CIUDAD DE MÉXICO.-Preludios, resonancias y paisajes sonoros comunican a México y Estados Unidos en el disco A la Deriva en el Jardín de Cosas Bellas (Adrift in the Garden of Beautiful Things), con el que el guitarrista mexicano Giovanni Piacentini y el violinista estadunidense Tim Fain –reconocido por su trabajo al lado de Philip Glass– presentan su más reciente colaboración, acompañados de una versión adaptada de Vocalise, del ruso Serguéi Rachmaninov.

Con esta grabación, que hoy se presentará a las 20:00 horas en la plataforma YouTube y saldrá oficialmente a la venta el próximo 3 de febrero, ambos artistas buscan no sólo una exploración de esa dualidad que antiguamente desarrollaban los músicos como compositores e intérpretes, sino también de romper y transgredir los géneros para transitar desde las texturas de la música clásica al jazz, dice Piacentini.

Esta colaboración con Tim Fain nació en 2019, luego de la gira de Piacentini por China, cuando Tim le pidió que hicieran un dueto y regresaran a los escenarios asiáticos. “Entonces le propuse escribir una pieza como pretexto, cuando la pandemia era un rumor y no se sabía bien lo que pasaría”.

Poco a poco el mundo se fue cerrando, recuerda, y sólo alcanzaron a grabar el primero de los tres movimientos de la sonata del mexicano, de ascendencia italiana y cuyo padre llegó a nuestro país durante la Segunda Guerra Mundial, y después todo debió grabarse de manera digital.

¿Cuál es la esencia del álbum?, se le pregunta. “La tesis fundamental es el hecho de que tanto Tim como yo somos compositores e intérpretes, una tradición que se ha ido perdiendo históricamente, aunque en los últimos 30 años ha resurgido un poco, porque las escuelas obedecen a títulos como instrumentalistas.

Pero esa dualidad era muy común desde Bach a Vivaldi y de Beethoven a Rachmaninov. Todos eran compositores e intérpretes, pero luego la tradición se fue desvaneciendo, pero consideramos que es un campo que el público podría escuchar más. Así que, de manera humilde, quisiera unirme a este grupo de compositores y guitarristas, como Juan Helguera, Gerardo Tamez y Julio César Oliva. Mi idea es unirme a este legado y revivir la tradición del compositor y ejecutante”, añade.

Para este disco, Tim incluyó Resonance y decidieron adaptar una obra de Rachmaninov que es imprescindible para el repertorio violinístico. Se trata de Vocalise, obra que nació para piano y voz, pero sin palabras, es decir, está escrita para una cantante que simplemente usa melismas, la cual se adaptó para guitarra y violín.

¿Por qué Rachmaninov? “Porque es el ejemplo perfecto de un compositor que también era un pianista virtuoso, quien a lo largo de su carrera también daba conciertos extensos. Tenía mucha intimidad con su instrumento y tanto Tim como yo, compartimos esa intimidad por el instrumento”.

¿La tecnología ha sustituido a las presentaciones en vivo? “No me considero un purista, así que tengo la mente abierta para aceptar otros medios de creación, pero sin duda hay algo que no se puede replicar en la virtualidad. Quizá en 100 años me coma mis palabras, pero en algún momento existirá esa tecnología, Mientras tanto, hoy estamos muy lejos de poder replicar lo que se siente durante una presentación en vivo”.

¿A qué se debe? “Es una cuestión de energía que existe entre público e intérprete: Eso no puede replicarse desde un teléfono celular o una computadora. Es absolutamente irremplazable”.

Pero también recordemos que, antes de que se usara la electricidad, la música era un acontecimiento y, quizá, por eso se valoraba más. Antes no había Spotify. Entonces, sí se pierde algo. Pero también soy optimista, porque la tecnología tiene sus ventajas, como la accesibilidad y su alcance. Además, no puedes pelear contra algo que ya es cotidiano y está en todas partes, pues, te guste o no, la gente consume música de manera virtual y, por lo general, lo hace desde su teléfono con mala calidad y muy baja definición. Ésa es la realidad en que vivimos”, concluye el guitarrista y compositor mexicano.