• El temible grito La Llorona
Ciudad de Mexico.- “Y
el lamento de la mujer misteriosa, que ha recorrido los espacios siglos y
siglos, se fue alejando por caminos y poblados perdiéndose poco a poco entre
los repliegues de las montañas seguido del aullido lúgubre de los perros de las
rancherías”Dr. Atl Cuento El aullido de La Llorona.
Dicen que hipnotiza, que hiere verla,
que puede sobrevolar a quienes la escuchan, que en un parpadeo pasa de la
lejanía a unos metros de los horrorizados caminantes, que se lleva niños para
remplazar los que ha perdido, que su rostro fusiona todos los espantos, entre
calavera, momia, bruja, mujer desfigurada… es el miedo con caballera larga y un
grito hiriente: “¡Ayyyy mis hijos!”. Su historia es muy triste, produce miedo y
compasión. Los siglos se suman, pero ella cambia poco. Más inquietante: sigue
ahí, entre las pesadillas.
El mito de todos
Entre los mitos prehispánicos que
otorgan diferentes identidades al origen mitológico de La Llorona, desde la
Xtabay, de la cultura maya, hasta las diferentes diosas de la fertilidad y el
parto de los mexicas o zapotecas, el concepto de un alma femenina lamentando la
muerte de su hijo o hijos (nacidos o no, ya que en muchas versiones ella fue su
ejecutora antes de llegar al mundo), se construye este personaje de leyenda colonial,
de temores perennes y admoniciones de fe. El origen del personaje llega hasta
La Malinche, como se explica en el largometraje de Ramón Peón La
Llorona (1933), su primera versión fílmica: “Terminada la Conquista,
los grandes servicios de doña Marina fueron olvidados, y la raza vencida,
considerándola culpable de la derrota, concentró todo su odio en ella y su
hijo”. El conquistador le quitó al niño para evitar su muerte, provocando la
tristeza y el odio eterno de la indígena, descrita como “princesa india”.
Sin duda, esta cinta ayudó a relanzar
el mito en otro nivel, aunque nunca se ha perdido. Es tan antiguo que no tiene
una fecha precisa de datación. Para algunos estudiosos, es esctrictamente
colonial, para otros, prehispánico. Se atribuye el antecedente a las crónicas
de Bernal Díaz del Castillo y la fatídica relación entre un caballero español y
una mujer indígena; la pareja tiene hijos, pero después él la desprecia, ella
enfurece y da paso a la locura para asesinar a sus hijos a orillas de un río. Si
es la genuina leyenda, entonces Díaz del Castillo la recogió como parte de la
tradición oral nativa del asentamiento ibérico en la Conquista, pero se insiste
en que su origen puede ser anterior a la llegada de las tropas españolas, con
la mujer asesinando a sus hijos como un sacrifio, sin decepción amorosa.
En Historia general de
la Nueva España, Bernardino de Sahagún cita también los tenebrosos
presagios que antecedieron al arribo de la tripulación europea, en referencia
al grito desgarrador. Como sea, se mantienen las características del relato que
provocan su aparición y lamento, con distintas interpretaciones en el teatro,
la radio o la historieta, las cuales mantienen un “modelo” de la aparición:
mujer de cabellera larga, atuendo blanco, cuyo rostro es difícil de ver
(también dicen que, si se le escucha, hay que evitar verle la cara). De Sahagún
la menciona, entre otras definiciones, como Cihuacóatl, mujer serpiente. En la
cultura totonaca, por ejemplo, la efigie de Cihuatetéotl presentaba la divinidad
de la mujer fallecida en el parto: ojos cerrados, boca abierta y serpientes
anudadas en la cintura, símbolo de fertilidad. Si la leyenda viene de esta
vertiente de adoración divina, La Llorona pudo morir al dar a luz, entonces su
lamento es el de un espíritu que pierde la vida con sus hijos. Pero esto no
sería un crimen; por el contrario, las mujeres que morían en trabajo de parto
eran consideradas guerreras, con derecho de vínculo con el dios Sol.
Un grito cinematográfico
En la mencionada versión cinematográfica
de Ramón Peón, tan sólo contemplar y escuchar a La Llorona (se entiende, aunque
no se le vea a cuadro) es suficiente para que un hombre se infarte frente a un
portón en la madrugada. Su cuerpo es revisado en una clínica, donde el médico
Ricardo Acuña (Ramón Pereda) es capaz de hablar de ciencia médica y desestimar
categóricamente la creencia en fantasmas, apariciones y hasta cuerpos astrales.
Para él, es simplemente un “caso típico de síncope cardiaco”. Pero pronto se
advierte que pesa una maldición sobre un linaje familiar, por lo que deben
proteger al niño de 4 años, blanco de La Llorona. Se ve la historia en la época
colonial, cuando se gesta el origen maligno de Ana Xiconténcatl (el nombre
pretende darle la herencia sanguínea de los pueblos heredados), la semilla de
la venganza eterna de su espectro inmortal al quitar la vida de su hijo (con
una pieza que parece de obsidiana, no un puñal común) antes que entregarlo al
padre que mancilló su honor.
Mauricio Magdaleno, dirigió La
herencia de La Llorona (1947), donde la trama pasa por el camino de la
investigación criminalística. Rafael (Juan José Martínez Casado), hijo de la
Hacienda de Sacramento, escribe desde Estados Unidos anunciando su regreso a
México. La felicidad no puede ser mayor para su madre doña Carmelita (Dolores
Tinoco), hasta que se da cuenta de los desplantes despóticos de su hijo. La
intención del hijo descastado es matar a la señora para quedarse con la
hacienda. La Llorona deja pasar el enredo de herencias para mostrarse hasta el
minuto 37. En realidad, el espectro femenino está de más en una trama de
intereses económicos y hurtos, pues ella era sólo un señuelo de carne y hueso
para aterrar a los miembros de la hacienda.
Por su parte, el cineasta Fernando
Méndez ( El vampiro, Ladrón de cadáveres…) hizo El grito de
la muerte (1959), versión alternativa de la leyenda, puesta en el
medio rural mexicano con caballos de bala pronta, donde un heroico vaquero
(Gastón Santos), va en misión secreta por una extraña piedra tallada. Las
aventuras corren con nueva piedra, un cuchillo clavado en un reloj que
detiene-maldiciones y más, conducen a un fraude que aprovecha la historia del
lamento espectral femenino para apoderarse de una veta de oro.
Fue en 1959 cuando el director René
Cardona buscó “actualizar” el mito con La Llorona, donde Margarita
(Luz María Aguilar) está atada a una leyenda que le impide casarse. Pero la
dama se enterca y el padre no puede impedir que se case con Felipe (Mauricio
Garcés). Tienen un hijo que ella, preocupada por la maldición, sobreprotege. La
revisión de la historia en un gran libro amansa brazos, permite el flashback para
ver la historia de Nuño y Luisa del Carmen, una dama seducida por el caballero,
a quien deja por un año y, sin ningún interés por conocer al vástago, rechaza
que lleve su nombre. “Los niños son el abismo que nos separa”, dice asustando a
la nana (Emma Roldán), y seguramente aterrorizando a los espectadores de la
época.
En 1963, Rafael Baledón realizó La
maldición de La Llorona, donde Marina (Malintzin), no hace el grito
tradicional, se le trata en términos de bruja con una maldición (vista en
negativo de exposición). La película arranca con un impresionante plano de la
siniestra señora Selma (Rita Macedo) con sus ojos negros desbordados
(maquillaje de Armando Meyer) mientras sostiene a una tercia de perros gran
danés. Hay asistente (Carlos López Moctezuma), bosque de niebla espesa, caserón
antiguo con fosos, pasadizos, torreón con campanario, fuegos, compuertas,
espejos…
Con trabajo argumental de Inés Arredondo
y Hugo Argüelles, Ernesto Alonso produjo en 1968 la telenovela Leyendas
de México. Uno de los episodios impactó al auditorio nocturno con La
Llorona (dirigido por Raúl Araiza), aterrorizando a caballeros de
espada. Por supuesto que una horrorífica figura como ésta no podía escapar del
ensogado, de manera que hay una versión especial con Lorena Velázquez en Leyendas
macabras de la Colonia (Arturo El Villano Martínez,
1973), con Mil Máscaras y Tinieblas en inesperado viaje en el tiempo para
encarar a la siniestra dama “Maldecida por todas las religiones”. El
Enmascarado de Plata tendría socio de fistiana con José Mantequilla Nápoles
en La venganza de La Llorona (Miguel M. Delgado, 1974).
Después se ha producido una gran
cantidad materiales con el personaje, como Las Lloronas (Lorena
Villarreal, 2004), The Cry (Bernardine Santiestevan,
2007), La Llorona (Jayro Bustamante, 2019), La Llorona (Michael
Craves, 2019), The Haunting of La Llorona (Dennis Devine,
2019) y The Legend of La Llorona (Patricia Harris Seeley,
2020). La casa productora Ánima Estudios, alcanzó un enorme éxito con La
leyenda de la Nahuala (Ricardo Arnaiz, 2007), por lo que produjo
secuelas con otras leyendas mexicanas, empezando por La leyenda de La
Llorona (Alberto Chino Rodríguez, 2011), lo que
acercó el mito a la nuevas generaciones de cinéfilos, sin olvidar que también
hay versiones teatrales para niños, así que seguirán los gritos y los sustos al
paso de su esquiva mirada.después de apreciar un cuadro de Cauduro, dueño de su
tiempo, con la poderosa fuerza de sacudir nuestra sensibilidad.