• Cuando el equipo de Tigres nació, la forma que encontraron para ganarse a sus seguidores fue sumamente sencilla: un apretón de manos.
Ciudad de Mexico.- En la actualidad, Tigres es considerado como un equipo que cuenta con
una de las mejores aficiones del país; incluso, la más reciente consulta
Mitofsky reveló los felinos son el quinto lugar en mayor popularidad, siendo
los primeros cuatro América, Chivas, Cruz Azul y Pumas. Estar dentro de ese top
5 no fue sencillo. Los auriazules comenzaron como un equipo muy humilde y de
esa misma forma lograron ganarse a sus primeros aficionados: con apretones de
manos.
Era el año 1957, cuando en
ese entonces el equipo se llamaba Jabatos de Nuevo León, pero que fue cedido al
patronato de la UANL debido a problemas económicos el 7 de marzo de 1960, dando
así el paso a lo que hoy es Tigres.
Así se ganaron a la afición
En ese inicio los felinos sabían que iba a ser complicado ganarse a sus propios
seguidores, puesto que en Nuevo León ya existía Rayados como equipo profesional
desde 1945; sin embargo, a los jugadores se les ocurrió una gran idea, la cual
reveló el expresidente Jorge Urdiales, quien también fue futbolista en aquella
época.
“En el Tec salían e iban y
saludaban a la gente de sol y luego a los de sombra, para ganarse a la gente
menos pudiente”, contó Urdiales.
El darse el tiempo de
acercarse e incluso saludar de mano a los que tenían más de cerca, fue
ayudándoles a ganarse en su mayoría a los aficionados de un nivel
socioeconómico no alto, por lo que también eso los llevó a obtener la etiqueta
del ‘equipo del pueblo’, mientras que Rayados era el rico de la ciudad, pues
además jugaba en el Tec de Monterrey y los auriazules eran de la UANL.
La atracción de más afición
La historia no quedó ahí. Si bien por muchos años esa fue la estrategia con la
cual obtuvieron a mucha gente a su favor, pero lo que hizo que se disparara el
número de seguidores de Tigres fue el ver a jugadores e hinchas llorar por el
descenso el 24 de marzo de 1996.
De ahí nació el sentimiento
incomparable, donde las personas se fueron acercando al Volcán para apoyar al
equipo, aún estando en la Primera División A, pero para que esto se diera, se
tuvo que aplicar otra estrategia y esa corrió a cargo del club, en esa ocasión
a cargo de Cemex y Femsa, quienes entraron a tomar a la institución en comodato
para regresarla en un año al Máximo Circuito. “Se dio un cambio de 180 grados
al enfoque que se tenía de la afición de Tigres. Si hacemos memoria, era un
estadio hostil, con porros, con afición que si recordamos no llevaban familias,
menos niños; entonces Cemex, como dueño del equipo, hizo esa estrategia de
cambiar”, reveló Jorge Domene Zambrano, vicepresidente de Tigres de 1996 a
1998.
“Hicimos promociones como el
‘trae a tu chava’, el niño que pase por debajo del brazo de un domi (póster)
que teníamos de Siboldi entra gratis. Poco a poco fuimos cambiando esa
percepción que tenía la gente, de que era un estadio difícil y eso aunado a los
buenos resultados fue generando sin duda una afición incondicional, porque como
todos recordamos, sábado a sábado, a veces viernes que jugábamos, se llenaba el
estadio y con un ambiente padrísimo. Ahí se demostró que en las buenas y las
malas la afición se mantuvo siempre fiel, siempre firme; regresando a Primera
División se batalló, hubo riesgo de volver a descender”, agregó.
Tigres ascendió en un año de
forma automática al ser campeón en los dos torneos cortos de la Primera
División A y la afición creció con ese fenómeno de ser incomparable, incluso
fue ahí que el Universitario se ganó el mote de ‘El Volcán’, ya que don Roberto
Hernández Jr. decía que con el lleno al gritar por los goles felinos, el
estadio hacía erupción como un volcán.
Desde entonces, la afición
abarrota el estadio, no han dejado de ir, los abonos del inmueble aseguran
siempre el lleno, hasta casas de rivales han invadido con miles de personas que
hacen viajes masivo, lo único que pudo detener esa pasión fue la pandemia por covid-19,
que ocasionó el cierre de estadios.