• La escritora confiesa en entrevista que ésta es su obra más personal, porque tomó varios pasajes de su niñez, del lugar donde vivía y donde estudió
CIUDAD DE MÉXICO.-Un domicilio ubicado cerca del exconvento de San Juan
Evangelista en Culhuacán, construido sobre los terrenos donde, según la
historia oral, fueran sepultados infinidad de bebés y, en la época
prehispánica, había una pirámide, es el protagonista de la nueva novela de la
escritora Sandra Becerril (1980), El silencio de todos los muertos.
La primera mexicana en escribir para los maestros del
terror de Hollywood, como Stephen King, y una de las pocas mujeres que explora
el género
del thriller, confiesa en entrevista que ésta es su obra más
personal, porque “tomé varios pasajes de mi niñez, del lugar donde vivía y
donde estudié y de algunas personas que conocí. Surgieron algunos recuerdos que
creí había olvidado”.
La autora de La calle de las brujas (2004), Desde tu infierno (2016)
y Tu
cadáver en la nieve (2019) comenta que sí existe la casa donde
sucede la trama de su novela, que se desarrolla en la década de los 80 del
siglo XX, ya que ella vivió ahí durante 15 años, de 1986 a 2000.
Sí pasaban cosas
realmente. Por ejemplo, se escuchaba que un hombre roncaba o que arrancaban el
tapiz de los muros; se veía que una mujer aparecía en la puerta. Esto sucedía
sobre todo en donde había juguetes, aunque los cambiaras de habitación. También
llegaban gatos que no cazaban a las ratas, era muy extraño”, cuenta.
La
egresada del Centro de Excelencia Educacional y de la Sociedad General de
Escritores de México (Sogem) explica que los dueños de la casa tuvieron que
rematarla y, quien la compró, la vendió de nuevo a los ocho meses. “La última
vez que la visité, se me descompuso el coche enfrente y nunca arrancó, tuve que
llamar a una grúa. Siempre me intrigó, por eso la retomé a través de la
ficción.
Pero
no quería narrar la misma historia de una casa embrujada a donde llega una
familia y la asustan los fantasmas, sino que fuera una mansión poseída por
entidades oscuras que quieren destruir a la familia, para poder vivir a través
de ellos”, agrega Sandra Becerril.
Destaca
que investigó mucho antes de escribir El silencio de todos los
muertos. “En esta zona de Culhuacán hubo muchas muertes. Las monjas
que habitaban el convento, de pronto enterraban fetos en las paredes o en los
terrenos aledaños, se cuenta. Además, este lugar fue construido sobre una pirámide.
Son diferentes niveles de seres que han estado ahí esperando y alimentándose.
Creo que la Ciudad de México está construida sobre cadáveres”.
La historia, ganadora del Séptimo Concurso “Se
busca escritor”, que organiza la editorial De Otro Tipo, involucra a una
familia que se muda a esta casa y enfrenta el horror y la violencia que
generan los muertos que ahí habitan.
El libro inicia con la mirada de una niña que acepta
todo lo que está sucediendo a su alrededor. Esto no quiere decir que no le dé
miedo, pero se propone salvar a su familia por amor”, detalla.
Quien hizo un diplomado en Literatura fantástica y
Ciencia ficción en la Universidad del Claustro de Sor Juana y estudió Novela en
la Universidad Iberoamericana indica que su protagonista es una niña fuerte e
independiente, que tiene algo de ella misma.
Aunque de niña yo le temía a la oscuridad y que me
dejaran sola en la recámara, no podía dejar de ver los espacios oscuros, era
una especie de morbo. Me gustaba mucho leer a Horacio Quiroga y ver películas
de terror”.
La también guionista y directora de cuatro
largometrajes piensa que el terror es el género más entretenido y divertido.
Disfruto mucho al crear estas atmósferas. Para
acercarse al público se necesita un lenguaje dinámico. La estructura no es
sencilla, cada capítulo se narra en primera persona desde la voz de cada uno de
los personajes. La narrativa debe ser directa hacia el lector”.
Becerril adelanta que está afinando la historia #Loveforever, que
saldrá en la plataforma de lectura interactiva Pathbooks, donde los usuarios
pueden cambiar a los personajes o el final; y que en cuatro meses publica un
texto en la antología Nightmares, en la que se incluyen relatos de
Mick Garris, Lawrence C. Connolly y Richard Christian Matheson.