La cantante española fue de los mayores emblemas del feminismo en redes sociales, promoviendo una posición radical, pero sin distinción de razas y clases sociales
CIUDAD DE MÉXICO.
Renovarse o morir. La Mala Rodríguez tuvo un 2020 excepcional, porque de venir de una racha de casi dos años de tener el nombre de Rosalía en cualquier conversación, por criticar la famosa y ya obsoleta apropiación cultural, ahora tiene en su poder la atención de un millón de seguidores por el disco que le reafirmó su poder dentro del rap hispano.
La española comenzó hace dos décadas con el famoso debut Lujo Ibérico, que posicionó a las mujeres dentro de una escena que, si hoy es machista, a finales de los años 90 era casi imposible pensar en una mujer lanzando barras de poder, como ella lo hizo en un momento donde la tendencia no era hablar de feminismo, ni usar el flamenco. Ella lo hizo.
Con Mala no cambia mucho su punto de vista, pero deja en claro que su lugar ya nadie se lo quita.
Seguimos en un mundo de hombres. Por eso estoy ahí con mis tacones, que son un símbolo del lugar en el que te ponen”, dijo a El País, la autora de 41 años.
En Mala recapitula momentos de su pasado que mejoró para convertirse en madre ejemplar de tres y erradicar ese estigma social que marca a varias mujeres del mundo al concebir. “Si eres madre de tres ya no puedes ser sexy, tienes que llevar burka”, criticó en una charla para La Vanguardia.
¿Qué hizo? Ser radical, como ella lo sabe hacer desde que era una adolescente grafitera. Se hizo de oídos sordos, grabó su disco con influencia urbana, no le importó la opinión negativa de los puristas de los MC y tradujo toda esa libertad a su vida pública.
A través de Instagram se sigue mostrando sensual. María Rodríguez Garrido, su nombre real, ganadora de dos Latin Grammy y pionera de la fusión urbana con el flamenco, desechó el qué dirán y desde hace tiempo que muestra sus entrenamientos, sus bailes coquetos y momentos de sensualidad.
Se llama la libertad que una persona sin distinción de género goza y tiene en su propia vida, la Mala es coherente con su lucha y definición del feminismo, pues cree que es una lucha que no entiende de clases sociales ni de razas.
Su radicalismo, para cerrar perfecto el 2020 e iniciar el nuevo ciclo, la llevó a despojarse de cualquier pudor y abrió su cuenta de Only Fans, la famosa red social donde se comparte contenido que las redes convencionales pueden considerar erótico o pornográfico.
Pueden disfrutar de mis originales clases de drunk yoga y más cositas”, anunció el pasado 14 de diciembre desde su Twitter.
Y sí se llevó reclamos muy fuertes por parte de sus fans, pero la mayoría de la aprobación vino de mujeres que la ven como un emblema de libertad, y sí, obviamente hubo mucha emoción de parte de hombres, pero la realidad es que su contenido de Instagram es aplaudido de forma masiva por su propio género.
En general, si las políticas de las redes sociales lo permiten, sus cuentas siempre van a tener ese derroche de sensualidad femenina que todas deben permitirse, no importa que tengan uno, dos o tres hijos, ya lo dejó en claro