• La cancelación del operativo de verificación e inspección para vigilar la importación de árboles naturales, pone en grave riesgo la salud de bosques, población y economía del país
CIUDAD DE MÉXICO.
Ante la falta de recursos
por los recortes al presupuesto, la Profepa canceló el operativo especial de
verificación e inspección que a finales de año ponía en marcha para vigilar la
importación de árboles naturales de Navidad en puertos, aeropuertos y 9 puntos
fronterizos, lo que pone en grave riesgo la salud de los bosques, la población
y la economía en México.
Por primera vez, en los últimos 15 años, la Procuraduría
Federal de Protección al Ambiente (Profepa), no tuvo dinero para enviar
inspectores federales de oficinas centrales y otras entidades a reforzar las
acciones de revisión aleatoria de embarques procedentes principalmente de
Oregón y Carolina del Norte, Estados Unidos.
Las acciones que todos los años se desarrollaban desde los
primeros días de noviembre y hasta la primera quincena de diciembre, buscaban
evitar cualquier riesgo fitosanitario, ante la posible introducción de plagas
de importancia cuarentenaria, es decir, sin presencia en el país, que pueden
acabar con ecosistemas completos e impactar en las comunidades rurales.
Personal capacitado realizaba revisiones documentales y
físicas de los contenedores, muestreo al azar de los árboles, así como pruebas
de laboratorio cuando se detectaba o se presumía la existencia de alguna
especie exótica invasora.
Las muestras eran analizadas en el Laboratorio Nacional de
Referencia Forestal de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales
(Semarnat), con el fin de que se hiciera la determinación taxonómica y se
dictaminaran las medidas fitosanitarias correspondientes.
La Coordinación General de Comunicación Social de la Profepa
se encargaba de elaborar reportes públicos semanales de inspección de los
embarques y la detección de plagas, así como las acciones emprendidas para
evitar su diseminación en bosques nacionales.
Las plagas interceptadas eran principalmente insectos
conocidos como picudos y gorgojos (Cylindrocopturus furnissi), (Otiorhynchus
rugosostriatus, Sciopithes obscurus), mosquita agallera (Contarina constricta),
avispas (Polistes dominula), así como palomillas de la familia Pyralidae.
Los árboles que se importan a México en esta temporada
llegan principalmente de Estados Unidos: Abeto de Douglas (Pseudotsuga
menziesii), Abeto Noble (Abies procera), Abeto de Nordmann (Abies
nordmanniana), Abeto Grande (Abies grandis), Abeto de Fraser (Abies fraseri) y
Abeto de las Rocallosas (Abies lasiocarpa).
Fuentes de la Profepa confirmaron a Excélsior que el
operativo especial a cargo de la Subprocuraduría de Inspección Industrial no
contó con presupuesto y los pocos recursos que habían se utilizaron para
reforzar la vigilancia en el Alto Golfo de California.
Explicaron que el reducido personal de las delegaciones
asignado a los puntos fronterizos, revisa en la medida de lo posible los
embarques de árboles de Navidad, al tiempo que atiende sus demás tareas de
inspección de residuos peligrosos, vida silvestre y de las tarimas de madera
que traen los camiones de carga que ingresan a México, entre otras.
Lo que es un hecho, es que a punto de terminar la temporada
de importación de árboles de Navidad, la autoridad ambiental no ha informado
absolutamente nada sobre la revisión o en su caso devolución de embarques por
contener plagas peligrosas para el país.
En 2019, la Profepa revisó 617 mil 955 árboles de Navidad y
regresó tres embarques con cinco mil 178 pinos, que equivalía al 0.84 por
ciento de los ejemplares inspeccionados.
En 2018, se verificaron poco más de 640 mil árboles y fueron
regresados 1.2 por ciento, es decir, siete mil 735 ejemplares por contener
plagas, de conformidad con la Norma Oficial Mexicana 013.
Mientras que en 2017, se regresaron 15 mil 621 árboles de
645 mil 397 árboles que fueron verificados, equivalentes al 2.4 por ciento de
los inspeccionados.
Los nueve puntos fronterizos por donde entran los árboles de
Navidad a México son las aduanas de Mexicali y Tijuana, en Baja California;
Nogales y San Luis Río Colorado, Sonora; Reynosa y Nuevo Laredo, Tamaulipas,
así Colombia, en Nuevo León.