El estudio económico resaltó que la dependencia del turismo es la principal debilidad del estado.
La Paz, Baja California Sur.- El robusto mercado turístico del estado es, igualmente, su principal debilidad ante una catástrofe económica como la que ha acompañado a la crisis sanitaria, la que aún padecen miles de comercios locales.
Con cifras del tercer trimestre del 2020, el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) identificó que Baja California Sur (BCS) fue el estado de la república mexicana con la actividad económica más baja y el más afectado por la pandemia.
El IMCO desarrolló el Indicador de Recuperación Económica Estatal (IREE), que mide el porcentaje de reactivación económica por estado de manera trimestral. Este indicador mide el porcentaje de reactivación económica por estado de manera trimestral, es decir, la distancia hacia el camino de crecimiento que perdió en la pandemia.
A través del IREE se detectó que BCS es el estado más alejado de su crecimiento esperado: un 20 por ciento por debajo de lo que se esperaría sin Covid. El despacho de análisis político-económico destacó que esto se debe a “su alta dependencia del turismo y del sector de bienes de lujo, sin signos de recuperación”, como lo hizo público al divulgar el IREE de cada entidad.
En el análisis de la economía sudcaliforniana, IMCO muestra cómo el índice de crecimiento económico de BCS ya mostraba una depresión desde antes de la entrada del virus que provoca Covid-19 al estado en el segundo trimestre del 2020. Y es que, desde el cuarto trimestre de 2018, la economía sudcaliforniana muestra una marcada desaceleración, como ya lo hizo ver Diario El Independiente.
El IMCO recomienda a economías como la sudcaliforniana generar un plan para diversificar la economía hacia sectores de mayor crecimiento. Los sectores más orientados al exterior, que agregan valor a lo que producen mediante el conocimiento, ayudan a sobrellevar mejor las crisis.
Igualmente plantea que es necesario “redefinir la estructura económica de los estados”. Es decir, emplear herramientas de subsidio para reorientar los cambios de actividades económicas en la entidad. Finalmente, diagnostica que las entidades abandonen la noción de “vocaciones productivas” como una “anclada en el pasado” y se avoquen a vincular los sectores con potencial.