• La escritora mexicana hurga, en El reino de lo no lineal, en la pérdida, el miedo, el duelo y la depresión, a partir del humor
CIUDAD DE MÉXICO.
Muertos juguetones y burlistas
que entran a las casas con sus propias llaves, prenden la hornilla de la
estufa, abren el refrigerador y hasta se prueban la ropa que encuentran;
ángeles desaliñados que acuden sin premura a los llamados de quienes agonizan,
seres que narran su último instante en este mundo y personas que vuelven a la
vida, como Lázaro.
Las varias muertes que hay dentro de la vida. Este es el eje
temático del poemario El reino de lo no lineal (FCE),
de Elisa Díaz Castelo, que ganó el Premio de Poesía Aguascalientes 2020,
máximo galardón que se otorga a este género en el país.
Quise abordar a la muerte desde un tono coloquial, juguetón,
y a veces ligero, aunque no por eso superficial, espero”, comenta en entrevista
la escritora mexicana nacida en 1986, quien invirtió cuatro años en este
título.
La poeta y traductora explica que el sentido del humor con el que se acerca
al tema viene de la forma en que los mexicanos conciben a la parca.
“Experimentamos muchas pérdidas y duelos. El fin de una relación amorosa o de
una amistad también es en cierta forma una muerte; hay mudanzas, fallecimientos
de familiares y separaciones dolorosas”.
Destaca que la muerte es multitud y que no hay peor dolor que el miedo.
“Debido a la pandemia, nuestro día a día está cada vez más atravesado por la
muerte; si bien ésta es un elemento siempre presente, ahora se siente mucho más
cerca en nuestro imaginario y en nuestros sentimientos”, agrega.
La maestra en Creative Writing por la Universidad de Nueva
York evoca lo que llama “la depresión mayor” como otra forma de muerte. “La
presento como si fuera una dolencia física y localizable en el cuerpo. Al ser
una enfermedad que no tiene marcadores biológicos claros, se piensa que no
existe o que es inventada. Quise explorar las emociones abordándolas como si
fueran una experiencia física concreta, contundente y señalable”.
Dice que no es igual ver la muerte de un adulto que la de un
niño, porque en lo segundo se piensa en lo que no ocurrió. “Cuando los padres
pierden a un hijo ni siquiera hay un nombre para denominar esa situación. Es
intolerable, más hoy en día, con los avances de la ciencia. Por eso escribí ese
poema en el que una mujer narra cuando murió siendo niña”.
La autora de Principia y Cielo nocturno con heridas de fuego explica que dividió en dos
partes El reino de lo no lineal: la primera es Vuelta y
la segunda Ida. “Invertí los tiempos para hacer un guiño al título. Quise que
el libro en sí funcionara de manera no lineal: primero dejé hablar a los
personajes que han vuelto a la vida después de estar químicamente muertos, y
después a los que se van, los que tienden hacia la muerte”.
Aclara que, en realidad, la vida y la muerte, la ida y la
vuelta, son procesos cíclicos. “Las definiciones de vida que aparecen
intermitentemente en la primera sección demuestran esa circularidad, que para
mí es vital”.
Díaz Castelo indica que este volumen evoca más a la vida que
a la muerte. “El acto mismo de escribir está lleno de vitalidad. Pero es la
vida conteniendo a la muerte, pues todo sistema vivo muere. El concepto de vida
implica a la muerte y ésta también es parte de lo no lineal”.
Señala que trató de explorar diferentes tonos. “Me interesa
la poesía escrita desde el Yo, pero también cuestionar ese Yo. El poemario es
una pregunta por el papel del Yo lírico. Me gusta indagar sobre el poder de la
imagen, la metáfora, y el sonido. Y acercarme a la escritura como reescritura,
trayendo las referencias que están latentes mientras escribimos cosas que hemos
leído, conversaciones que hemos tenido y experiencias”, añade.
El de mayor tradición en su género en México, el Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes se
entrega desde 1968, año en que fue galardonado el vate Juan Bañuelos por su
libro Espejo humeante. Se reconoce cada año a un libro
inédito de poemas y se ha establecido que un mismo escritor no puede ganar más
de una vez.
Lo han obtenido, entre otros bardos destacados, José Emilio
Pacheco, Eduardo Lizalde, Hugo Gutiérrez Vega, Elías Nandino, Coral Bracho,
Elsa Cross, Fabio Morábito, Héctor Carreto y María Baranda.
Se entrega, normalmente, en abril, durante la Feria de San
Marcos, en la ciudad de Aguascalientes.