• A un año de su gestión, la ombudsperson defendió los que considera sus principales logros y detalló que entre sus mayores preocupaciones están la violencia de género –que ha aumentado en tiempos de pandemia–, las víctimas de desaparición y el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Ciudad de
México. En la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la que
toma las decisiones es una servidora, enfatizó Rosario Piedra Ibarra,
quien descalificó los rumores según los cuales la persona que realmente manda
en el organismo autónomo es el secretario ejecutivo Francisco Estrada Correa,
señalado por varios ex trabajadores como una persona violenta y misógina.
En
entrevista con La Jornada, con motivo de su primer año de gestión,
la ombudsperson defendió los que considera sus principales logros y
detalló que entre sus mayores preocupaciones están la violencia de género –que
ha aumentado en tiempos de pandemia–, las víctimas de desaparición y el caso de
los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Soy rehén de
mis convicciones
Desde su
llegada a la CNDH, el 7 de noviembre de 2019, una de las críticas más
frecuentes que se le ha dirigido a Piedra Ibarra es el rol que juega Estrada
Correa y el supuesto hecho de que es él quien en realidad dirige la comisión.
Consultada
sobre el tema, la funcionaria descalificó por completo esas versiones. “Es
falso. Todo lo que se está diciendo (sobre ese tema) son infundios y calumnias,
porque la presidenta de la comisión es una servidora.
Soy rehén de
mis ideales y convicciones y, cuando es así, no se puede escapar de ese compromiso
[...] Estoy al tanto de esto, nadie más toma las decisiones. Obviamente, me
reúno con mi personal, con los directores, el secretario ejecutivo y todos
aquellos que tengan que ver con tal o cual decisión. Pido opiniones,
orientación, pero la decisión última, la toma una servidora, recalcó. Con
respecto a los juicios personales que le han dirigido varias ex trabajadoras
del organismo –entre ellas Alejandra Ezeta y Beatriz Barros, ex directoras
generales de Comunicación, quienes señalaron a Estrada como el responsable de
sus salidas–, Piedra nuevamente defendió a su colaborador.
Se han ido
algunos inconformes, a lo mejor porque pensaban que aquí era un lugar en donde
el trabajo iba a ser más laxo. Aquí pueden llegar muy buenos profesionistas,
pero no basta con serlo: hay que comprometerse con este trabajo arduo y
difícil. Creo que a eso se deben esos comentarios desafortunados, pero falsos.
Amparo de
militares
Otro de los
temas que en días recientes despertó la inquietud de organismos civiles y
especialistas fue el de los amparos que jueces federales le otorgaron a dos
militares presuntamente involucrados en la ejecución extrajudicial de nueve
personas en Tamaulipas, en 2016.
Como se
recordará, la CNDH emitió la Recomendación 37/2020 sobre este caso y, en
opinión de diversos colectivos, los amparos pretenden anular dicha observación
y podrían sentar un precedente negativo que cuestionaría la imposibilidad de
inconformarse ante los señalamientos del órgano autónomo.
Al respecto, Piedra Ibarra estimó que la información sobre el
tema no ha sido clara, pues los amparos únicamente tendrían el efecto de
evitar que los dos militares acusados tengan dicho antecedente en sus registros
profesionales, sin que las propias observaciones corran el riesgo de ser ignoradas.
Todo está
muy bien fundamentado y la Secretaría de la Defensa Nacional aceptó la
recomendación. No puso objeción porque las pruebas eran irrefutables, y los
elementos castrenses tienen todo el derecho, como cualquier ciudadano, a
utilizar cualquier recurso para decir que son inocentes, pero la comisión está
segura de lo que hizo.
–¿No lo ve
como un eventual reto a la CNDH?
–No, no, al
contrario. Ahí es la institución la que tiene que responder.