Sin las ganancias de estos días no puedo tener negocio, dicen los locatarios
La Paz, Baja California Sur. El centro de la capital del estado luce bastante activo, a pesar de que, de acuerdo con las autoridades, se ha intensificado el nivel de alerta y se ha indicado la reducción de aforos en los comercios que permanezcan abiertos.
Sin embargo, bastó pasear por el malecón costero y el centro de la ciudad para notar que muchos paceños, y también un buen número de visitantes, disfrutan del aire libre y realizan compras arriesgándose al contagio.
“No puedo decir mi nombre y mucho menos el nombre de la empresa”, expresó el trabajador de una concurrida tienda de helados del centro de la ciudad que admitió contar su “historia de COVID-19”:
“Mi jefe tuvo síntomas y no avisó, contagió a su esposa y nos contagió a dos de los empleados”, confesó pidiendo confidencialidad, debido a que su empleo da sustento a su familia: “no me puedo dar el lujo de perderlo”. Su esposa estuvo hospitalizada y ahora tiene secuelas, ya no puede ir a trabajar. “Yo estuve mal y afortunadamente mi familia resultó asintomática, pero no sé a cuántos clientes más pudo contagiar, es una nevería y tenemos que meter literalmente la mano en el producto para surtirlo”.
Comercios llenos, cafeterías y restaurantes sin una mesa disponible, el panorama dista de ser el de una pandemia, sin embargo, sólo esta semana se han registrado cientos de casos nuevos. Pudimos ver a un agente de la ley, pero estaba más preocupado por multar a los conductores por estacionarse en rojo que por el semáforo en naranja, a diferencia de las fechas del confinamiento, ahora no hay agentes de la ley usando su altoparlante para reiterar que la gente debe irse a su casa para evitar el contagio.
“Qué le vamos a hacer, perdí mi trabajo, amigo. En lo que busco trabajo, pues, a vender tamales”, expresó una persona que se puso en una banqueta a vender los tamales que, dijo, “eran tradicionales, como me los enseñó a hacer mi señora madre, Dios la tenga en su gloria”.
Otro lugar que también luce más lleno, son los pabellones de enfermos graves por COVID-19. “Tenemos 65 por ciento de ocupación en el área COVID”, expresó un enfermero de uno de los hospitales de la capital del estado. “Los ventiladores están al 70 por ciento”, añadió, para decir que “aquí sólo hay dados de baja cuando son defunciones, me espera una guardia larga el jueves”, añadió, dejando saber que al menos él no va a ver a su familia en navidad.