• Este espacio, ubicado en Coyoacán, festeja 40 años de su fundación y tres décadas de su temporada de danza más representativa
CIUDAD
DE MÉXICO.-La interdisciplina, la experimentación, la creación de obras con
nuevas tendencias, la formación y consolidación de artistas y compañías, la
calidad en la interpretación y el tomar riesgos han marcado los 40 años del
Centro Cultural Los Talleres.
Una
de las fortalezas ha sido que todo nuestro trabajo está pensado para una
comunidad, somos una comunidad de artistas”, afirma en entrevista con Excélsior
la coreógrafa y bailarina Isabel Beteta, directora del espacio.
Ubicado
en el corazón de Coyoacán (Francisco Sosa 29), donde abrió sus puertas en marzo
de 1981, este laboratorio, escuela y foro festeja sus cuatro décadas de
actividades ininterrumpidas y los 30 años de su temporada de danza más
representativa, Soliloquios y Diálogos bailados.
Ha
sido un gran placer que los artistas nos hayan buscado para hacer llegar su
trabajo al espectador, escuchar su agradecimiento y sentir su confianza.
Durante
estos 40 años, hemos visto las inquietudes creativas de cada momento, cómo
crecen los grupos, cómo entran nuevas técnicas de danza, cómo la edad para
bailar se ha alargado y cómo la extremada delgadez ha dado paso a cuerpos más
normales o atléticos”, comenta Beteta.
La
creadora recuerda que, en los primeros años, Los Talleres estuvieron más
enfocados a las artes plásticas y visuales, y al proceso creativo. “Siento una
especial satisfacción cuando pienso en los artistas que comenzaron aquí y ahora
ya son reconocidos, como los hermanos Castro Leñero, Irma Palacios, Gabriel
Macotela, Gerardo Suter, Felipe Ehrenberg, quien fue el padrino del proyecto, y
Patricia Mendoza, quien fue mi enlace con este mundo”.
Explica que el centro cultural se volvió multidisciplinario y se
fue especializando en danza contemporánea, sin olvidar la música, el cine y el
teatro. Y evoca a los grupos que se consolidaron en este foro: Delfos,
Contempodanza, M de Mar, Caída Libre, Viraje y Nemian Danza Escénica, que ella
dirige desde hace más de dos décadas.
Este año, Nemian lanzará una nueva rama de gente joven
que se llamará los Corpógrafos, que tienen un perfil más performático; el
nombre alude a los que pintamos con el cuerpo en el espacio”.
La coreógrafa detalla que la temporada Soliloquios y
Diálogos Bailados que se realizará del 19 de febrero al 28 de marzo con seis
programas compartidos, “fue pensada para el lugar, para alcanzar una intimidad;
representa lo que más me gusta de la danza, una cosa más personal, más cercana.
Fuimos los primeros en implementar el concepto de
unipersonal en danza, a diferencia de un solo pequeño como se estila en el
ballet clásico. Aquí importa más la fuerza proyectiva del intérprete y la
calidad coreográfica”, destaca.
Esta temporada, Beteta dará vida a Hoy, una obra de
estreno creada para sí misma, en la que a partir de un movimiento “sin grandes
acrobacias” realiza un recorrido por las emociones por las que se atraviesa en
un día. “Desde la sencillez, la expresividad genuina y la cercanía de lo
íntimo, este unipersonal es un mirar al interior de la casa y del alma sencilla
de una persona”, dice.
En los primeros dos programas de la edición 30 de
Soliloquios se presentarán obras como Muxe, de Rosario Armenta, interpretada
por Alejandra Bogue; Después del silencio, de Ulises González, ejecutada por
Tonio Torres, de Intimidades Danza Contemporánea Independiente; y Sólo un
capítulo más, de Erick Miranda, director de Inquietos Colectivo.
Y en los últimos cuatro programas se dará vida a
piezas de Olivia Luna, María O’Reilly, José Luis Zamudio, Katsura Kan, Malú
Macareno, Maribel Michel, Tlathui Maza, Lola Lince, Mauricio Ascencio y Beteta.
Al finalizar la función del 28 de marzo, señala la
entrevistada, Los Talleres entregará por segunda ocasión la presea Amanalli
(“ofrenda de agua”, en náhuatl) a la coreógrafa y bailarina Lola Lince, “en
reconocimiento a su sobresaliente trayectoria”.