• Con la publicación de este compendio literario, reúnen vida, obra, reseñas y anécdotas de un centenar de escritores clásicos
CIUDAD DE MÉXICO.
Literatura sin dolor. Ésa es la premisa de La otra aventura, el libro que reúne vida, obra, reseñas y
anécdotas de escritores como Fernando Savater, Samuel Beckett, Carson
McCullers, Cesare Pavese, Raymond Carver, Fernando Pessoa y un centenar más de
figuras de la literatura universal.
El volumen apuesta por la divulgación de la
literatura, pero desde una conversación entre amigos. “Lo que queremos
es abrir puertas y ventanas, traer autores, presentar libros que puedan cambiar
nuestras vidas, libros que puedan explicarnos algo de la condición humana o que
puedan decirnos algo de lo que somos nosotros mismos”, explica Rafael Pérez Gay
(Ciudad de México, 1957), uno de los autores.
Es un libro de divulgación, pero
hecho con seriedad y rigor. Ya lo dirán quienes lo lean y hojeen. Además, el subtítulo
es bastante claro.
Son historias de escritores y
escritoras, recomendaciones literarias, grandes inicios de novelas, crónicas,
diarios y algunos fragmentos de ensayos que he escrito a lo largo del tiempo,
de algunos de autores de cabecera como Samuel Beckett, Honoré de Balzac,
Gustave Flaubert, entre otros”.
Su realización nació a partir del programa de
televisión homónimo en ADN40, en el que se ha sumado el trabajo de Bibiana
Camacho, Mauricio García y Alfonso Pérez Gay J.
La compilación, que incluye fotografías antiguas y
de autor, se divide en 32 temas que van desde memorias y erotismo, hasta
suicidio, hoteles, ciudades, viajes, futbol, vicios, locura y humor, entre
otros.
Y dentro de estos temas incluimos 10 libros que nos
parecen importantes, es decir, si tomas el capítulo dedicado a las memorias,
encontrarás En busca del tiempo perdido, de Proust; Mira por dónde, de Savater; El libro del desasosiego,
de Pessoa; Recordatorios, de Marguerite Yourcenar; Iluminación y fulgor nocturno, de Carson McCullers; Diario de un escritor, de Fiódor Dostoyevski y El oficio de vivir, de Pavese, por mencionar algunos.
Con este compendio, abunda Pérez Gay, “presentamos
un mosaico de autores y de obras sobre los temas mencionados, para que lo
puedas abrir en cualquier página, leas una reseña y abras la puerta a leer ese
libro.
Y si no lo quieres leer, te quedará la reseña.
También es la oportunidad de leer alguno de esos grandes principios, como el
del diario de Pavese o de algún relato de McCullers”.
La otra aventura es una invitación a la lectura y es un libro de difusión, una
manera de acercarse a los libros y a sus autores. Así que está lejos de ser un
libro de crítica literaria”, explica Pérez Gay.
Tampoco es un libro que intente explicar las
razones más profundas de las obras importantes que aquí se mencionan. Sin
embargo, eso no quiere decir que no sea o intente ser un libro de profundidad,
de reflexión y de difusión”.
Reconoce que, en ocasiones, la literatura va
acompañada de un poco de espectáculo, “porque quieres ver a los grandes
autores, llevarse su firma, y eso también es parte de las letras. No me espanta
que alguien persiga a Vargas Llosa para tener una firma o que alguien quiera
acercarse a Savater para verlo y decirle alguna cosa, tal como lo vemos en
algunas ferias del libro”.
Y de eso trata también La otra
aventura, “de las historias de escritores, hasta una reseña, el
resumen de un libro, la historia de un escritor, el principio de una gran obra
y un conjunto de libros que te pueden hacer más culto”, asegura.
La enseñanza de la literatura en
México ha sido desde siempre un error”, afirma Rafael Pérez Gay.
Por ejemplo, si tú le das a un
muchacho de 14 años a leer el Cantar de mio Cid, lo vas a alejar de la literatura
los próximos ocho años, porque va a decir que, si la literatura es esto,
francamente es mejor ver futbol o ir a los videojuegos”.
Incluso, si le das tres capítulos
de El Quijote de
Cervantes, “lo vas a alejar de las letras. Yo fui un lector relativamente tardío,
empecé a los 16 años, aunque tengo amigos que iniciaron a los 11 o 12.
Entonces descubrí que me
interesaba saber y leer cosas que tuvieran que ver con mi vida, con mis
intereses, mis angustias, mis miedos, y en la literatura hay grandísimos
libros que tocan esos asuntos.
Así es como podría iniciarse el
aprendizaje de la literatura y luego, a medida que vas creciendo, cuando ya
tienes edad, podrás leer El Quijote o unos capítulos, o el Amadís de Gaula”.
Y por eso tomé el título de una
de las mágicas piezas de periodismo que García Márquez escribió en los años 80,
titulado Literatura
sin dolor, porque él decía que no se debe leer por obligación ni
forzado, sino buscar en el libro algo, no sólo placer, porque a veces no nos da
placer, sino que nos revela cosas terribles, pero ese libro que elijamos tiene
que ser un libro al cual entramos como a otra vida, a otra existencia, o como a
este mismo mundo. Por eso este libro está propuesto como literatura sin dolor”,
concluye.