Historias desgarradoras de cómo el “cristal” o metanfetamina ha colmado la poca atención que reciben los indigentes por instancias de salud, a pesar de ser enfermos mentales
La Paz, Baja California Sur. A pesar de los intentos para que Baja California Sur (BCS) cuente con espacios oficiales para la rehabilitación de adicciones, el gobierno atiende el problema con “simulación”, concuerdan entrevistados al construir hospitales insuficientes, sobre arroyos y sin permitirse dimensionar el infierno que vive la gente más pobre.
De acuerdo con Jessica Cota Álvarez, presidenta del Colegio de Psicólogos de la entidad, hay capacidad a nivel estatal de atención para solo 50 personas, e inclusive el “nuevo” Hospital Psiquiátrico ubicado en Chametla, kilómetro 12 de la carretera Transpeninsular La Paz-Ciudad Constitución, es menor su sede anterior con solo 45 camas.
Lejos de inyectar recurso para ampliar los servicios de atención de la Secretaría de Salud (SSA), se dispusieron 29 millones de pesos, informó el gobernador Carlos Mendoza Davis, para dicho hospital de mil 600 cuadrados, pero ubicado sobre el arroyo “El Novillo”.
En entrevista para Diario El Independiente, Israel Camacho Gastélum, anterior director local de Conagua en BCS informó en su momento que el secretario de Salud, Víctor George Flores, recibió una opinión “negativa” por la dependencia para esta construcción.
“A reserva de revisar, de primer impacto, no hay solicitud, ni autorización de nosotros respecto reencauzamiento, obras de protección”, reiteró Camacho Gastélum.
Sin embargo, el gobierno estatal “no realizó los trámites correspondientes” para la autorización de un reencauzamiento o alguna obra de protección en la zona federal, reveló.
Además, se contó con recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden). En total 13.5 millones de pesos aportados por el Gobierno de México y tramitados desde 2014, informó el gobernador al ser entrevistado el día de su inauguración el 15 de octubre de 2019.
Por cierto, en el evento se discrepó del dato recopilado y señalaron que el nosocomio tiene capacidad incluso para "30 personas" y que el Gobierno de México aportó 13.5 millones de pesos; cuenta con farmacia, área de hospitalización y 6 consultorios de psiquiatría y psicología.
El nosocomio es dirigido actualmente por el Dr. Felipe Olmedo, y cuenta con terapistas, médicos psiquiatras, psicólogos, enfermeras, personal de trabajo social y de administración.
Desde el 16 de junio de 1990 se fundó en el viejo Hospital Salvatierra ubicado en Héroes de Independencia y Nicolás Bravo, colonia Centro; pero posteriormente fue trasladado al ejido Chametla, que se ha ganado "reputación" por este motivo: "a los locos los mandan allá", dicen|.
De los pacientes, el 66 por ciento son hombres y el 33 por ciento mujeres; entre las patologías más frecuentes destacan la esquizofrenia, el trastorno por uso de sustancias y el trastorno bipolar.
“Sería muy difícil pensar que una obra de esta naturaleza se hubiera edificado en un lugar de alto riesgo, lo veo difícil”, añadió el secretario general Álvaro de la Peña Angulo, al ser cuestionado del tema en octubre de 2019.
Se ofreció a revisar el caso y adelantó que los titulares de la SSA y la Secretaría de Planeación Urbana, Infraestructura y Movilidad (Sepuim), Luis Genaro Ruíz Hernández (quien ya renunció para buscar un cargo de elección popular) informarían del caso reportado por Diario El Independiente, tras una denuncia ciudadana, lo que no ocurrió.
Existen menos de 8 centros certificados privados, por la SSA, para la rehabilitación de drogas y adicciones; de acuerdo con testimonios de personas de centros en San José del Cabo y La Paz, “no hay una rehabilitación real”, sino hacinamiento, pérdida de tiempo y mala alimentación.
Esto además de pagar cuotas cercanas a los 700 pesos a la semana; esto representa un costo mensual cercano a los 2 mil 800 pesos, pero una rehabilitación que dura 3 meses puede representar un gasto de hasta 8 mil 400 pesos para un simple mortal.
Los siguientes testimonios cuentan con nombres cambiados, pero tomados de entrevistas en la calle con personas en situación de calle, adictos a diferentes sustancias.
Jorge Douglas, de 57 años, adicto al cristal metanfetamina, fue echado de su domicilio en la colonia Tabachines, luego de ser abandonado por su esposa Maritza Solís, quien trabaja en una inmobiliaria “influyente” y su hermana, además, secretaria del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
“Es imposible hablar con ella… Yo no fui ni a la escuela, siempre he respetado a la gente. Pero ella me echa a los judiciales, a los ministeriales junto con su amante […] esto es anónimo, porque me pueden desaparecer y hace 4 meses ya me golpearon y me lastimaron una costilla”, dijo el hombre.
Pero a pesar de todo, Douglas sigue enamorado de Maritza, por lo que se dijo dispuesto a dejar las drogas y mejorar su higiene personal, para lograr recuperarla.
Rubén Pérez Carbajal, originario de Mazatlán, Sinaloa, dijo haber tenido que ir hasta la Casa de Gobierno en El Caimancito el pasado 30 de noviembre, para solicitar al gobernador apoyo con boletos de ferri para huir del Centro de Rehabilitación “Amigos para Siempre”, en San José del Cabo: “No trae nada de que alguien se vaya a rehabilitar”, señaló.
Si bien dijo haber sido trasladado desde otro centro de rehabilitación en Mexicali, dijo creer en Dios y, además, estar dispuesto a reformarse, pero no en uno de esos centros; lamentaba su locura al volver repetidamente a “caer en cosas malas”, es decir, las drogas.
Paul Estévez, de 39 años, originario de Tepatitlán, Jalisco, también adicto al cristal y se encontraba visiblemente desorientado, dijo tener necesidades “como vampiro, como perro y como gato” e inclusive “como muerto”.
Contaba con una estrella en la mano y dijo que era de sus “padrinos mágicos” que dijo, son: “como usted, un reportero que te da la historia” de periódicos como Excélsior, el Zeta o el Sol de México. “Con solo verlos los leo y a veces sin verlos los leo”, aseguró.
Esto en medio de la pandemia de COVID-19, en donde algunos de ellos contaban con un cubrebocas, algunos no; en general no observaban el cumplimiento de las medidas sanitarias y permanecen en áreas como las colonias El Manglito y Pueblo Nuevo divididas por la calle Mariano Abasolo, que suele ser muchas veces la única cama que ellos conocen.
“Empiezan con un cigarro y terminan con un cristal”, señaló una ciudadana sondeada con este tema, quien se dijo preocupada debido a las historias que cuentan las madres de familia de estos posibles enfermos mentales, luego de los daños que causa la metanfetamina a nivel neuronal; dijo necesario un Hospital para Atención a Adicciones.
“En el anonimato siguen esas familias, esas madres que han sufrido por cuestiones así, porque de verdad no tiene idea el gobierno lo que es padecer. No lo sufre una sola familia, sufren muchas, sufren los tíos, los hermanos, los primos, los abuelos, los amigos, los novios, las novias, un sufrimiento general es un peregrinar en busca de ayuda, pero la ayuda no existe”, aseguró.
Finalmente, cabe destacar que en el Congreso de BCS se discute el Presupuesto de Egresos 2021 con la Secretaría de Finanzas y Administración y será votado antes del 15 de diciembre; pero no se cuenta con recursos para este asunto porque, "ya está el hospital nuevo" y recién inaugurado, informaron diputados.