• Johan Cruyff revolucionó el futbol en los 70, su magia, sus vicios y sus anécdotas siguen asombrando hoy en día.
Ciudad
de Mexico.- Johan Cruyff estaba destinado a la magia, a los éxitos y a la polémica.
El cerebro de la Naranja Mecánica, el artífice de la mejor época del Ajax y el
hombre que le regaló al Barcelona identidad convirtió al futbol en un arte y
dejó un gran legado en números, copas y aprendices.
Sus raíces no pudieron estar más
arraigadas en el Ajax donde comenzó en las categorías inferiores, cuando se
ofrecía a cuidar y limpiar el vestidor. Hoy en día, personajes del futbol como
Jorge Valdano, Josep Guardiola y hasta Hristo Stoikov desbordan elogios para
referirse al holandés.
DE JOPIE A MÍSTER
Ese jugador que humilló a Uruguay,
Argentina y Brasil en un mismo Mundial tuvo una infancia en las calles de
Betondorp, Amsterdam donde gustaba de las cascaritas con los otros chicos. Su
apodo era Jopie y conforme pasaban los años, los apodos fueron cambiando, El
Flaco fue uno de los más famosos, como le decía el entrenador Rinus Michel,
creador del Futbol total. El Mago le llamaban cuando jugaba en Ajax y después
con el Barcelona; Quienes lo enfrentaron en el terreno de juego lo llamaban el
Holandés volador. Otros simplemente le decían Míster.
ANOTÓ GOL EN SU DEBUT
Cuando Johan Cruyff debutó el Ajax era
uno de los peores equipos en la clasificación de la Liga de Países Bajos. La
tarde del 15 de noviembre de 1964, el club holandés perdió el partido 3-1 ante
Groningen, pero un joven había comenzado una etapa dorada que no pararía hasta
la década de los 80.
EL GOL IMPOSIBLE
Era tricampeón de Europa con el Ajax,
había conquistado el Viejo Continente y el Barcelona lo fichó tras fijarse en
su extraordinaria capacidad en el terreno de juego. Entre el racimo de goles
que dejó en su paso como blaugrana hubo uno que hasta el día de hoy es
recordado por su nombre: El Gol imposible. Así catalogó la prensa española al
gol que le hizo al Atlético de Madrid un 22 de diciembre de 1973. Todo derivado
de un centro a segundo poste hasta donde Cruyff corre para alcanzar la redonda
y con un gesto acrobático logra conectarla y enviarla a las redes.
Eusebio Vilaro, defensa colchonero en
ese partido, dijo: Hay que darse cuenta que cuando salta su pierna se encuentra
a la altura del travesaño. Todos dejamos de jugar porque dimos ese balón por
perdido... todos menos él”.