A diferencia de gran parte del mundo, Nueva Zelanda recibe el 2021 con celebraciones callejeras gracias a la baja incidencia de covid-19
AUCKLAND.
Los neozelandeses estuvieron entre los primeros del mundo en celebrar la llegada del 2021 con un espectáculo de fuegos artificiales que estalló desde la Sky Tower de 328 metros de altura en Auckland.
Cientos de personas lograron reunirese en el paseo marítimo vieron el espectáculo piroténcino e iluminación láser disparada hacia el cielo nocturno sobre el puerto de la ciudad.
Se permitió que las multitudes se reunieran en la ciudad para conmemorar la ocasión, ya que la nación continuaba registrando un número bajo de nuevos casos de coronavirus.
Nueva Zelanda será uno de los pocos lugares en el mundo que ha recibido el nuevo año de una manera relativamente normal a medida que 2020 llega a su fin.
Ningún espectáculo de luces iluminará Pekín desde lo alto de la torre de televisión. Los leones de Trafalgar Square de Londres serán amurallados. En Roma, las multitudes no se reunirán en la Plaza de San Pedro, el Papa no dirigirá misa y los juerguistas no harán su inmersión anual en el Tíber.
El baile de fin de año caerá en Broadway. Pero en lugar de cientos de miles de neoyorquinos apiñados hombro con hombro en Times Square, la audiencia será un pequeño grupo preseleccionado de enfermeras, médicos y otros trabajadores clave, sus familias mantenidas a seis pies de distancia en corrales socialmente distanciados.
En el resto del mundo también se han cancelado las celebraciones masivas, en un día que pasará a la historia por la compleja situación sanitaria y económica que vive el planeta.
Gran parte de Japón estaba dando la bienvenida a 2021 en silencio en casa, alarmado después de que Tokio informara un número récord de casos diarios de coronavirus . Fue la primera vez que los casos diarios en la capital superaron los mil.
En Corea del Sur, el gobierno de la ciudad de Seúl canceló su ceremonia anual de campanadas de Nochevieja en el barrio de Jongno por primera vez desde que el evento se celebró por primera vez en 1953, meses después del final de la Guerra de Corea.
Con más de 1.7 millones de personas muertas y 82 millones infectadas en todo el mundo desde la última víspera de Año Nuevo, pero con la esperanza de que las nuevas vacunas puedan ayudar a controlar la pandemia, el final de este año es como ningún otro en la memoria.