Un biólogo nativo de Ciudad Constitución colabora con el panel científico que intenta registrar una misteriosa ballena avistada en Isla San Benito.
La Paz, Baja California Sur. El año pasado, científicos mexicanos y norteamericanos viajaron a Isla San Benito, en la frontera marítima entre Baja California Sur (BCS) y Baja California, para tratar de registrar visualmente por primera vez un elusivo espécimen de ballena, pero encontraron algo todavía más sorprendente: evidencia que podría culminar en el registro de una nueva especie.
Gustavo Cárdenas es un biólogo nativo de Ciudad Constitución que se ha especializado en la mastozoología marina, el estudio de los mamíferos marinos, que actualmente colabora con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en su programa de conservación de ballenas en las costas sudcalifornianas.
El biólogo se ha especializado en el estudio de las ballenas picudas, o zífido, de las cuales es la segunda más diversa especie de cetáceos, pero son animales que se alimentan de organismos de aguas profundas. Realizan buceos muy profundos, muy prolongados, de media y hasta dos horas, y cuando salen a respirar permanecen poco tiempo en la superficie, relató.
Cada especie de ballena tiene un “registro acústico” que, explicó, es diferente entre especie y especie, dado que se contaba con registros acústicos que no habían podido asociar a ninguna especie de zífido en las costas de Isla San Bruno. Gustavo Cárdenas y un grupo de biólogos norteamericanos realizaron una expedición en noviembre del año pasado esperando encontrar un zífido de Perrin, una especie que solo conocían por varamientos, pero que jamás ha sido vista con vida.
“Al tercer día de la expedición se acercaron tres animales y vimos que eran zífidos. Tomamos fotografías de su cabeza que permitían identificar a qué especie pertenecían y también registrar su señal acústica”, dijo Gustavo Cárdenas.
Al analizar con cuidado la información, se dieron cuenta del hallazgo, la señal acústica no era similar a ninguna conocida, las características de los dientes del espécimen fotografiado no coincidían con el zífido de Perrin.
“Esto nos da el índice de que tenemos una probable nueva especie”, confirmó Gustavo Cárdenas para Diario El Independiente. Sin embargo, para que la ciencia determine que sí se trata de una nueva especie de ballena mexicana, se debe contar con una tercera fuente de evidencia.
“Como no tenemos un espécimen, lo que tratamos es de conseguir una secuencia genética de su ADN para determinar que no es igual a la de los bancos genéticos que ya existen”, indicó. Para lograr conseguir ADN de la especie, los científicos recogieron agua marina de las inmediaciones donde se dio el avistamiento del misterioso cetáceo.
Gustavo Cárdenas y los biólogos norteamericanos esperan que las autoridades sanitarias de los Estado Unidos, donde se realizarán los análisis genéticos, permitan la realización de trabajo de laboratorio sin riesgos de contagio y así, finalmente, dilucidar si existe una nueva especie de ballena mexicana.