• El mexicano es una planta con dos raíces que debería aceptar el mestizaje y reconciliarse con su pasado, afirma Patrick Johansson
CIUDAD DE MÉXICO.-No sólo urge reflexionar sobre el encuentro de dos mundos, el
indígena y el europeo, sino también reconsiderar la importancia de Cuitláhuac
como ese personaje olvidado que imaginó una nación indígena para frenar la
conquista, dice a Excélsior el
historiador e investigador de la UNAM Patrick Johansson.
La idea llega en el marco de los 500 años de la caída de
Tenochtitlan, que se cumplirán el próximo 13 de agosto, donde será necesario
repensar y revisar el encuentro, pero desde lo que dicen los textos indígenas.
Hay que revisar todo con base en los textos en náhuatl y
reconsiderar los elementos a la luz de aquel encuentro, y no sólo acudir a lo
que dijeron Hernán Cortés, Bernal Díaz del Castillo y otros cronistas, quienes
escribieron lo que los conquistadores querían comunicar”, advierte.
¿Cuál sería su reflexión frente al 500 aniversario de la caída de
Tenochtitlan? “Que lo primero es conocer el mundo prehispánico y entender que
el pueblo mexicano es esencialmente mestizo, y que no hay una sangre indígena
pura, aunque mantenga sus tradiciones”.
¿Tiene algún pendiente el mexicano? “El mexicano tiene que asumir
sus dos raíces, porque es tan importante la raíz indígena como la europea o
española”.
Es necesario promover las dos raíces, pues de esos dos mundos que
se encontraron nació otro llamado México. El mexicano es una planta con dos
raíces, así que es importante cultivar ambas y no promover sólo el mundo
prehispánico, sino el mestizaje cultural”.volume00:00/00:49TruvidfullScreen
Y agrega:
“Lo primero que podría hacerse, a 500 años de la caída de México-Tenochtitlan,
es profundizar en la cultura indígena prehispánica, porque la mayoría de
personas sólo se queda con una idea muy superficial del mundo indígena”.
Porque ese encuentro no es sólo lo que dijeron Cortés y Díaz del
Castillo, sino lo que don Miguel León-Portilla llamó la visión de los vencidos,
y así ver también los códices, como en el caso del Códice Vaticano A, donde se
pueden apreciar imágenes cronológicas de 1520 a 1521”, asegura.
¿Lo definiría como un encuentro de dos mundos? “Coincido con mi
querido maestro León-Portilla: fue un encuentro de dos mundos. Por un lado,
está el que se abrió camino hacia lo desconocido, con ciencia y progreso, un
mundo exterior que se encontró con ése que esperaba el regreso de Quetzalcóatl,
donde todo era necesario e interno”.
Quizá por eso Motecuhzoma, en vez de enfrentar la situación de
manera militar inmediatamente, abunda, “volteó hacia el pasado y preguntó a sus
sabios dónde encajaba aquello en los libros”, dice el historiador.
Así que fue el encuentro de dos pensamientos, producto de ese
encontronazo de dos maneras de ser y de pensar”, agrega.
Por otro lado, Johansson adelanta que pronto publicará su
siguiente libro. Se titula Cuitláhuac,
señor de Iztapalapa y tlatoani de México Tenochtitlan, donde
recuerda al guerrero como un personaje que los españoles intentaron borrar de
la historia.
¿A qué se debió? “Quizá a que fue el único mexica que derrotó a
los españoles durante la Noche Triste, aquel 30 de junio de 1520, aunque su
entronización oficial sucedió hasta el 16 de septiembre de aquel mismo año.
¿Sería distinta la historia si Cuitláhuac no hubiera muerto? “La
Ciudad de México sería muy distinta, pero murió de viruela el 3 de diciembre de
aquel mismo año y ya no concretó su idea de unir a todos los indígenas en
contra de los españoles”.
Y recordó que hace poco publicó con la Academia Mexicana de la
Lengua (AML) otro libro sobre este tema: El español y el náhuatl. Encuentro de dos mundos. 1519-2019.
Patrick Johansson afirma que Cuitláhuac fue un hombre astuto,
valiente, intrépido e inteligente, “un personaje interesante que siempre se
opuso a que Motecuhzoma recibiera a Cortés en son de paz, sino que él quería
atacar a ultranza desde el principio, pero tuvo que obedecer”.
3 tlatoanis y señores del imperio mexica
enfrentaron a los españoles: Motecuhzoma, Cuitláhuac y Cuauhtémoc
Los registros indican que Cortés lo liberó dos días antes de la
Noche Triste, cuando los mexicas lo proclamaron jefe de guerra.
Sin embargo, no fue hasta entonces cuando tomó el mando del
ejército mexica, sino que desde antes, tal como se aprecia en el Códice
Florentino.
Parece que él estuvo atacando a los españoles desde antes y no
hasta dos días antes de la oche Triste”, comenta.
Siempre hablamos mucho de Motecuhzoma y de Cuauhtémoc, pero falta
recordar a Cuitláhuac, porque fue quien mandó embajadas hasta Tlaxcala, donde
estaban los enemigos, porque él quería una alianza eventual y eso era algo muy
importante, porque cada pueblo indígena era un mundo, pero él tuvo la visión de
que todos los indígenas configuraban, más allá de cada individualidad, un
mundo”, abunda.
Así que Cuitláhuac fue el primero en considerar una nación
indígena, en federar todas las fuerzas con amigos y enemigos en contra de los
españoles, porque la llegada de los españoles no era una invasión más, sino una
destrucción mayor, un hecho que parecía el fin de una manera de vivir, de un
mundo realmente, de una manera de pensar, de sentir y de ser que se acabaría”,
explica.
Para Johansson, Motecuhzoma es un personaje que ha sido vapuleado
injustamente, porque no debió ser un personaje tan receptivo.
Yo creo que hay muchas mentiras en los relatos históricos. En el
códice Florentino, por ejemplo, que se habla de la abnegación total de
Motecuhzoma. Habríamos de revisar eso porque todos esos textos fueron
reelaborados”
Otro ejemplo es la descripción del folio 87R del Códice Vaticano,
donde se describe a Motecuhzoma desnudo, delante de Cortés, quien aparece
montado a caballo. “Me parece que, aunque fue un indígena el que pintó aquel
códice, el punto de vista está influenciado por los españoles, digamos que
pusieron la tinta roja y negra y la escritura al servicio de los vencedores”,
explica.
Claro que hay varios
códices, pero todos son evidentemente coloniales y se puede entender que la
genealogía de su imagen fue interpolada. Entonces, no tenemos un códice
auténticamente prehispánico o con un espíritu prehispánico”, concluye