• La cantante, aquí en 2018, se dice en forma para regresar a la actividad operística
Ciudad de Mexico.- La soprano María
Katzarava, una de las voces mexicanas con mayor proyección y renombre
internacional, regresará a los escenarios operísticos tras casi un año de
inactividad debida a la pandemia.
Lo
hará como Leonora en la nueva producción de Il trovatore (El trovador),
de Giuseppe Verdi, que el Teatro Villamarta, de Jerez de la Frontera, España,
estrenará de manera presencial el 22 de enero y la cual presentará en una
función más, dos días después.
Compartirá
créditos con el tenor vasco Andeka Gorrotxategi, con quien ya actuó en ese
mismo título en 2018, en León, Guanajuato, con la mezzo María Luisa Corbacho y
el barítono Luis Cansino, como parte de la producción encabezada por la
directora de escena Marta Eguilior y José María Moreno al frente de la dirección
concertadora de la Orquesta Filarmónica de Málaga.
Nacida
en 1984 en el seno de una familia de músicos de orquesta, la cantante de raíces
georgianas se dice muy emocionada de poder regresar a la actividad operística
frente a público, si bien ya ofreció un par de recitales presenciales en
diciembre pasado en México.
“Estoy
muy feliz de haber terminado el año con el pie derecho y empezar este de la
misma manera, cantando en vivo. 2020 fue muy difícil para todos; me dejó la
gran enseñanza de agradecer cada día. Nunca había agradecido tanto estar con
vida, haber logrado llegar hasta aquí sana, con mi familia entera”, destaca en
entrevista.
“He
perdido muchos amigos y gente cercana por el Covid-19 y eso me hizo dar un
golpe en la pared; es algo que nos tiene que regresar los pies a la tierra,
porque a veces creemos que no nos pasará nada y nos perdemos en el ego, la
carrera, el blof,
lo cual ha pasado para mí a tercer plano. Lo más importante es la salud, y a
partir de allí se puede lograr todo lo demás”.
Avecindada
en Barcelona, España, María Katzarava regresó a México en enero de 2020 para
realizar una estancia de tres meses, los cuales se prolongaron todo el año ante
la emergencia sanitaria, que le impidió salir del país, además de que todas sus
presentaciones en el extranjero, alrededor de 40, se pospusieron o cancelaron.
Aclara
que para ella no fue un año perdido, pues se enfocó en impartir clases de canto
de manera virtual, así como master classes al lado de la soprano chilena
Verónica Villarroel y el director de orquesta mexicano Enrique Patrón de Rueda.
A
ello se suma que hace apenas unos días fue nombrada directora vocal del Mexico
Opera Studio (MOS), con sede en Monterrey, Nuevo León, por lo que deberá
alter-nar no sólo su carrera artística con la docencia, sino también su
residencia entre Europa y nuestro país.
“Nunca
me sentí deprimida este año de la pandemia, porque creo que haber hecho tantas
cosas por los demás, por el canto y por la música me mantuvo activa, pienso,
aun más que cuando tenía sólo mi carrera como solista, antes de la pandemia”,
señala.
“La
enseñanza se volvió para mí una pasión; me ha permitido transmitir lo que he
aprendido a lo largo de casi 20 años de carrera e, inclusive, mejorarme técnica
y artísticamente porque, para poder compartir con los demás, primero uno debe
tener total claridad”.
Lo
que sí pospuso la cantante para mejores tiempos fue el lanzamiento del libro
autobiográfico que tenía previsto para septiembre pasado. En ese volumen, que
planea presentar en el transcurso de 2021, revela detalles sobre los
claroscuros experimentados a lo largo de sus casi dos décadas de trayectoria en
los escenarios de México y el mundo, con temas como el bullying y
los acosos sexual y laboral.
Otro
de los proyectos que espera retomar a lo largo de estos 12 meses –además de la
aparición del disco con La voz humana, de Francis Poulenc, grabado con la
Sinfónica de Aguascalientes–, es la creación de una compañía de ópera para
jóvenes cantantes en México, de la cual adelanta que tendrá su sede en Cholula,
Puebla.
María
Katzarava cuenta que su debut como Leonora de Il trovatore fue
en 2017, en Italia, y que desde entonces lo ha interpretado en dos ocasiones
más. Es uno de los dos roles por los que más respeto tiene y, en su opinión,
uno de los papeles soñados para cualquier soprano, por su dificultad y
virtuosismo. “Es muy difícil, como dicen también de La traviata,
para él se necesitan cuatro o cinco sopranos. Estoy agradecida de cantarlo
ahora de nuevo. Básicamente, me he especializado en Verdi, porque es lo que más
he cantado en mi vida y me siento muy bien con ese repertorio”, indica.
“Ahora
que volví a cantar después de nueve meses de silencio en el escenario, me gusto
encontrarme en buena forma; mi voz se robusteció, está sana, nunca he padecido
un problema vocal técnico, que es muy común. Estoy muy contenta y abordando el
repertorio que me gusta, con el que me siento bien y en el cual no hay mucha
competencia; somos pocas las sopranos que lo abordamos”.