• Pluralidad política signo de la democracia mexicana
Muy buenos días estimable
lector gracias, mucha gracias por continuar prefiriendo este su Diario El
Independiente.
Inicio esta columna comentando
a usted; el pluralismo y el cambio se han vuelto términos comunes en las
discusiones políticas, vivimos una era de cambios institucionales; de búsqueda
de nuevos acuerdos entre formaciones políticas distintas, y de amplio debate
público.
La pluralidad política es el
signo de la democracia mexicana, una dinámica competencia partidista enriquece
nuestro régimen democrático. Motiva el debate y compromete a la búsqueda de
acuerdos entre fuerzas políticas distintas. En este sentido, es hasta natural
que haya dentro de los partidos y en especial en el de mayor membresía,
procesos de mayor discusión, de mayor debate e incluso de una tensión creativa
porque se enfrentan a hechos nuevos. Sin embargo, esto no significa una crisis;
al contrario son los acomodos naturales de una nueva vida política en la que
los partidos se van acostumbrando gradualmente para actuar tanto como partidos
mayoritarios en determinados casos y como partidos de oposición en otros “Es
normal en democracias; lo anormal es la unanimidad.
En este mismo contexto; hoy
México cuenta con un liderazgo que tiene habilidad la inteligencia y la
competencia para llevar al País, por un camino seguro, en el siglo XXI, con
este liderazgo y la energía de la sociedad, inicio el camino hacia el
crecimiento y el empleo, va por una reforma de fondo y está asegurando una
educación moderna, de calidad y competitiva, y hacia la construcción de un
autentico Estado de Derecho, al igual un desarrollo social cuyo corazón sea la
equidad y el ser humano. Para nuestros líderes hoy las prioridades son las
ideas y las propuestas, los objetivos y las acciones que respondan a las
grandes preocupaciones de cada mexicano, saben que los nuevos tiempos alientan
nuevas formas de hacer política, debatir propuestas, contrastar ideas, y escuchar
la voz del pueblo mexicano que quieren gobiernos que funcionen, y gobernantes
que ayuden a la gente y las familias vivan mejor.
Que desde una profunda equidad
regional, vigorice la competitividad y el desarrollo económico de los Estados y
Municipios, a través de un auténtico federalismo. México lleva un liderazgo
político firme y eficaz, que está fincando en valores democráticos, fundamentos
éticos, y con visión de estado.
Concluyo: para que una
democracia funcione y sea de calidad, la primera condición es que se traduzca
en bienestar, en mayores oportunidades, en mejores ingresos y en altas dosis de
estabilidad y certidumbre, que consoliden una perspectiva cierta de futuro, es
decir, en buenas y eficaces políticas sociales y económicas para lograr un ambiente
pleno de gobernabilidad.