• Durante la apertura, el presidente aseguró que mujeres como la Reina Roja nunca mueren, por lo que siguen gobernando con su ejemplo
CIUDAD DE MÉXICO.-El presidente Andrés Manuel López Obrador inauguró ayer el
Pabellón de la Reina Roja en un espacio adyacente al museo de sitio Alberto Ruz
Lhuillier, en la zona arqueológica de Palenque, conformado con más de 30
piezas.
Destaca el ajuar completo de la Reina Roja (señora
Ixik Tz’aka’ab Ajaw), que consta de tocado, diadema, máscara, collar, pectoral
y pulseras, así como algunos elementos asociados a su descubrimiento, como una
figurilla silbato, un plato y vasos polícromos, un incensario con tapa, una
figurilla silbato y una navaja de obsidiana.
Además, dentro del sarcófago yace una concha que
contiene una figurilla femenina en miniatura y una pequeña máscara de piedra
verde.
Durante la apertura, en el marco del Día
Internacional de la Mujer, el mandatario destacó el papel de los exploradores
del siglo XIX y el trabajo arqueológico realizado durante más de medio siglo
hasta el hallazgo de la Reina Roja, considerada una de las joyas de la cultura
maya y símbolo ancestral de la mujer, “quien no murió, sino que sólo cerró los
ojos y se quedó velando y sigue gobernando con su ejemplo”.
Es importante resaltar “que el museo de sitio lo
montó el maestro Carlos Pellicer, contratado por Alberto Ruz con ese propósito
y aquí estuvieron viviendo hasta recuperar esto que también fue visitado en su
momento por Ernesto el Che Guevara, antes de acompañar a Fidel Castro y a otros
revolucionarios”, dijo.
Recordó el libro La noche de la Reina Roja,
de la periodista Adriana Malvido, así como la visita del escritor británico
Graham Green al sitio; y garantizó que este espacio “será un atractivo de
primer orden para visitantes de México y del extranjero”.
SON PROTECTORAS
Durante la apertura también habló la secretaria de
Cultura, Alejandra Frausto, quien recordó que no es el único sitio donde
existen espacios prehispánicos dedicados a la mujer.
Tenemos, por ejemplo, Xochitécatl, en Tlaxcala,
alineado con los volcanes La Malinche e Iztaccíhuatl, donde todas las
representaciones y figurillas que se han encontrado son femeninas, protectoras
de vida y generadoras de la fertilidad”, dijo.
Además, del monolito recién descubierto que
representa a una joven gobernante en la Huasteca veracruzana, llena de fuerza y
misterio, como la misma Coatlicue, con lo cual esta Reina Roja será inspiración
y símbolo para las niñas, jóvenes y mujeres mayas de hoy”.
Y agregó: “Pero también será inspiración para las
ayuujk, nahuas, chichimecas, hñähñu, zapotecas, yaquis, paipai, totonacas,
amuzgas y afromexicanas; para las poetas, las artesanas, las pintoras, las
maestras y campesinas, para las mujeres de México, soberanas.”
Soberanas protectoras y transmisoras de su cultura,
soberanas generadoras de unión y de construcción, soberanas de su pensamiento,
de su palabra, de su comunidad, su familia y de su cuerpo. Esta Reina Roja será
símbolo para todas las mujeres de México”.
OFRENDAS Y AJUAR
Diego Prieto explicó que el descubrimiento de la
tumba de la señora Ixik Tz’aka’ab Ajaw sucedió en 1994.
Recordó que su sarcófago de piedra estaba
acompañado de ofrendas y un ajuar acorde a su rango.
Desde entonces se determinó que se trataba de un
entierro femenino, con recubrimiento en cinabrio de color rojo intenso.
Ahora se sabe que su nombre es Ixik Tz’aka’ab Ajaw,
y las evidencias la ubican como consorte de Pakal ‘el Grande’, el gobernante
más importante de la ciudad entre los años 615 y 683 d.C.”, comentó.
Según fuentes epigráficas, aseguró, la Reina Roja
“falleció el 13 de noviembre de 672 d.C. y sus restos fueron depositados en la
subestructura conocida como Templo XIII, junto al Templo de las Inscripciones,
donde 11 años después de la muerte de la señora, sería inhumado Pakal ‘el
Grande’, el 28 de agosto de 683 d.C.”.
En la apertura también estuvo presente Arnoldo
González Cruz, director del Proyecto Arqueológico Palenque,
quien acompañó al Presidente en un breve recorrido por el pabellón.
RASTROS DE UN ENIGMA
Los expertos aseguran que la Reina Roja fue
sepultada con un tocado conformado por 103 teselas (pequeñas piezas de piedra),
hechas de onfacita, de las cuales 11 son de concha y 37 de caliza, finamente
talladas y que, en su conjunto componen una representación del llamado “dios
narigudo”, probablemente, Chaac.
Además, debajo del tocado se halló una diadema
doble constituida por pequeños discos, un collar y dos orejeras; y debajo del
tocado y la diadema, colocada parcialmente sobre el rostro, se encontraba la
pieza principal del ajuar de la reina: la máscara, que consta de 116 piezas, de
las cuales 110 son teselas de malaquita, dos de obsidiana y cuatro de jadeíta
blanca, destacando la naturalidad de sus rasgos faciales.
Además, indican que sobre el tórax se encontraba
una prenda distintiva de la realeza maya: el k’ub, una capa tejida que le
cubría el pecho y los hombros, que, en este caso, fue decorado con más de 170
pequeños discos de jadeíta, onfacita y albita, rematando en la parte central
inferior por un pequeño rosetón, complementado con una pequeña cabeza de mono.