• Al tener contenidos los contagios de covid-19, se permitió gente en las exhibiciones de Adelaida
CIUDAD DE MÉXICO.-Australia ofreció un
rostro distinto al de la cotidianidad, donde el uso obligatorio de mascarillas,
caretas y la distancia social son lo común en la mayor parte del orbe debido a
la emergencia sanitaria que supone la pandemia por covid-19.
A una semana que comience
el primer Grand Slam de la temporada en Melbourne, la esfera del deporte
recibió una bocanada de esperanza cuando en los torneos de exhibición de
Adelaida hubo hasta cuatro mil aficionados en las gradas sin la necesidad de
guardar distancia unos de otros y sin cubrir sus rostros con caretas para
evitar contagios de covid-19.
Las mayores restricciones
australianas se dan a la llegada al país que ha tenido una exitosa estrategia
para la contención del virus que ha puesto en predicamento a la mayor parte del
mundo desde el año pasado.
El español Rafael Nadal y el
serbio Novak
Djokovic fueron dos de los jugadores en las exhibiciones.
Ambos se congratularon de volver a jugar ante tribunas nutridas de aficionados,
y reconocieron que en forma de pago para disfrutar estos momentos fue necesario
un confinamiento de dos semanas a su llegada al país para descartar por
completo que eran portadores del virus.
No jugábamos delante de
tanta gente desde hace casi 12 meses. Gracias por venir y alegrarnos el día y
el año”, dijo Djokovic.
Australia reaccionó muy
rápido para evitar la propagación del covid-19 después de detectar los
primeros contagios. Desde marzo, cuando se recrudeció la situación han tenido
29 mil contagios y apenas llevan en conteos 909 decesos. En la última semana
apenas han tenido seis infecciones, por lo que se quitó el uso de las
mascarillas al tener el problema bajo control.
El Australian Open, primer
grand slam de la temporada de tenis, rompe con la inercia de restricciones que
han padecido los deportes desde la irrupción de los contagios de covid-19 y
esperan tener aforos de hasta el 50 por ciento de la capacidad de sus pistas
durante el certamen.
El torneo, que comienza el
8 de febrero, será diferente a sus antecesores de la serie de grand slam,
cuando en el US Open de Nueva York no se permitió aficionados y en Roland
Garros, en París, los límites de acceso a fanáticos eran de un millar al día y
todos debían portar mascarillas como medida de contención. En el caso de
Wimbledon, ni siquiera hubo condiciones para celebrar el certamen en 2020.
Australia preparó el
prestigioso certamen extremando medidas de precaución. Todos los visitantes al
país cumplieron con
periodos de cuarentena de hasta dos semanas para
asegurarse que no están contagiados y solo podían dejar sus habitaciones de
hotel con pruebas negativas al coronavirus.
Las estadísticas en
ciudades como Melbourne o Perth arrojan que son mínimos los casos detectados de
contagios ahora.
Las autoridades
australianas no se intimidaron ante las potenciales críticas y ordenaron
cuarentenas obligatorias en hoteles a todos los tripulantes de un avión que
tuviera siquiera a un portador del nuevo coronavirus.
Hace tres semanas, más
de 70 tenistas tuvieron
que cumplir con la medida de restricción por un periodo de 14 días y arrojar
resultados negativos en pruebas PCR para detectar covid-19. A pesar de las
quejas, en Australia ahora pueden estar seguros que no serán contagiados con el
coronavirus en un alto porcentaje.
Los responsables del
certamen analizaron junto a las autoridades sanitarias las mejores medidas para
brindar garantías a los asistentes y la primera fue cambiar la fecha tres
semanas, que sirvieron para endurecer las medidas de revisión y aislamiento a
todos los visitantes extranjeros al país.
Australia asumió los
posibles costos en críticas con las cuarentenas, en las que los jugadores solo
podían salir a entrenar, pero ahora cosechan buenos comentarios al brindar más
seguridad ante el coronavirus, que tienen controlado.