• Aquellos tiempos donde la felicidad asomaba mi vida. Hoy cumplo 41 años de casado. Gracias Ely • Los pequeños detalles son los que cuentan en esta vida • Conversaciones con el diablo
No cumplía 18
años. Todavía mis dientes completos. Pelo negro y mi cuerpo reacio. Y mis
ilusiones juguetonas. Hice mi primer viaje fuera de mi país. Y lejísimos de mi
estado. Previo en Librería Aramburo había comprado el best sellar de aquel
tiempo: La carrera hacia el poder. Del gran Jeffrey Archer, para mí, excelente.
Le avance mucho en ese vuelo. El entorno de esos tiempos eran maravillosos.
Iniciaba una vida de anhelos. Mi novia Ely, mis padres vivos. Todos mis
hermanos. No había crisis económica. Tenía un salario respetable. Y un panorama
prometedor.
Pronto me
casaría y graduaría en la UABCS. En los 30 mil metros de altura hice unos
apuntes. Puse mi meta de vida. Lo que haría de ahí en adelante. Y después de
hacerla y acariciando el libro de Archer, lanzaba el pensamiento al infinito y
concluía que era tanto el tiempo por delante que nunca se acabaría. Antes de
llegar a mi destino me quedé dormido, cosa rara en mí.
No me gusta
dormir en los aviones. Fue tan largo el sueño que desperté ayer. 64 años después.
Fue una Epifania: entre a la bodega de mis cosas personales y vi el libro. El
mismo de Jeffrey Archer. Maltratado un poco. Y en su interior mi plan. Una
servilleta con el logo de la línea. Y una señal de donde iba la lectura. Me
cimbre de la emoción. Y la curiosidad me ganó. Me acomode en un rincón y empecé
A leer. Concluyo: me faltaron hijos de los presupuestados. No fui político. Mis
padres murieron. Mis hermanos volaron. El tiempo hasta hoy fue convulso. No
hice mi casa en San Carlos. Y mi riqueza no se compara a la de Carlos Slim.
Y al ver
hacia adelanta el tiempo se acorta y las ilusiones se esconden.
Lo que si
aspiro terminar de leer a Sir Archer.
·
Los pequeños detalles son los que cuentan en esta vida
El mejor
regalo, Una sublime experiencia… El cuerpo envejece, se hace torpe, lento. La
ligereza se va ausentando al ritmo que caen las hojas del calendario. Yo estoy
consiente. Y a diario me tomo dos cápsulas infalibles de la medicina que me
recomendó mi papá. Es un remedio mágico. Y muy barato y se encuentra al alcance
de todos. Se llama Resignq. Es decir, resignación. Hay que tomarla. El viernes
como todos los días desperté optimista. Y resignado de mis achaques y
enfermedades. Las padezco tanto que aprendí amarlas. Y respetarlas.
Tome mi cubrebocas
y mi bastón. Mi gorrita de Pablo Neruda. Y a caminar. Tengo una ruta trazada
que son como cinco Kilómetros de ida y vuelta. Los recorro a paso lento. No me
canso ni me enfado. Me entretengo supervisando obras de construcción. En la
ampliación de El Centenario se levantan residencias dignas de la revista Town
and Country. Hermosas. Y supongo que muy caras. Ese día a mitad de mí
recorrido, en las calles.
Diez y Baja
California hice un receso para acomodar el tapabocas. De pronto me rebasan tres
mujeres muy bonitas. Van con un paso muy rápido. Las observó y me doy cuenta
que se alejan hacia otras calles. Me ajusto el cubre. Y retomo el paso. A los
quince o veinte minutos veo que viene hacia mí, una de las tres mujeres. Era la
más menor de edad. Hermosas facciones. Ojos llenos de vida. Y tras su
cubrebocas me imagine una dulce sonrisa. Se me acerca, me dice algo, muy
quedito. No le entiendo. Repite. Nada. Hasta que baja su cubrebocas y sube la
voz. “Señor, me regrese solo para preguntarle si se siente bien. Y si puedo
ayudarlo en algo. Dígame por favor. Con toda confianza. “No supe que decir. Ese
gesto de esa mujercita me desarmo. Le di las gracias varias veces. Y se retiró.
Me quede
pensando ¿qué tan amolado me veo? A lo mejor si. Pero la resigna hace lo
propio. Pero me queda muy claro que la reacción de esa niña demuestra de manera
clara de que todavía hay en este mundo seres con alma y corazón. Quise
compartir esta sublime experiencia que no me cabe en mi pecho.
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Conversaciones con el diablo
Me sumo a las
múltiples muestras de solidaridad y consternación para la familia Torres, por
el sensible fallecimiento de don Víctor Torres. Para VLADIMIR y todos sus
familiares un fuerte abrazo sincero y en espera de pronto restablecimiento.
Ánimo...Nada cambia en el Issste. El trato inhumano en farmacia es uno de los
principales reclamos de la derechoabiencia. Y a eso le sumamos el desabasto.
Tengo un caso de un lector que fue por mi.
Su medicina
Riveroxaban20 MG. es un anticoagulante que vale cerca de 2000.00 y después de
recoger la receta y entrar a farmacia le dijeron que este medicamento no había
en existencia. Muy preocupado y desilusionado… Fue a la dirección médica ahí
mismo y después de 20 minutos, le dijo el responsable que está medicina no
llegaría hasta marzo, a lo cual pregunté si estaban subrogando y me dijo que
ellos por el momento no.
Y no sabía si
en hospital conchalito pudieran subrogar.A lo que voy es que dejando de tomar
este medicamento de manera abrupta puede ocasionar trombos y si la persona no
tiene para comprarlos entonces si corre un riesgo. Y serio. Como vemos otra más
del Issste. Ahí no cambia nada. Con responsable o no, todo sigue igual ¿qué les
cuesta mejorar?...
Por los
rumbos de Morena los pleitos siguen vivos. Ayer Azucena Meza dijo” !Haremos que las cosas sucedan !Somos más los
deseamos que las cosas cambien, porque la apuesta va para no tener más
desastres en el Congreso. ¡Tenemos a un Presidente de Morena Misógino y aun así
lo presumen en sus muros, hay que tener tantita dignidad!. Y todo esto porque
Milena Quiroga anda muy cerquita del líder Renteria. Esto va para muuuuchooo
tiempo... Las cuento sesenta mil muertes. O un poco más por Covid en Mexico es
un veredicto: renuncia inmediata de los incapaces. No es la fría estadística el
quid del asunto. Es la desarticulación de miles y miles de familias. Los
augurios negros son: la muerte de miles y miles más. ¿ Con esos decesos valdrá
la pena sostener a los inútiles? El tiempo nos responderá.Y con esto nos
despedimos no olviden hagan el bien y sean felices