, al emerger éste,
por oposición, se creó el masculino, que fue un desdoblamiento del genérico
original. El proceso es el contrario del que se suele presentar”, aclara.
Quien ha trabajado en las agencias Europa Press y EFE, y en el
diario El País, admite que en la vida cotidiana “sí hay posibilidades
de invisibilizar cosas, al no mencionarlas, como la muerte o la enfermedad.
Pero, en el caso de la lengua no funciona así, porque el que realmente alimenta
una palabra es el contexto en el que está dicha. Lo que no se nombra sí existe,
porque tenemos la presuposición, el sobreentendido, la insinuación y la
ironía”.
Está convencido de que es posible hacer compatible la lucha femenina con
el respeto a la lengua, que es una cultura común de quienes la hablan. “Sí se
puede evitar el machismo en el lenguaje sin alterar las estructuras de la
lengua. Aunque a veces hay un exceso de celo que nos desvía del objetivo
principal, que es cambiar a la sociedad, hacer un mundo más igualitario. Cuando
lo hayamos conseguido, el lenguaje no importará”, agrega.
El autor de Defensa apasionada del idioma
español, La seducción de las palabras, La punta de la lengua, El genio
del idioma y La gramática descomplicada pide
“mirar al español sin prejuicios y con conocimiento, porque los primeros salen
muchas veces de la falta de información”.
Sobre el uso de las duplicaciones, como niñas y niños, “o también
debería ser asesinos y asesinas”, y el de la “x”, la “e” o la @ para indicar un
neutro inclusivo, recomienda un uso moderado y dice que el tiempo dirá si los
hablantes las incorporan, si les son útiles.
Yo les veo escasa viabilidad. La lengua no es sexista, sino el uso que
hacemos de ella. La gramática está al servicio de las ideas que queramos
defender”, indica.
Grijelmo revisa también “los contenidos machistas y vejatorios” que
tienen los refranes y dichos populares. “En esto hay que prestar atención y
tratar de no repetirlos. El lenguaje nació hace 70 mil años. La lengua es
una proyección de la sociedad”.