La Paz, Baja California Sur. Cuando un familiar enferma de Covid-19, el riesgo de muerte es una posibilidad latente, sin embargo, lo que sí es cierto es que la enfermedad tendrá un costo para sus integrantes por pruebas generalizadas, material de protección adicional, consultas médicas, tratamientos, vitaminas y la compra y recarga de un tanque de oxígeno, costos a veces catastróficos para la unidad familiar.

“Me enfermé yo en el trabajo y me dijeron que ya no viniera, que me esperara a la prueba, pero me daban ‘permiso’. La verdad es que no me pagaron la quincena completa y perdí mi bono de productividad”, expresó a Diario El Independiente Tania, jefa de familia en La Paz, quien admitió tener Covid-19 a finales del año pasado. Tania, con síntomas claros (dolor de cabeza, fiebre, tos seca), llenó el cuestionario que las autoridades piden como requisito para ser candidata a una prueba genética y determinar si sus síntomas son por la presencia del coronavirus. Pero la llamada no llegaba, cuando consiguió acceso a la prueba, para ella era evidente que tenía una enfermedad “muy diferente a una gripa, no sé cómo podría describirlo, pero comencé a perder el sentido del olfato y me resigné”.

Tania vive con una familia de 5. Su marido comenzó a sentir síntomas y como él no trabaja bajo contrato tenía que esperar a que le hicieran la prueba en la Secretaría de Salud (SSA). “Comenzamos a preguntar y cada prueba arriba de los dos mil ochocientos pesos”, dijo, “para nosotros eso es como una quincena: entre los cinco pagamos las pruebas y salí positiva, mi marido también […] No sé cómo me contagié, pero a lo mejor fue en el trabajo”, dijo Tania, quien labora en una agencia de bienes raíces.

Nuestra informante relató que también compraron un oxímetro "de mil pesos: estuve monitoreando el oxígeno de la sangre y hubo un momento donde mi esposo estuvo por debajo del 80 (por ciento) […] Compramos mascarillas extra, nos aislamos, y tuvimos que buscar apoyo para los niños. No se podían quedar con los abuelos, tampoco nadie quería quedarse con ellos”, al final fue una prima quien les ayudó corriendo el riesgo de contagiarse.

Tania se recuperaba de la infección, pero su marido requirió de atención médica. “También tuvimos que pagar por oxígeno, lo dieron de alta en una semana, pero nos dijeron que iba a necesitar el oxígeno, nos dieron un vale para conseguir el tanque”, expresó.

La compra de tanques de oxígeno está al alza, confirmó René, un proveedor de materiales médicos, quien indicó que los tanques que antes podía vender en 3 mil pesos ahora los vende por arriba de los 6 mil.

“Yo, la verdad, los vendo en lo que me cuestan, pero están escaseando, sigo teniendo el mismo margen de ganancia, no se trata de aprovecharse de las calamidades de otros, pero a veces simplemente ya no me surten”, expresó.

“Yo calculo que al final gastamos como treinta mil pesos”, expresó Tania. “Los niños se contagiaron, hubo que pagar traslados para mi marido, consultas médicas privadas, cargas de oxígeno extra, cuidados especiales para los niños”, relató. “Pero vamos saliendo adelante, al menos tenemos salud”, afirmó.